El Peregrino
Es el título otorgado por el
escritor brasileño Paulo Coelho en 1986. Un trayecto recorrido por Santiago de
Campostela que le abrió el panorama para escribir y publicar su primer libro, se
encuentra ubicado entre los más vendidos y ha sido traducido a más de cuarenta
idiomas; por medio de parábolas, Coelho presenta sus miedos, sueños, flaquezas
y aprendizajes; cita versículos de la biblia, sin adentrarse al tema de una
religión en particular, sino como esa parte espiritual que requiere ser
comprendida y aprehendida (de aprehensión) por cada individuo. Desde su
publicación, ha servido de referente motivacional a miles de peregrinos que se
aventuran a andar ese camino.
Incursionar en sus páginas fue
un reto que surgió del taller de lectura “Leyendo y reconstruyendo”, no fue una
tarea fácil, a pesar de que solo tiene 170 páginas, su lectura ameritó el
digerirse lentamente, ya que para ir teniendo un panorama más completo, fue
necesario investigar sobre los lugares mencionados, tomar notas, buscar palabras
desconocidas y concentrarse en la tarea; pero una vez emprendida la aventura,
se fue viviendo junto con el escritor ese camino que decidió recorrer en
búsqueda de una espada, y que finalmente lo llevó a reencontrarse a sí mismo.
Está catalogado dentro del
género de novela ficcional, quizá porque su tema principal es el esoterismo,
que se conceptualiza como: “conocimientos y prácticas relacionadas con la magia
y la alquimia, por lo que no se basan en la experimentación científica”. Su trama parte de un análisis biográfico e
introspectivo, de sueños e ideales personales, que son trasladados a palabras,
hasta conformar este texto, donde al igual que un rompecabezas, cada página va
sumergiendo al lector a un reencuentro y análisis interno, partiendo de
situaciones y lecciones que todas las personas comunes vivimos, pero que pocas
veces nos detenemos a analizar.
A lo largo del texto se habla
de la antigua asociación esotérica española del RAM, cuyas siglas significan
Rigor, Amor y Misericordia, así como una amplia explicación de esos tres tipos
de amor abordados por los griegos: Eros, Philia y Ágape; el primero entendido
como ese amor pasional, el segundo como el fraternal y el tercero agrupa a
todos los demás, ya que es el amor incondicional, ese que todo lo da y entrega,
como el de Jesucristo.
Una de las muchas bondades que
se han encontrado en este taller de lectura, además de la socialización y el
compartir nuestras experiencias, es que aprendemos de todos y cada uno de los
integrantes. Retomo el principio emanado de la teoría de la Gestalt que dice:
“El todo es más que la suma de sus partes”, porque ahí desmenuzamos cada frase,
párrafo, página, compartiendo y construyendo desde un análisis personal hasta
llegar a la conformación del todo y de todos.
Les invito a leer no solo este
texto propuesto, sino hacer de la lectura un viaje maravilloso que nos permite
adentrarnos en el conocimiento de otras culturas y espacios. A perseguir
nuestros sueños, a encontrar a esos guías que nos ayuden durante la travesía, a
no desistir en la búsqueda y a disfrutar el camino.
Cierro con una de las muchas
citas que este autor aborda: “Las dos pruebas más difíciles en el camino
espiritual son: la paciencia para esperar el momento correcto y el valor de no
decepcionarnos con lo que encontremos.