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sábado, 29 de agosto de 2020

Una luz que se apagó




Una luz que se apagó
Generalmente solemos pensar que la vida tiene un ciclo que culmina con la vejez, sin embargo, una y otra vez, nos muestra una realidad que nos llena de sobresalto. Hace unos días recibimos la triste noticia del accidente acontecido a la maestra Lorena Vázquez Payán y su hija, «quien afortunadamente solo recibió golpes ligeros»; estábamos enterados de la gravedad de su salud, pero siempre estaba latente la luz de la esperanza, esperando que Dios se manifestara en su grandeza y le devolviera el equilibrio a su cuerpo tan dañado.
Hoy ese brillo desapareció, su alma y espíritu volaron a otros confines del espacio; despojándose de su equipaje terrenal y dejando un duelo profundo en su familia, alumnos, compañeros de trabajo, amigos y conocidos.
Tuve la suerte de conocerle y tratarle como amiga, madre, abuela y maestra, solo bueno recuerdo dejó en mi memoria; siempre preocupada por conseguir materiales didácticos, estrategias de enseñanza y nuevas situaciones didácticas para implementar en los centros educativos donde se desempeñaba.
He observado que desde el día de ayer que se informó de su deceso, la comunidad se ha volcado en lamentos, condolencias y manifestaciones de dolor, angustia y pesadumbre por esa vida que aún estaba en pleno esplendor de su verano.
Permitamos que las memorias cual semillas esparcidas en cada uno de los que tuvimos la suerte de conocerle y convivir con ella, florezcan y externen su fragancia para que llegue hasta el infinito y Lorena pueda observar con beneplácito el cariño que sembró en la tierra.
Aunque la ausencia perfore el alma, abracemos su recuerdo y acompañemos con nuestras oraciones por la resignación de su familia y el descanso de su alma.






Carta para mamá Cira








Hgo del Parral, Chihuahua, 19 de agosto del 2020
Querida mamá Cira
Sabíamos que era nuestra abuela, pero siempre le llamamos y consideramos como una segunda madre. Esta misiva lleva la intención de volar por el firmamento, llegar hasta su hogar en el cielo, donde seguramente se congratula con la presencia de sus amados hijos, de abuelito y las raíces generacionales que ahí habitan. Sus entrañas regaron fruto fértil en tierra, y ellos a su vez hicieron su cometido. Las flores diseminadas no solo compartimos apellido y fragancia, sino que albergamos recuerdos y memorias atesoradas del tiempo que vivimos a su lado. Su imagen era parte central del escenario comunitario y familiar. En todos los eventos y recuerdos de mi niñez, adolescencia, juventud y parte de mi madurez figuran; solo que mi mente no puede registrarla joven, siempre aparece como esa viejecita dulce de ojos amielados, espalda corva y sonrisa bondadosa; con una pañoleta atada a su cabecita blanca; sus pasos y sus leves murmullos avisaban de la cercanía de su presencia.   Era común el visitarla en su casita cuando éramos pequeños, pero en la medida que los nietos nos fuimos emancipando, usted era la encargada de llegar cada día hasta nuestro hogar a una hora determinada, era como una costumbre, un rito de acompañamiento, nos escuchaba, respondía nuestras preguntas, tomaba café, fumaba sus cigarrillos, en su veía el reloj y luego se disponía a visitar otro espacio. Este recorrido se hizo por muchos años, su presencia era parte importante del día, sabíamos que llegaría y nos comentaría las últimas novedades que alcanzó a escuchar en la casa anterior; como gozaba de sus narraciones, de los eventos que describía, porque su mundo se desarrolló en el pueblo, solo visitó la ciudad más cercana en contadas ocasiones. En las fiestas y reuniones familiares, así como en la iglesia, su vocecita entonada acompañaba las melodías con el tarareo, no conocía la letra de las canciones, pero daba un acompañamiento excelente. Estoy segura que es parte de la orquesta de los ángeles en el cielo y que sus notas armónicas siguen endulzando los oídos de los querubines.
Gracias mamá Cira, por los cuidados, abrazos y cariño recibidos, porque esta misiva me permitió traerla de vuelta y constatar que sigue viviendo en lo más profundo de mi corazón. Dios fue benevolente y amoroso, nos permitió gozarla una larga y saludable vida. Finalmente, después de más de nueve décadas la flama de su existencia se fue apagando; su tenue luz y manos que se aferraban a las nuestras, pudimos hacer  patente  el respeto y gran amor que le profesamos, despidiéndola entre flores, abrazos y llanto.
                                                                         Le ama por siempre, su nieta Cuquis Sandoval


jueves, 27 de agosto de 2020

Educación virtual



Foto tomada del periódico Excelsior Agosto 27 del 2020

La educación virtual 

 “El mundo de la educación requiere constantemente reinventarse para no perecer ante la indiferencia del estudiante de hoy, expuesto a diversos estímulos visuales e interactivos desde sus primeros años de vida” - Eduardo Martínez 

Indudablemente los cambios son parte inherente de nuestro caminar. Este artículo incursiona en un breve recorrido de la educación, que nos permita un asomo a la situación escolar que prevalece actualmente y a los retos y dificultades enfrentadas. La educación a distancia ha existido desde tiempo atrás, se enviaba el material a estudiar por correo postal, contestando los ejercicios y exámenes y al final se podía obtener un certificado que daba fe de la preparación recibida. Una de las condiciones es que el estudiante debía tener mayoría de edad. 
 Con la entrada de la tecnología, los sitios educativos crearon nuevos escenarios de oportunidad para acceder al conocimiento; aprender de forma autodidacta, alcanzar la metacognición y reforzar los aprendizajes. Algunas plataformas como “you tube” alcanzaron su máximo esplendor con el apoyo de tutoriales para fortalecer y adquirir nuevos conocimientos, llegando a convertirse en herramientas de primera mano del docente. Hoy en día, la pandemia ha insertado una nueva realidad en todos los ámbitos de nuestra vida; en lo que respecta a la escuela, los cambios han sido inmensos y significativos. Las conductas se forman por la repetición de hábitos, de tal forma que, a pesar de estar en constante cambio y movimiento, algunas situaciones seguían siendo tan cotidianas como al inicio de la escolarización. La escuela abría sus puertas, recibía a los actores y empezaba el diario devenir; con una organización vertical y atendiendo las indicaciones de las autoridades educativas. 
La vida escolar transcurría con las altas y bajas; nuevas currículas, contenidos extensos, capacitaciones magisteriales, horarios, calendarios, y un sinfín de actividades cuyo fin persigue la socialización, adquisición de conocimiento, movilización de saberes, reforzamiento de actitudes, valores y destrezas, mismas que al incorporarse a la vida diaria, deberían ser plataforma para mejorar el ser y hacer de cada individuo ante la sociedad. La pandemia llegó de improvisto, no hubo tiempo de planear con antelación, los ajustes se han ido haciendo en el camino. 
A nivel mundial se precisó la necesidad de cerrar espacios que alberguen masas, entre estos se encuentran principalmente las escuelas, por el conglomerado que presentan y la capacidad destructiva y de expansión que tiene el virus. Han sido algunas las alternativas de educación propuestas; se han utilizado una diversidad de herramientas tecnológicas que permiten crear el vínculo de atención entre escuela y alumnos; como el uso de páginas de Facebook, WhatsApp, Classroom, y últimamente la televisión, Zoom, Google meet y Skype, entre otras. 
 Sin embargo, son muchos los obstáculos, deficiencias e inequidades que están dejando ver su realidad; primeramente la situación económica de una gran mayoría de la población, que carece incluso de lo más básico para la supervivencia; desigualdades sociales que ponen en desventaja a los más vulnerables, aunado a que son los padres de familia o cuidadores principales quienes se convierten en monitores de primera mano para apoyar el proceso de enseñanza, incurriendo en muchos casos en la desesperación y violencia psicológica y física contra los estudiantes ante la encomienda y magnitud de la tarea para la cual no están preparados. Otro factor importante es referente a la infraestructura endeble, cableados deficientes, se caen los sistemas, se va el internet o en el peor de los escenarios, hay lugares que no tienen el acceso a este. 
Respecto a los docentes se presenta otra desventaja, ya que, a más edad cronológica, más dificultades entraña el uso adecuado de los medios tecnológicos. Así mismo, las políticas educativas se perciben tambaleantes, indecisas, ya que, al desconocer el alcance de la pandemia, han surgido cambios y decisiones sucintas. Ante este panorama, solo queda el rayo de esperanza y optimismo que debe prevalecer ante las circunstancias adversas. 
 Deseando un fructífero año escolar, salud, bienestar y sobre todo, poder avizorar el fin de la pandemia.

Ventanas del alma. Página 54

Alejandro, era un hombre guapo, de buena estatura y complexión física, poseedor de bellos ojos amielados, en su mejilla se dibujaban dos hoyuelos al hablar o sonreír, con pelo rizado; a pesar de su buena apariencia, nunca contrajo matrimonio. Se dedicaba a las labores del campo, sembraba una parcela que tenía a la orilla del río, y cuidaba las cabezas de ganado que poseía. Vivía en casa de su madre, compartiendo techo con su hermana menor, quien tampoco le gustó la vida de casada. Él era el proveedor principal de la familia. Generalmente su único trabajo consistía en cuidar animales y tierra, traer leña, y vender ganado para tener dinero para cubrir las necesidades básicas del hogar. Corría el año de 1978, él contaba con cuarenta y cuatro años de edad, cuando fue invitado a trabajar como policía del municipio de Balleza, Chihuahua; un poblado pequeño con aproximadamente 2000 habitantes; a pocos días de su inclusión a la corporación policiaca, su carácter antes afable y conversador, dio un giro completo. Se mantenía pensativo, cabizbajo y empezó a mostrar comportamientos alarmantes. Hablaba solo, tenía una percepción delirante, el brillo de su mirada se fue opacando y una noche, se levantó en paños menores para perseguir a unos asaltantes imaginarios que rondaban su mente. Fecha fatídica donde se perdió completamente en el mundo de la locura. Su hermana mayor, busca una camioneta para que lo trasladen a la ciudad de Chihuahua, lugar donde se encuentra el hospital psiquiátrico recomendado por el galeno del pueblo, quien debió amarrarlo con una sábana y sedarlo para que no intentara bajarse del vehículo en movimiento. Pudimos conocer un poco de ese lugar, a través de las palabras atormentadas de su hermana, quien narraba angustiada el dolor de dejarlo completamente solo y perdido en sus delirios. A los pocos días volvieron a la ciudad para enterarse de su estado, no les permitieron verlo porque se encontraba indispuesto de salud; producto del tratamiento con violentas duchas frías y baños de asiento que le proporcionaban para fortalecer su sistema nervioso. Dos días después, de esa visita infructífera, la familia fue notificada con un telegrama de que debían pasar al hospital a recoger el cuerpo de Alejandro, asentando en el acta de defunción, causa de muerte: “Bronconeumonía fulminante”. El dolor de su partida marcó la existencia de la familia, sobre todo de su hermana, quien se consideraba culpable de haberlo llevado a ese lugar donde, en la búsqueda de su sanación mental, encontró el fin de su existencia. Aunado a ese duelo, quedó insertado en el contexto familiar, el fantasma del miedo; la desesperación e impotencia al recoger su cuerpo inerte, no les permitió ahondar sobre la génesis, desarrollo y comprensión de su enfermedad. La mirada que quedó grabado en los corazones de la familia, no fue aquella que lo caracterizó por tanto tiempo; en su lugar, aparecen sus ojos desorbitados, gravitando en un mundo de terror, imágenes inexplicables para quienes le amaron, desconociendo esa frágil línea entre locura y cordura.

sábado, 22 de agosto de 2020

Reseña "El libro de la enfermedad"

Esta reseña salió publicada en la Revista Literaria Pluma, X edición, Mayo del 2020. Este poema de largo aliento me atrapó de inicio a fin, motivo principal por el que escribí la reseña y recomiendo ampliamente su lectura.
https://es.calameo.com/books/005987299655a57b7a6bf   Página 250





Desde Argentina, por el relato: "Ventanas del alma"

Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día.

martes, 18 de agosto de 2020

Último adiós

"Cuando alguien a quien amas se convierte en un recuerdo, la memoria  se convierte en un preciado  tesoro, donde queremos acaudalar todos y cada uno de los instantes de vida".

Una comunidad se conforma por cada uno de los habitantes que la moran, son quienes le dan sustento contextual e histórico; sus interacciones van conformando la memoria colectiva, por lo que todos y cada uno es importante para su desarrollo. De tal manera que cada pueblo va conformando sus ritos, costumbres y tradiciones y estos van trascendiendo generacionalmente.
Quiero hacer mención de uno de los ritos funerarios que se llevan a cabo en los Estados Unidos y que atrapó mi atención positivamente. Después del servicio funerario, se reúnen en la casa del difunto, llevan comida, bebidas y efectúan una especie de reunión social, forman pequeños círculos de convivencia que se van intercambiando y el tema central es referente a los buenos recuerdos que deja la persona en ellos.
Es una manera de despedirse, de rendirle respetos a quien emprende el viaje definitivo, incluso de aportar anécdotas y memorias que algunos de los deudos desconocían.
Bajo esta premisa y con el permiso de los administradores del grupo y los respetos y consideraciones que me merece la familia Villalobos, Villalobos, quiero hacer mención de algunas cosas que recuerdo de Agustín Villalobos; así mismo, debido a la contingencia sanitaria que estamos atravesando, nos es imposible acompañarles físicamente en este momento tan doloroso, por lo que podremos aportar recuerdos agradables de Agustín, que puedan servir de bálsamo y consuelo a sus deudos.
Cuando yo era pequeña, no había muchos carros de motor en el pueblo, él fue una de las pocas personas que tenían camioneta; manejaba con extrema precaución, llegaba y se estacionaba al frente de la tienda y bajaba ceremoniosamente a comprar sus cigarros “Raleigh” 
Su esposa, una mujer sumamente bella y cinco hijos con los que tuvimos la suerte de concurrir en distintos espacios y contextos.
Un hombre emprendedor, negociante, muy inteligente, ganadero, respetuoso y amable, quien se ganó el reconocimiento y aprecio de la gente que tuvimos la suerte de conocerle.
Tuvo una vida plena, rodeado de sus seres queridos; su cuerpo fue mostrando los signos y síntomas de la edad y hoy regresa a la tierra que le vio nacer.
Rogamos  al creador por la paz de su alma, la pronta resignación de su esposa e hijos y que brille para él la luz eterna.
Cada vez que alguno de sus moradores emprende el viaje final, se lleva consigo un trocito de la vida comunitaria; la vida sigue, pero ya nada es igual.

lunes, 17 de agosto de 2020

Soplos de Recuerdo. Revista Latina N.C.

https://www.revistalatinanc.com/2020/08/15/amor-filial/







Soplos del recuerdo

Oh, ¿dónde han quedado?
aquellos pequeños del ayer
me sumerjo en los laberintos de la memoria
buscando indicios de esos cambios
entonces imperceptibles…
demasiado sutiles y comunes
para ser visibles

Fueron tropezando con laderas
con montañas nebulosas y caminos curvos
penetraron en sigilosas cuevas
sumergidos en la bruma de la mar

En el transitar de la vida
dejaron regada su inocencia, juegos y candidez
y un día sin darme cuenta
brotaron semillas y rosas por doquier
su rostro se iluminó
su corazón se cubrió de estrellas
de galaxias
de pasión como común denominador

El mundo es un parto constante
Uno a uno
Les crecieron alas y dejaron el nido
y mis ojos formaron un río
de ausencias y espacios baldíos

Debí sobreponerme y aprender
a mirar desde el faro de sus tormentas
sus naufragios y tantos desafíos
observé la construcción de su armadura
las máscaras de hierro
y el ciclo de la historia
volvió a repetirse

La joven se transformó en mujer
el adolescente en hombre
luchando por la supervivencia
y la búsqueda de bienestar
sus hijos están creciendo
y el tiempo no pueden aprisionar





sábado, 15 de agosto de 2020

Antología "Emociones en tiempos de pandemia"




La Presidencia Municipal de Hidalgo del Parral, Chihuahua, a través de la Instancia Municipal de la Mujer, dirigida por la entusiasta y comprometida maestra Luz María Aguirre, tuvo a bien convocar a la ciudadanía a participar en la elaboración de un texto cuya temática girara en torno a la pandemia. El propósito central era buscar la catarsis y el desahogo emocional, así como el dejar un testimonio escrito de una situación histórica que la humanidad está atravesando. Atendieron a la convocatoria veinte mujeres y dos varones, utilizando distintos géneros literarios: narrativa, poemas y corrido.
La edad de los participantes oscila de entre las dos hasta las siete décadas. La voz emerge desde estudiantes, amas de casa, un intendente jubilado, maestras, poetas y escritores con una amplia gama de experiencia; todos unidos en un solo sentir, en un latido de corazones que volcó en papel sus emociones trascendiendo sus sentimientos y letras a la posteridad.
Participantes: Guadalupe Suárez Alvarado, Cinthia Gabriela Portillo Fierro, Alejandra Noemí Gallegos Baeza, Cuquis Sandoval Olivas, Patricia Pérez, Emmanuel Barrón, Germán Pérez Talamantes, Dinorah Gutiérrez Andana, Renée Nevárez Rascón, Cecilia Hayde Díaz Nuñez, Lilia Rosa Juárez Martínez, Erika Barraza Acosta, Margarita Pérez Meraz, Mariana Catalina Muriel Moriel, Rubí Myers, Victoria María Montemayor Galicia, Irene Martínez Gutiérrez, Rosa Elia Chávez Acosta, Zulema Holguín Sánchez, Maura Clío Perséfone Medina Nevárez, Anabella Rodríguez González

Revista literaria Pluma. Con el poema "Palabras migrantes"

Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día.

jueves, 13 de agosto de 2020

Poema Palabras migrantes. Publicado en Revista Independiente José Revueltas.Pag. 26

Homenaje póstumo

Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día.
https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/homenaje-postumo-5618009.html

Si das click al link de arriba, te llevará directamente a la publicación en el Sol de Parral, el cual hace un homenaje a una parralense, quien aunque no murió directamente por el Covid 19, de acuerdo a la emisión del certificado de defunción, la psicosis que vivió en el hospital como enfermera, tuvo un impacto muy fuerte en su vida.


Homenaje póstumo
Se puede soportar el dolor si lo convertimos en una historia
Isak Dinesen

La muerte es el destino final de todos, sin embargo, albergamos la esperanza de transitar por las cuatro estaciones de vida. Para quienes han sido víctimas del ataque pandémico o implicaciones derivadas de este, se despliega una cortina de dolor y lágrimas. Este escrito hace referencia a vida y muerte de la parralense María del Rosario Ozaeta Pérez, (1981-2020).  Pretende rescatar un poco de la esencia y fragancia de su ser, esparcida a través de la gente que amó, los espacios que concurrió y la profesión a la cual dedicó su vida laboral.
La palabra escrita sobrevive, deja huella y trasciende a través del tiempo, da forma a la fugacidad de la vida cotidiana, permite ser más humanos, replantear las experiencias e interpretar las perspectivas de realidad. 
Cada personaje es como un pequeño barco que navega en el mar de la vida, llega a los puertos, visita islas, es divisado y alumbrado desde los distintos faros; de pronto una tormenta le hace desaparecer, sólo queda el recuerdo de lo que fue y las suposiciones de lo que pudo haber sido en el futuro. Le sobreviven su madre Teresa Pérez Talamantes, sus hermanos: Lidia Rafaela Ozaeta Valenzuela, Manuel y Miguel Ángel Ozaeta Pérez.
Ella era llamada y conocida desde pequeña como “la Chapis”, sobrenombre derivado de su corta estatura. Tenía el cabello rubio y una sonrisa encantadora. Sus pómulos mostraban unos pequeños hoyuelos al sonreír, le gustaba bromear y sus ojos color miel expresaban amor y gratitud por la vida.
Nació y creció en Hidalgo del Parral, Chihuahua, sus estudios los realizó en la secundaria técnica 31, la preparatoria Ramón López Velarde y se gradúo en la Facultad de Enfermería y Nutrición de la Universidad Autónoma de Chihuahua, teniendo el privilegio de ser la segunda generación egresada de la institución.
Se desempeñó como enfermera en Ciudad Juárez, Chihuahua en la clínica 35, del Instituto Mexicano del Seguro Social, lugar donde permaneció por espacio de cuatro años; hasta conseguir su cambio a la clínica 6 de la misma ciudad, lugar donde prestó sus servicios por diez años, hasta su fallecimiento, el día 15 de mayo del 2020.
En ese lapso de tiempo se bautizó en la Iglesia Apostólica de la fe en Cristo Jesús, permaneció soltera dedicando su vida al servicio de su trabajo y a cultivar su espíritu, sin perder su vivaz entusiasmo y dinamismo que la caracterizaba desde pequeña.
Su padre falleció en el 2016, por lo que al quedar sola su madre, la lleva a vivir con ella a la ciudad fronteriza. De acuerdo a versiones emitidas por su hermano Miguel, dice que en los primeros días del mes de abril del año en curso, recibió una llamada de su parte con un tono de voz desesperado, donde le solicitaba fueran a recoger a su madre, porque la situación en el hospital se estaba tornando muy complicada. Empezarían a recibir pacientes de Covid 19 y ella temía ser agente trasmisor de contagio hacia su progenitora.  Trasmitía en sus conversaciones las situaciones que estaban viviendo dentro de la clínica, la agonía de los pacientes, la tristeza y desesperación de las familias y la zozobra de estar navegando en ese mar de incertidumbre, enfermedad y dolor agónico.
Ella había descuidado la activación física de su cuerpo, por lo que la obesidad era parte integral de su persona; como cuidadora de la salud, sabía que esta, era un detonante propicio para albergar al virus, razón aunada a las experiencias vividas, que fueron acrecentando su nerviosismo y psicosis ante la invasión de ese huésped inesperado. Un día presentó un cuadro de insuficiencia para respirar, los resultados de laboratorio dieron negativo ante el Covid por lo que fue enviada a casa, sin embargo, la situación se fue agravando requiriendo el uso de un respirador, hasta presentarse el fatal desenlace. “la Chapis había muerto”, la causa de su deceso quedó escrito en el acta: Infarto por obesidad”.
Chapis, que tu recuerdo cimbre montañas, que los ecos taladren las entrañas de la tierra, que se eleven por el firmamento y que el mundo recuerde tu presencia en cada enfermera y persona al cuidado de la salud.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Reseña televisiva de "Las chicas Gilmore"

Invitándoles a leer esta reseña. Pueden entrar directamente al enlace o leerla desde este blog.
 Las chicas Gilmore
Serie de televisión
Género: comedia y drama 2000-2016
Creada por Amy Sherman –Paladino

Reseñada por Cuquis Sandoval Olivas 



 La reseña actual presenta brevemente el impacto y trascendencia del cine y televisión en el entretenimiento y cultura del gusto de la población, como preámbulo introductorio de la serie televisiva “Las chicas Gilmore”. El cine nace en 1895 y en 1911 se clasifica como el séptimo arte. El orden otorgado no tiene relación con la importancia y preponderancia de éste, bien lo expresó el escritor y político mexicano José Vasconcelos: “Donde quiera que ha habido arquitectura, ha existido también filosofía; no se llega a construir con gracia y ligereza, con majestad y armonía, mientras no se conquista, en lo espiritual, el orden armónico y sólido de una doctrina filosófica coherente y comprensiva”. Al formar parte de un todo, la unicidad se va concatenando: no hay poesía sin palabras y poetas; no hay cine sin historias que contar, sin la creatividad de la literatura, de los reporteros, escritores, innovación tecnológica, la ciencia y de cada una de las aportaciones al desarrollo del conocimiento. Después del cine llegó la televisión, como un formato audiovisual, en una pantalla más pequeña brindando fuente de información y entretenimiento en el núcleo del hogar. Las historias presentadas en los libros se llevan a la pantalla con las adecuaciones pertinentes que el productor va sugiriendo, la búsqueda de los mejores candidatos para interpretar y dar vida a los personajes. Las series televisivas han sido un recurso muy visitado en las últimas fechas, la diversidad abarca distintos géneros y duración que se divide en episodios y temporadas. Las chicas Gilmore, es una serie que inició en Estados Unidos desde hace dos décadas, sin embargo, sigue cautivando al público en general, atrapando la atención de inicio a fin de su trama, misma que se desarrolla en un pueblo cuyo nombre es ficticio, cerca de la gran metrópoli en Connecticut, pero que alberga los ideales, valores, costumbres y convivencia de las comunidades rurales, donde todos los habitantes conocen la vida de sus vecinos, se ayudan y apoyan mutuamente y toman decisiones en consenso para el bien común. Los eventos culturales, sociales y múltiples celebraciones son parte inherente de la trama, los espacios comunes, sueños compartidos, las pérdidas e infortunios, sobresaliendo el respaldo solidario que aportan los protagonistas con su temperamento y carácter distintivo con que caracteriza a cada uno de los personajes, así como sus habilidades y destrezas. Como en la vida misma, se vislumbran las clases sociales, quienes gozan de un alto poder adquisitivo, trabajo remunerativo holgado y vida en sociedad relajada, no por ello exenta de las vicisitudes y problemas cotidianos que aquejan al ser humano. Por otra parte, los que van sobreviviendo con el trabajo diario, la necesidad de acudir a préstamos bancarios tratando de adquirir algún bien material y los esfuerzos constantes de salir adelante. Los pequeños empresarios desempeñan un papel significativo, donde cada uno aporta a la comunidad y a la vez hace de esto su modus vivendus: el tendero, quien atiende la cafetería, la pastelería, la posada u hostal, las ventas en la plaza, la pizzería, librería, la escuela de baile y teatro, además de los establecimientos necesarios que brindan comodidad y bienestar en común. Las relaciones familiares, las coyunturas y fricciones que se dan en padres e hijos; emociones, sentimientos y relaciones tormentosas que se van tejiendo cuando se quiere imponer la voluntad sobre los otros. Se abordan ampliamente temas de familia, de relaciones generacionales, amistades, escuela, comunidad, música, interculturalidad y muchos otros más. Las protagonistas principales brindan un escenario de aprendizaje permanente, el amor filial entre madre e hija es una constante a lo largo de la trama. Al ser una mamá soltera adolescente enfrenta a sus padres y a la sociedad al tratar de salir adelante, dejando las comodidades de su hogar y creciendo a la par de su pequeña, quien es educada en los preceptos de libertad y responsabilidad. Se vive con intensidad el crecimiento y maduración de Rory, tanto en lo personal, familiar, social y en el ámbito escolar. Ella es una chica dedicada al estudio, con metas y objetivos claros con respecto a su futuro, trabajando diariamente para llegar a estas, sin permitir que le dañen u obstruyan su camino las personas difíciles que intentan lastimar su autoestima y seguridad, demostrando con acciones contundentes que la mejor forma de sobrellevarlas es ganándose su afecto y confianza. El hábito lector se promueve a lo largo de la serie, desde su escuela secundaria Rory lee diversos textos y géneros literarios, vínculo que le acerca con Jess; se hace referencia a más de trescientos textos, el libro es su eterno acompañante al igual que una humeante y sabrosa taza de café. Se extrae de este contexto literario, el desarrollo de las habilidades comunicativas tanto en la comunicación oral como escrita. Los valores universales que se viven son extraordinarios: amistad, lealtad, compromiso, empatía, solidaridad, etcétera. Claro está, que debe presentar semejanza con la realidad que es lo que da veracidad, empatía y credibilidad a las historias; visualizando yerros y desaciertos, dudas e incertidumbres, el distanciamiento familiar y la percepción de las relaciones interpersonales con fracturas difíciles de subsanar. Hay contextos muy determinantes, como el arraigo con el entorno familiar y comunitario, los vínculos afectivos de por vida que se tejen en la escuela, estrategias didácticas utilizadas por los docentes, las diferencias abismales en la educación pública y particular, la coordinación y dirección de los encargados de estas, el costo económico que implica acceder y sostener una carrera en un colegio privado, la vida universitaria, pero sobre todo, el compromiso del estudiante para adquirir los conocimientos necesarios y salir con un título que será su carta de presentación en el mundo. El emprendimiento es uno de los atributos muy destacados, el empezar a construir desde los sueños, la consecución de estos, cimentando con una plataforma firme su estructura. La comida se presenta en forma consecutiva como un manjar, la chef Sookie se encarga de presentarla en múltiples formas que atraen la atención y despiertan las papilas gustativas. Aprendiendo que todo lo que se hace con amor, dedicación, conocimiento y experiencia, llega a ser un complemento ideal para la mesa, que es donde se tejen las relaciones amistosas y familiares, se nutre el organismo y se experimenta la felicidad al complementar los sentidos: sabor, olor, vista y tacto. A lo largo de siete temporadas permitieron reír con sus diálogos picarescos, sufrir por sus desventuras, llorar por sus pérdidas y emocionarnos por sus logros. El último episodio se emitió en Estados Unidos en 2007. Todos y cada uno de los personajes fueron acogidos con entusiasmo y expectación de conocer su trama y desenlace, haciéndolos parte de nuestra vida cotidiana durante su proyección, disfrutando ampliamente la última temporada denominada “las cuatro estaciones de las chicas Gilmore” en 2016. El final ha dejado abiertas las puestas para una continuidad de la historia. Esperamos con ansia que nuevos escritores se sumen al proyecto y logren tener el impacto y trascendencia que esta serie dejó en la mayoría de los televidentes.

martes, 4 de agosto de 2020

Revista Perro negro. Shakira y Perry pag. 86


La historia de mis perros está en esta página.








Shakira y Perry
Soy Shakira, tengo cuatro años, y de acuerdo a la tabla equivalente de vida perruna, serían 36 en el ser humano; de tal forma, que he acumulado grandes experiencias y aventuras que quiero compartir con ustedes.
Dicen los humanos que los perros visualizamos en blanco y negro, no lo sé con certeza, pero cuando veo aparecer en la puerta del patio a Cuquis y Jorge, todo mi mundo se pinta de color, experimento una serie de emociones que paso enseguida de una pasividad pasmosa al estar postrada en el piso,  a enloquecer en segundos; parece que se enciende una chispa en mí, que me da cuerda y me inyecta energía solo con su presencia;  empiezo  a correr por todo el espacio que me tienen asignado, entro al jardín, salgo por pequeños huecos que he construido entre las plantas,  brinco,  emito ladridos de júbilo, cual si quisiera expresarles el mucho amor que siento en mi corazón.
Corro a su encuentro y les abrazo con toda la efusividad posible.  Estoy un poco grande y obesa, por lo que varias veces, con mi abrazo afectuoso, Cuquis se tambalea como hoja que mece el viento, y en muchas ocasiones cae al piso. Yo pienso que está jugando, por lo que rápida y presta brinco sobre ella, lamo su rostro y manos y permito que mi cuerpo quede encima del suyo; no entiendo porque de pronto ella se enoja y empieza a gritar, sube sus manos para cubrirse el rostro y pone su cuerpo en posición fetal.
Para mí es una invitación a seguir jugando y brincando, hasta que llega Jorge en su auxilio, emite un tremendo grito y es suficiente para que yo salga corriendo lejos de su alcance. No es que me haya golpeado, simplemente es que tiene tanta determinación en su voz, que mejor corro fuera de su alcance; no así, Cuquis, que puede gritar y gritar, pero sé en el fondo que lo único que quiere es demostrarme su cariño. Estoy consciente del amor me profesan, de ser depositaria de su confianza, entender sus tristezas y alegrías, brindarles seguridad; cuando salen fuera, les extraño tanto, pero me encargo de cuidar la casa.
 Empezaré a narrarles mi historia desde el principio. Nací dentro del seno de una familia Rottweiler, mis padres parecían figuras majestuosas de cuarenta kilos que se erguían sobre nosotros para cuidarnos; con un pelaje aterciopelado   de color negro en gran parte del cuerpo, el pecho y patas caoba claro. Ambos con la cola corta, (destino que también me tocó experimentar cuando cortaron mi rabo) y una lengua larga rosada que casi siempre está por fuera de su hocico, dejando entrever unos filosos colmillos.
De pronto sentí que unas manos me arrancaban de la ubre de mamá, me encontré con unos ojos hermosos que me miraban llenos de admiración. Sus manos me acariciaban y balbuceaba muchas palabras que aún no podía entender.
Carlos, joven de veinte años llegó conmigo a casa, me presentó ante sus padres y dijo que se haría cargo de mí.   Sufrí ansiedad al desprenderme de mi familia; buscaba la seguridad de un abrazo protector, esa noche, lloré incansablemente, estaba solita, envuelta en una cobija dentro de una caja de cartón en el cuarto de lavandería. No paré de gemir lastimosamente, hasta que mi sufrimiento penetró en sus oídos y corazón y, desobedeciendo las órdenes de sus padres me llevó dentro de la recámara y me acunó en su pecho. Cuando el sol entró por la ventana, estaba tan plácidamente dormida a su lado, que solo el rugir de mis tripas me obligó a despertar. Me preparó una leche espumosa y calientita que fue un manjar para mi estómago hambriento; acto seguido, hizo un recorrido conmigo en brazos para mostrarme la casa, ¡era enorme!
Dicen que los perros reencarnan en otros, quizá sea cierto, porque todo me empezó a ser familiar, como si ya lo hubiese visto en otro tiempo. Esa sensación la sentí especialmente con los padres de Carlos, me daban tanta seguridad, que sentía me habían cuidado por siempre. La novedad de mi presencia pasó rápido para este joven. Un día, al buscar su presencia, mis ojitos vislumbraron a lo lejos una figura extraña, ¡era un cachorro! ¡Sorpresa que me llevé!, totalmente diferente a mí, no es que hubiese visto mi figura en un espejo, sino que vi a mi familia y por consiguiente supe que esa era mi apariencia.
Perry, dejó entrever una mirada temerosa, era un perrito sin raza definida, con un cuerpo alargado y patas cortas, con cara de chihuahua y de color morrón claro. No entendía el por qué se escondía de los humanos, en cuanto ellos aparecían, él corría a ocultarse entre las plantas del inmenso jardín; no se acercaba al plato de comida hasta que quedábamos solos en el patio. Teníamos la misma edad, pero obviamente yo era mucho más grande, inteligente y fuerte, por lo que desde ese momento tomé el rol de liderazgo. Primeramente, compartíamos platos de comida y lechos separados. Perry esperaba pacientemente a que yo terminara de comer, para luego hacerlo él y correr a esconderse con el rabo bajo sus patas. Cada vez que intentaban acariciarlo, huía en una carrera desenfrenada. Me fui ganando su confianza, y en la medida que me permitió estar cerca y compartir juegos, se propició el acercamiento con las personas a nuestro alrededor.
Fuimos desarrollando un vínculo indisoluble, desde entonces Perry duerme encima de mí, tenemos una increíble sincronía en todo lo que hacemos; conocemos exactamente la hora en que nos sacan a pasear, por lo que empezamos a rasgar la puerta y ladrar; apenas salimos fuera de nuestro entorno, disfrutamos enormemente corretear y asustar a los gatos.  Perry enfrenta a los perros más grandes sabiendo que estoy lista para defenderlo.  Yo he crecido alrededor de sesenta centímetros y él sigue estando pequeñito.  
A los 9 meses tuve mi primer ciclo de calor y empecé a expulsar un flujo marrón rojizo, me sentía cansada y con dolores en el cuerpo, no entendía el por qué Perry quería estar más cerca de mí. En una ocasión trajeron a casa a otro perro de mi misma raza para que me preñara y Perry sufrió tanto, no paraba de ladrar y de querer enfrentarse a ese monstruo gigantesco que le quería robar mi amor y atención. Finalmente, no permití que ese perro me montara, pero sí corrimos por todo el patio e hicimos tanto desastre que pronto lo regresaron a su hogar.
Atrás de nuestra casa, hay un enorme campo de fútbol y béisbol; el cual solamente está ocupado los fines de semana y eventualmente por algún deportista ocasional; por lo que se ha convertido en nuestro espacio de paseo y ejercitación.
En una ocasión, el perfume de mis feromonas era tan intenso, que atravesó la distancia y muros de paredes; un perro desesperado ladraba afuera de la puerta, buscaba la manera de llegar hasta mi fragancia, por lo que se atrevió a saltar la barda que nos separaba de cuatro metros de altura. Fue inútil su acto desesperado, Perry ladraba tan ferozmente que Jorge salió a revisar, corriendo al intruso a palos. A pesar de mi apariencia feroz, soy tranquila, obediente y muy juguetona, no necesito cuerda al salir a mis paseos, sin embargo, en una ocasión que Cuquis fue a caminar sin la compañía de Jorge, nos sentimos responsables de su cuidado; corríamos alegremente por la pista, cuando de pronto alcancé a ver a un hombre que se aproximó a ella, no me gustó su apariencia, y olvidando las buenas maneras de conducta y socialización que me habían inculcado, corrí y le aprisioné el muslo entre mis colmillos. No fue una mordida fuerte, solamente quería lanzar una advertencia. Fue tanta la preocupación que causó este hecho, que por varios días no salimos de paseo y los posteriores, debía ir atada al cuello con una cuerda. Debo decir que solamente Jorge es lo suficientemente fuerte para detener mi ímpetu de correr desenfrenado. Una vez que uno de sus nietos me sacó a pasear, jalé tan fuerte la cuerda que lo tiré y arrastré por el suelo.
Perry y yo, tenemos la suerte de estar con una familia que nos ama y cuida, y sabemos que cuando acaben nuestros días con este ropaje que vestimos, usaremos uno nuevo y volveremos a encontrarnos.