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domingo, 29 de diciembre de 2019

Ángel dormido

Ángel dormido
Autora:
Cuquita Sandoval Olivas

Era una noche invernal, cuando su cuerpo dejó
exhaló el último suspiro, y en brazos de Jesús voló
Era una noche tan fría, tanto dolor la abrumó
quería descansar su cuerpo, y su espíritu se desprendió

Era una noche muy triste, todo el universo conspiró
el viento con sus lamentos, la distancia atravesó
Era una noche tan gélida, el frío penetraba al corazón
el mundo perdió una niña, el cielo un ángel ganó

Una noche de diciembre, la flama de luz se extinguió
el cáncer ganó la batalla, la ciencia una vez más perdió
Tantas cosas inconclusas, muchos sueños por hacer
ilusiones y esperanzas ya no podrán renacer

Se quedaron enterradas, atrapadas en el ayer
sólo queda tu recuerdo, no dejarlo perecer
Una noche de contento, nace y germina una flor.
una noche tenebrosa, enmudece y muere la rosa

Solo tenía diez años, dos librando una batalla,
su luz se fue al firmamento,
su ausencia taladra el alma;
callados suspiros y llantos, arropados en el tiempo
sus recuerdos y memorias, viven en nuestro pensamiento

Grietas en el alma

Era una noche como ésta, un 29 de diciembre del 2011, cuando exhaló el último suspiro.
Cáncer
Autora: María del Refugio Sandoval Olivas
Llega de pronto
sin aviso, licencia o permiso
se acomoda en el cuerpo
viaja por la sangre
llevando destrucción
desesperanza, incertidumbre.
Avanza sigiloso
como un asesino tendencioso
malforma, distorsiona, desentona
en la gloriosa armonía del organismo.
Cuando por fin es advertida su presencia
ha reunido un equipaje muy pesado,
entra la vida en pausa, incomprensible
preguntas sin respuesta
búsqueda intangible
del milagro, curación y sanación
se conoce el significado de imposible
La lucha es desigual,
deshonesta, sin rival
las fuerzas caen por la pendiente
más la fe recoge trozos
esperando un nuevo sol saliente





jueves, 19 de diciembre de 2019

Custodia del corazón



Maestra Cuquita Sandoval Olivas


Aunque es un título parecido al libro que el Papa Francisco regaló a sus feligreses en Cuaresma, este escrito pretende rescatar vivencias y emociones personales y significativas, que se han ido acumulando en la memoria y que hoy danzan frenéticas al compás del espíritu navideño que ronda por doquier; buscando anidar en el corazón de las personas, las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. De tal forma, que es necesario encontrar las palabras, requeridas, localizar los recursos literarios, enlazar pensamientos, ideas y recuerdos, para llegar a cautivar la atención, de quien brinda unos momentos de su tiempo a esta lectura.
 Cada que llegamos al doceavo y último mes del año, solemos realizar una introspección de acciones, lugares y gente con la que hemos tenido la fortuna de coincidir en este maravilloso viaje que es la vida; detenemos el paso y miramos a través de un retrovisor a esas personas y su impacto y trascendencia en nuestra existencia.
Reafirmamos la fe, conscientes+ de que es algo intangible, pero que debe ejercitarse por medio de palabra y acción. A este respecto, deseo compartir, que recientemente visitamos la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México; fue una experiencia única, se percibía en el ambiente, esa luz espiritual que conforta al afligido y da esperanza al oprimido; miles de viajeros hacían su llegada, algunos orando, otros expresando su fe con alabanzas, danzas ancestrales y enunciando de diversas formas su agradecimiento   por los dones recibidos. 
También recordamos con nostalgia y añoranza a quienes ocuparon un lugar preferencial en nuestro entorno y, que desafortunadamente, han dejado ese espacio vacío de su presencia física; por lo cual, se hace necesario compilar los recuerdos y custodiarlos muy dentro de sí, de tal manera, que su fragancia siga impregnando y acompañando nuestro diario vivir. 
Buscamos el fortalecer y revalorar los lazos familiares, visitando, haciendo una llamada, enviando un mensaje, llevando un presente, y sobre todo, expresando lo importancia que tienen en nuestra vida.
Ratificamos nuestro afecto a amistades y compañeros de trabajo, dejando en el olvido los desacuerdos y desavenencias, para anidar en custodia los hechos y buenos momentos pasados a su lado.
Convidamos y compartimos la sal y el pan, no solo con las personas que están a nuestro alrededor, sino con el más necesitado.
Dentro de todas esos haceres, considero menester el expresar nuestros deseos en estas fiestas decembrinas, para que se vayan anidando en custodia y puedan fortalecer alma y espíritu, de quien los otorga y los recibe.
Al reconocernos como seres imperfectos, sabemos que los errores se cometen con acciones y palabras que hieren y lastiman; por lo que es necesario aprender a pedir perdón y a perdonar; a pensar antes de hablar y de actuar; a caminar en esa búsqueda de luz que otorga el conocimiento, de tal forma que   nuestros desaciertos se vayan transformando en virtudes.
Dejar huella imborrable por el sendero transitado, sembrar acciones que tengan frutos imperecederos y encontrar esa fuente inagotable que se desborda dando y recibiendo amor.
Enunciar de manera afectiva y asertiva nuestras emociones y sentimientos; no escatimando en abrazar y demostrar el cariño y gratitud que sentimos.
Cultivar hábitos sanos que nos permitan tener mejor salud física, mental y espiritual.
Rodearnos con gente positiva y transformarnos nosotros mismos, de tal forma, que nuestra presencia, irradie luz, optimismo, esperanza, tranquilidad, armonía y bienestar.
Ser empático, solidario, altruista, centrados en el presente, que sepamos agradecer diariamente lo que somos, recibimos, poseemos y compartimos. 
Dice el poema “Sembrando” de Marco Salvador Blanco: “…Hay que vivir sembrando, siempre sembrando”  
Finalmente, quiero dejar sentada mi gratitud, afecto y mejores deseos para todos los lectores del Sol de Parral, familia, amigos, vecinos, equipo de cachibol, Sociedad Mutualista, “las chicas del café”, compañeros de jubilados y pensionados y todas las personas con las que he tenido la dicha de convivir.  ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

martes, 17 de diciembre de 2019

Umbrales de silencios


Umbrales de silencios
Muki

Autora: María del Refugio Sandoval Olivas



























A través de la historia, la imagen de la mujer ha aparecido desdibujada, puede verse una silueta tenue a la luz del anonimato; un velo denso cubre su presencia;  su esencia se pierde en el aroma de la naturaleza,  su voz ha sido callada, sus pensamientos acortados, sus acciones encadenadas; ¡desvalorizada!
Empieza a surgir en medio de luchas crueles, batallas sangrientas, lágrimas, dolor y ¡muerte!
Las voces empezaron a brotar en distintos lugares del mundo, emergieron buscando justicia, con sed de conocimiento, con hambre de equidad. Mujeres valientes  permeadas por el conocimiento, la reflexión y  análisis,  externaron sus pensamientos y lucharon por sus ideales, levantándose  en contra de las injusticias y falta de aplicación de valores universales hacia su género.
¡Ser mujer es difícil! Ser mujer y  en condiciones de extrema pobreza es más difícil! Pero ser mujer, careciendo de lo más básico para sobrevivir y de estirpe tarahumara, levanta muros de incomprensión, intolerancia, violencia que cimbra las fibras más íntimas del cuerpo,   trasgrede las paredes del hogar  permeando hasta el entorno de la sociedad.
Este es un relato de vida de Guillermina Bustillos, mujer de cabello largo, trenzado hasta su diminuta cintura,  de  estatura corta, pero de un corazón enorme, cuya fuerza reside en la valentía, templanza  y entereza que ha tenido  que forjar  durante el trayecto de su vida.
Como toda historia, sienta sus bases en su entorno familiar, lugar  en que al excavar cimientos de desigualdad, se encuentran las estructuras principales que han sostenido los pilares de inequidad e injusticia de género.
Sus padres, Guadalupe y  Pedro,  deciden unir sus caminos cuando solo contaban con 15 y 16 años. Edad en que la mayoría de los integrantes de su comunidad empezaban un nuevo hogar. Su padre se dedica a la siembra, a cuidar cerdos y gallinas, para obtener  el sustento alimenticio. Su casita, conformada por  dos cuartos de adobe,  que fueron moldeados por esas manos que aprendieron a través de la experiencia, a proporcionarse más comodidades, después de que sus antepasados vivieron en cuevas.  Acarreando la tierra en burros, trayendo el agua del arroyo y dando forma a el hogar que cobijaría sus sueños y donde procrearían a sus hijos y, posteriormente, crecería su descendencia.
A Lupe, le enseñó su madre a confeccionar sus vestimentas a mano, a encender  la lumbre, coser el nixtamal, hacer tortillas, poner frijoles en el jarro, moler el pinole, ayudar a su marido a sembrar y levantar la cosecha, a ordeñar las chivas, no así, a cuidar su cuerpo y salud reproductiva. En corto tiempo había nueve niños corriendo por los alrededores de la casa, la familia aumentaba, los alimentos disminuían, cada vez había más escasez.
Su morada, alumbrada por el sol, la luna y las estrellas, situada  en pleno corazón de la sierra tarahumara, a simple vista, pareciera que era la única construcción en ese paraje cubierto de pinos; pero al avanzar dos o más kilómetros,  podía divisarse otra  vivienda construida en las cercanías.  Esta familia, como la mayoría de los raramurís, saben caminar, correr y trasladarse a pie, pueden recorrer grandes distancias, por cerros, acantilados, brechas y arroyos.  
La belleza del paisaje contrastaba con los  duros inviernos, la blancura de la nieve cubría los campos, el frío helaba las plantas, mojaba la leña, abundancia de frío, carencia de mucho.
En el rancho no había escuela, ni lugar donde pudieran desempeñarse en algún trabajo para ayudar a solventar la economía familiar, por lo que apenas crecían, debían alejarse de sus progenitores y emigrar a Turuachi, comunidad con más habitantes y servicos básicos de salud, infraestructura y educación. que se encuentra a cuatro horas caminando   o salir a algún poblado que les ofreciera más oportunidades de empleo.
Guillermina, la tercera de las hijas,   emigró junto con su hermana mayor a cursar su primaria y  secundaria, encontrando quien les diera posada a cambio de apoyar con las labores del hogar;  a la par,  trabajaban en un puesto de comida, su salario servía para enviar  un poco de alimentos a sus padres y para mantener a dos hermanitos menores que trajeron consigo.
Al terminar su secundaria, Guille, se enlista en las filas del Consejo Nacional del Fomento Educativo (CONAFE), como alfabetizadora de poblaciones altamente vulnerables, permaneciendo seis años en el rancho “La Escondida”, al cual solo era posible llegar caminando.
Deseosa de labrarse otro futuro, se traslada a la ciudad de Hgo del Parral, donde vivía su hermana mayor, quien ya había contraído nupcias. Pronto se hace visible su diminuta figura, ante unos ojos que la vieron indefensa e ingenua. La señora Matilde, ve una oportunidad de tener alguien a su servicio, le invita a mudarse con ella a la capital del estado a trabajar en su casa, prometiendo  traerla con frecuencia a visitar a su familia.
En Chihuahua,  vive  experiencias desgarradoras, producto del  abuso de poder y autoridad ejercido sobre su persona;  cuando la señora salía de viaje, lo cual hacía con frecuencia,   dejaba a Guillermina encerrada con candado, argumentando que era por su propio bien, porque había mucha maldad y gente que le podía hacer daño, ante esas intimidaciones, el desconocimiento de la ciudad  y la nula interacción con otras personas, propició que viviera un encarcelamiento, sufriendo los abusos y violencia  psicológica  por más de un año
Un día, escuchó a la señora hablar por teléfono, diciendo que vendría a Parral a emitir su voto,  cuando llegó el momento propicio, se subió a la camioneta, rogando y suplicando que le permitieran venir a ver a su hermana. Juró a la dama que se devolvería con ella, incluso, dejó sus pocas pertenencias, para mostrarle la veracidad de sus palabras.
Al llegar a la ciudad, en un acto de generosidad y desprendimiento, Matilde da a Guillermina  $650.00, siendo esta cantidad, la única aportación monetaria recibida por su trabajo.
A otro día toma el camión para la sierra y se dirige a visitar a sus padres; llega a Guadalupe y Calvo con unos familiares, ahí vivían unas amigas que había conocido con anterioridad, le invitan a un baile organizado por la comunidad, acepta gustosa, pues en su corta vida, solamente conocía trabajo y obligaciones; por lo que ve la invitación como una oportunidad magnífica de divertirse e integrarse a las celebraciones de su gente.
En estos eventos es muy común que circule el tesgüino, bebida preparada por los tarahumares con maíz fermentado, cuyo uso da significancia especial a rituales y eventos ceremoniales así como festejos propios de la comunidad.
Guillermina conocía y había probado someramente  esa bebida desde niña, sin embargo, sus amigas insistieron en que bebiera constantemente, hasta que perdió el sentido.
Los rayos del sol penetraron por las vigas y ventanas de una casucha de madera, como si se avergonzaran de alumbrar la escena que tuvo lugar. Cuando Guillermina abrió sus ojos, no pudo evitar que el espanto y un rictus de dolor atravesara sus caderas; el colchón del catre estaba manchado de sangre, así como sus muslos y su corazón.  Un hombre rarámuri, con signos visibles del alcohol ingerido, yacía  desnudo a su lado.
De esa manera inicia su vida en pareja; sin cortejo, sin amor, sin sueños o ilusiones, simplemente porque estaba ahí, en el lugar, momento  y personas equivocadas.
La familia avisa a su padre, quien  acude a tratar de salvaguardar su honor pidiendo al hombre, que cumpla con su deber y se case con su hija; petición no aceptada,   pero acuerda hacerla su pareja y  vivir a su lado.
Mujer joven, fecunda, pronto su vientre da vida a tres hijos, producto de las entregas de su cuerpo, el cual   era utilizado para satisfacer las pasiones y demandas de quien vivía bajo el embrujo y las nieblas del alcohol; adicción que no le permitía buscar un trabajo o traer la manutención a casa; en cambio, cuando bebía, encontraba   el pretexto perfecto para  gritarle y lastimarle física y psicológicamente.  Guillermina se había forjado en medio de la necesidad, por lo que estaba impuesta a  conseguir con el sudor de su frente lo necesario para que sus pequeños no desfallecieran de hambre;  laboraba en el albergue escolar de la localidad, preparando los alimentos; su pareja aprovechaba los momentos en que recibía su paga, para quitarle el dinero y comprar más bebidas.  
 En una de las constantes ausencias de ese hombre, quien se desaparecía por semanas sin dejar rastro, y  luego volvía exigiendo sus derechos de marido; Guillermina decide desaparecer de su vida; toma el autobús junto con sus pequeños y se traslada a la ciudad; estaba segura de que podía brindarles una vida mejor, tenía sus fuerzas, anhelos y manos dispuestas al trabajo. El mayor contaba en ese entonces con siete años, la segunda con cinco y el más pequeño con meses de nacido.
Afortunadamente su hermana seguía viviendo en Parral, se dirige a su casa pidiendo abrigo y posada. Ofrece sus servicios a gente de la comunidad de Santa Rosa, una vez más, hubo quien se aprovechó de su urgencia de trabajo y percepción de dinero, es contratada del amanecer al anochecer por la comida ingerida y una paga casi simbólica.
Sin embargo, ese trabajo le brindó la oportunidad de rentar un pequeño cuarto que tenía  los servicios básicos; requirió ajustar sus gastos de tal manera, que dos semanas de salario eran para pagar su renta y servicios y otras dos para los alimentos. Guille, sale junto con sus hijos mayores a los basureros cercanos a buscar un colchón, trastos y los utensilios necesarios para equipar su vivienda; consigue una carretilla y empieza la pepena de enseres domésticos.
Cuando ella salía a trabajar, su hermana se encargaba algunas veces de ayudarle con el cuidado de los niños, pero ella misma debía salir a limpiar casas y dejar sus hijos, por lo que, los hermanitos mayores se convierten en cuidadores de sí mismos y del pequeño.
La vida que ella había imaginado estaba muy distante de serlo, hubo momentos muy álgidos,  donde la desesperación y frustración hizo mella en su espíritu inquebrantable, pasando incluso    por su mente, la idea de ponerle fin a su existencia.  Afortunadamente, su amor de madre y sentido de responsabilidad que tenía por sus pequeños, le permitía levantarse después de cada caída.
Su casa,  un albergue dispuesto a recibir  toda la familia que bajaba del rancho;  momentos que podía descansar su alma al saber que sus niños estaban vigilados.
Uno de los beneficios obtenidos sin esperar nada a cambio, se dio por la ayuda de un mecánico, quien pasaba a comer en el puesto donde ella laboraba y al enterarse de la situación precaria vivida, consigue que le presten una vivienda deshabitada.
Este acontecimiento presenta un enorme desahogo enorme para su bolsillo, aunado a el tamaño e infraestructura de la vivienda, que le permite invitar a la familia de su hermana a compartir espacio, gastos y cuidado de los infantes.
La dueña de la finca contrata sus servicios como empleada doméstica en Parral, recibiendo  un trato y pago justo. Sin embargo, esa racha de suerte dura poco, ya que la señora se muda a otra ciudad, pero Guille ya había expandido su universo de conocimiento, toca las puertas  una casa en la colonia Guadalupe San Antonio, cuya dueña pasaba por momentos de crisis familiar, brindando los cuidados extremos a su madre anciana; la ayuda de Guille llega en el momento preciso, mostrando siempre, como una de sus características  distintivas, responsabilidad, entrega y disposición para hacer las tareas encomendadas.
Fueron pocos días los que la ancianita sobrevivió. Guille es convidada  por María a quedarse laborando dos días por semana, encargándose de conseguirle trabajo en otras dos casas de la colonia.
Algo que llamó poderosamente la atención de María, es el miedo que Guille demostró cuando ella tuvo que ausentarse de la ciudad, quedando su hijo y marido en casa. Con la confianza que había despertado en ella, le confiesa que en otros lugares de trabajo había sufrido de acoso sexual, transgrediendo su identidad de mujer y callando su voz por miedo a perder el sustento tan indispensable para su familia.
Se entera de buena fuente, que tan pronto abandonó al padre de sus hijos, él buscó otra mujer. Nunca mostró la menor intención de conocer su situación o preguntar por su estado de salud. Guille, agradeció de corazón ese hecho, quería que fuera un episodio borrado de su vida.
Sus padres seguían viviendo en el rancho Laja Colorada, su hermano menor, contrajo nupcias y se asentó a vivir a su lado. Era  tiempo de lluvias, hubo crecida enorme de ríos y arroyos, el se aventuró a pasar el río, pues debían traer víveres de la comunidad cercana; la fuerza del agua le arrastra arrebatándole su vida. Una vez más la tristeza e infortunio se apodera de Guille, quien decide solicitar una plaza de CONAFE cerca del rancho de sus padres, para brindarles compañía y aliento en el duelo que estaban viviendo. Primeramente, deja a sus hijos mayores al cuidado de su hermana, pues no quería que perdieran su año escolar, y vuelve a ese lugar que tantos recuerdos había dejado en su memoria.
En la primera vuelta que da a Parral por asuntos escolares, decide llevarse a sus retoños, sabiendo que el hambre y pobreza sigue imperando en su entorno.
Percibía un sueldo mísero, el cual se quedaba en pasajes cuando tenía que trasladarse a alguna comunidad donde su presencia era requerida, sin embargo, tenía la convicción, que después de un año de servicio, podría recibir una beca que le permitiese aprender algún oficio.
Guille vuelve a la ciudad, retoma su trabajo en las tres casas de la colonia, agrega una más por las tardes y los sábados acude al Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI), donde está preparándose en corte y confección.
Acaban de vender la casa que le prestaron por más de dos años, una vez más, la desesperación, angustia y sinsabores toca a su puerta.
Consigue otro espacio en renta. Sin embargo, ha aprendido a buscar otras alternativas, acude a Presidencia Municipal a solicitar un pedazo de tierra, para construir un cuartito;  será una empresa difícil, ¡pero no imposible!
Observa como el sol se pone en el horizonte, suspira profundamente, dirige su mirada hacia sus hijos quienes duermen inocentemente y sabe con certeza, que sus sufrimientos no han sido en vano. 
Ella tiene solamente 33 años, mismos que ha luchado contra la discriminación, pobreza y desigualdad social; su espíritu es inquebrantable, sus silencios retumban en el eco del viento, su voz se levanta, alza su mirada y agradece al creador por todos los bienes recibidos.






lunes, 16 de diciembre de 2019

Balam Rodrigo 2012





Poeta nacido en 1974 en Villa de Comatitlán, Chiapas.

Colaborador de diversas publicaciones con artículos de divulgación científica, crónica, cuento, ensayo y poesía.


jueves, 5 de diciembre de 2019

La rosa con cuatro espinas




  / MIÉRCOLES 4 DE DICIEMBRE DE 2019






Hay locuciones  que a fuerza de la repetición se adoptan en la cotidianidad sin llegar a escudriñar su significado a profundidad.  La frase, “La lectura es un tesoro”, la he reiterado en mis diálogos y discursos incesantemente, tanto  en los distintos espacios educativos como en el ámbito personal y familiar, quizá como muletillas , que apoyen a la reafirmación de mis convicciones respecto al hábito lector,  y empiezo a buscar justificantes de convencimiento y persuasión, que lleven a interiorizar el concepto, para que pueda emerger y  aflorar en acciones contundentes.
Es un tesoro, porque guarda en la cofradía de sus páginas, riquezas invaluables de experiencias, producto de la historia, imaginación, conocimiento, realidades y fantasías que se compaginan para llevar al lector a mundos distintos, proporcionando cultura, esparcimiento y riqueza intelectual, que al adoptarse,  se convierten en compañeros inseparables de vida.
Me gusta pensar en la analogía de la lectura como un festín de  banquetes, donde hay una gran diversidad de platillos que pueden dar gusto a los más exigentes paladares y sentidos, solo hay que permitirse en engolosamiento de recrear la vista, el olfato, el tacto, escuchar las voces de los autores y el sonido de las palabras, degustar cada frase, en pequeños mordiscos, dejando que la mezcla de  sabores vaya siendo procesados lentamente  por las papilas gustativas, hasta saciar el apetito del momento; alimento  que en unas horas será digerido y volverá a manifestarse  en necesidad imperiosa   de ser satisfecha.
A través de la lectura se favorece la creatividad, se enriquece el vocabulario, se potencia la expresión oral y escrita y se desarrolla la comprensión; de tal forma que al volver la vista sobre un mismo texto, se encuentra una gran riqueza de significados, que pudieron pasar desapercibidos en la primera aproximación.
Vaya pues estas primera cuartilla  para insertar el tema en cuestión, reseñar una obra de talla mundial, como es “El principito” que ha sido traducida a más de 250 idiomas y que ha prevalecido la magnitud y profundidad de su mensaje, no es una tarea fácil, por lo que me permito solamente utilizar y parafrasear  algunas de sus frases más contundentes, desde mi óptica y perspectiva.
Llamó mi atención el hecho de que en el programa televisivo “La voz kids”, el cantante Asturiano “Melendi” regla a los niños seleccionados en su equipo este libro, previa recomendación que deben leerlo y apropiarse de todas las enseñanzas que extraerán de sus páginas.
Invariablemente me remití al texto,  volviendo a releer la biografía y contexto del autor, porque dicen los expertos que para interiorizar a una lectura, se debe conocer tanto al creador como al entorno del momento, para empezar a sacar conjeturas y apreciaciones conforme se va avanzando.  Antoine de Saint Exupéry, escritor y piloto francés, quien acostumbrado a ver desde las alturas la pequeñez del hombre ante la inmensidad del universo; retrata por medio de metáforas y analogías el actuar de este. Se dice que esta creación nace cuando se perdió en el desierto de Sahara. Habla de planetas pequeñísimos, como el de su procedencia, donde solo tres cosas poseía y era inmensamente feliz: Una rosa que solo poseía  cuatro espinas para defenderse, tres volcanes y la dicha proporcionada al  contemplar las puestas de sol.
Cada uno de los planetas visitados le dio la oportunidad de conocer a su único habitante, a con los cuales pudo interactuar  por medio de las preguntas insistentes que formulaba, las sabias respuestas brindadas aunadas a las conjeturas que aprendió a discernir, como:
“Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio”....“Los vanidosos sólo oyen las alabanzas” …“Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio. Se creen importantes”…“…Los hombres carecen de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice...”“ Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!...“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”
—Los hombres de tu tierra —dijo el principito— cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan. —No lo encuentran nunca —le respondí. —Y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...
—Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.
Y finalmente cuando el principito fallece, el escritor deja entrever el duelo por la pérdida de su hermano,  que en su vuelo a las estrellas   se despoja de su cuerpo terrenal:
¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Y así de esa manera, cada personaje aporta calidad y calidez al texto; El vanidoso, el rey, la flor, el farolero, el bebedor, el hombre de negocios,  el cordero, el habilidoso y astuto zorro.
Dentro del marco decembrino, solemos hacer una parada en nuestra vida ajetreada, empezamos a  revisar y evaluar nuestras acciones, logros y metas alcanzadas, para llevarnos a la reformulación de las nuevas. Les invito a regalarse y regalar la lectura de este texto.



domingo, 1 de diciembre de 2019

Libro " El Principito"

33 páginas que te llevan a un universo donde la fantasía se compagina con la realidad. Este pequeño hombrecito te hace reflexionar sobre el verdadero valor de las cosas.

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Audio libro
https://www.youtube.com/watch?v=lfYzUhNUM8c


Antoine de Saint Exupery, Novelista y aviador frances, nacido en 1900, escribió suobra cumbre en 1943, la cual ha sido traducida a más de 250 idiomas.
Algunas de sus frases más importantes:

1. “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
2. "Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan)".
3. “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser feliz”.
4. “Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”.
5. “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”