Espejos de Vida
"La canción terminó, pero la melodía continúa"
Irvinng Berlín (1888-1989)
Esta alegoría fue escrita por un compositor musical estadounidense, haciendo referencia a la muerte, como a un punto final y a la vez, al inicio de un nuevo ciclo, para quien transforma su cuerpo físico en alma y espíritu inmaterial y para los deudos que deben enfrentar su duelo y aprender a continuar la melodía de la vida sin esa directriz y batuta que dirigía los ritmos, sonidos y silencios; sin esos andamios que prodigaban seguridad y estabilidad al ir construyendo las estructuras necesarias en la edificación de sus relaciones personales, familiares y de comunidad.
El día 22 de febrero del año 2023, marca un antes y un después para la familia Javalera Chavira; la mujer que fue brillo, guía, fuente de amor y energía, termina su ciclo en la tierra, exhala su último suspiro y vuela su alma en pos de ese descanso al seguir la luz que dicta la fe de quienes nos arropamos en la esperanza de alcanzar la paz eterna y gozar de la Resurrección en un mundo carente de enfermedad, dolor y sufrimiento.
Blanca Argelia Chavira de Javalera, deja a su esposo, el profesor Mario Eberto javalera Lino, a sus hijas Victoria y Vanesa, a sus nietas y demás familiares con el corazón herido por su pronta y repentina partida.
Cada persona que tuvimos la suerte de conocerla, coincidiendo y compartiendo en alguno de sus distintos roles y facetas, podemos constatar la influencia positiva que su presencia despertaba a su alrededor; su solo nombre evoca el recuerdo de esa sonrisa amable, de la palabra oportuna, del abrazo y mano solidaria extendida para quien necesitaba su apoyo, amistad, calor o cercanía; toda ella era un resplandor de vida y gracia derramada para las personas que circundaban en su contexto mediato.
A sabiendas que la sombra de la muerte nos acompaña en el diario caminar, solemos creer, pensar y esperar, que llegaremos a completar el ciclo de la vida; arribar hasta la vejez, donde podamos dar cobijo, orientación y acompañamiento a las personas que amamos; por lo que al enfrentar una noticia de esta magnitud, no podemos evitar sentir el dolor, impotencia y desamparo ante su presencia, reconociendo nuestra indefensión y vulnerabilidad.
Estas sencillas palabras llevan el cometido de rendir honores a su memoria, de enaltecer al ser humano que con su partida, deja un hueco de ausencias, soledad y lágrimas; Así mismo, llevan la encomienda de fungir como bálsamo sanador al dirigirse a su familia, como una muestra de afecto, solidaridad y empatía ante la terrible pérdida que están enfrentando hoy en día.
Aprender a vivir sin su presencia, implica dar continuidad a la melodía de la vida; añorando y revalorizando los instantes y experiencias compartidas
Como sociedad, hacemos patente nuestras condolencias, el apoyo incondicional en estos momentos de dolor. Como amiga y coterránea de Mario Eberto, va ese abrazo de hermandad, cargado de dolor, pero también de energía y afecto, que ayude a restaurar el equilibrio tan necesario cuando hay tempestad interior donde no se visualiza el consuelo.