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viernes, 26 de enero de 2024

¿Qué es poesía?


https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-que-es-poesia-11343266.html

¿Qué es poesía?

Es una pregunta que dio inicio a uno de los poemas más reconocido de Gustavo Adolfo Bécquer: ¿Qué es poesía? / dices mientras clavas/tu pupila en mi pupila azul/ ¿Qué es poesía? Y tú me lo preguntas/ poesía…eres tú.

    La poesía se encuentra entre los géneros literarios de más antigüedad; se escribía con rima para ayudar a la memorización, dando cuenta de la mitología, hechos históricos, actos y gestas heroicas de esos tiempos.      

    Entiendo a la poesía como una reflexión del mundo a través de la mirada del hombre, se basa en la economía del lenguaje, se acomoda estilísticamente de acuerdo con el intelecto, conocimiento, experiencia y dominio de quien la escribe. 

    El poeta va cultivando este arte en la medida que lee diversas corrientes poéticas, de distintas culturas y contextos, aprende a leer en voz alta, a buscar y encontrar significados que entren en sintonía con su parte subjetiva, con ese juego y acomodo de las palabras, que se encuentran en los recursos literarios que dan sugerencias y ejemplos sobre como abordarlo.  

    Hay tres subgéneros: Lírica, épica y dramática, en lo particular me inclino por la primera, disfrutando tanto la lectura como la escritura de los mismos. Antes de atreverme a escribir un poema, leo a cuantos poetas me es posible, encontrando en cada voz fragmentos y destellos de mi propia historia o de las personas que giran en mi contexto inmediato. 

    Entiendo que el poeta aprende a desvelar misterios que antes permanecían ocultos a su visión, a descubrir sensaciones dormidas, a disfrutar el silencio y la soledad, a observar con detenimiento, a desmenuzar situaciones y trasladarlas al lenguaje poético. Es una necesidad que bulle dentro de sí, que lucha por salir y manifestar sus emociones por medio de versos. 

    Estos son el medio para expresar lo que siente el alma, vehículo utilizado por el espíritu, la conciencia, el yo interno, el universo contenido de la personalidad, manifestándose en la palabra, el ritmo y la imagen; reencontrando sentires en la unión, disposición y acomodo, celebrando la inspiración, cadencia, musicalidad de sonidos, armonías y ritmos. 

    De tal forma, que este género literario explota zonas escondidas y reveladoras del alma, iniciando un diálogo con un interlocutor invisible, agudizando los sentidos, no tiene límites de edad, ni tiempos de aprendizaje, ni épocas específicas. No perece, es intensa, explosiva, liberadora, controla las emociones, las dirige y encauza, las hace canciones y nosotros las tarareamos. Basta el ejemplo de Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Violeta Parra, Joaquín Sabines, Alberto Cortez, entre otros.  

    Entiendo la poesía, como una válvula de escape emocional y espiritual, una atenuante que ayuda a mitigar el estrés y la ansiedad, estimula el gozo estético y el disfrute del lenguaje, además de ser un reflejo de la creatividad e imaginación, de la soberanía de quien la escribe.

    De tal forma, que estoy comprometida a promover y difundir este arte, tanto en los espacios virtuales como físicos donde tenga injerencia y participación, que resuenen los versos ataviados con el lenguaje figurado y se conviertan en canales de comunicación en búsqueda de un emisor para llevar su mensaje. 

Maestra Cuquis Sandoval Olivas

viernes, 19 de enero de 2024

Los recuerdos del porvenir



“Estoy y estuve en muchos ojos. Yo solo soy memoria y la memoria que de mi se tenga”

Sin duda alguna, es un título muy sugerente que da cuenta de la fusión del pasado con el futuro. Texto de la autoría de la escritora mexicana  Elena Garro, concluido en 1958 y publicado en 1963,  novela biográfica que la hizo  acreedora  al premio Xavier Villaurrutia, no solo por la riqueza de su narrativa, sino por el contenido histórico  que aborda la época posrevolucionaria de México, aportando datos muy significativos del inicio y desarrollo de la guerra cristera que inicia en 1926 bajo el mandato presidencial de Plutarco Elías Calles y vuelve a resurgir a mediados de los años treinta, cuando estaba en auge la revolución socialista con el entonces presidente General Lázaro Cárdenas.  Sus letras dan cuenta de la terrible masacre contra los indios (los desposeídos) fundamentada en las leyes emanadas del poder político. 

    Elena Garro nace en Puebla de Zaragoza en 1916 y fallece en 1998 en Cuernavaca. Ella gozó de una niñez plácida y feliz en el pueblo de Iguala, ahí cultivó su afición por la literatura universal y el amor por el teatro, acrecentando su conocimiento por medio de la lectura, el juego y la imaginación. Posteriormente, se traslada a la ciudad de México para continuar sus estudios, cursando una licenciatura en letras y un doctorado en comunicación. Fue en su adolescencia cuando se enamora del escritor mexicano Octavio Paz, de cuya unión nace una hija. Por veinte años, su carrera literaria se vio sometida a un cinturón de silencio y represión impuesta por su marido, no así su producción. Él le permite incursionar en el mundo del periodismo durante los años cuarenta y es hasta 1957 que se da a conocer como dramaturga, escribiendo además una vasta producción de poesía, ensayos, cuentos y su novela cumbre, “Los recuerdos del porvenir”.

    Esta obra nace cuando la pareja vivía en París, para ese tiempo ya se había extinguido la flama del amor, siendo ahí donde se enamora de un escritor argentino, queda embarazada y tiene un aborto; aún seguía casada con Octavio Paz y al saberse abandonada por su amante sufre una gran depresión y decide empezar esa obra, que la remite a un pasado más feliz. 

    El nombre de su pueblo es cambiado por Ixtepec, ficticio y no, porque estaba en sus memorias. Este poblado se convierte en narrador omnisciente, quien todo lo ve, sabe y conoce. Tan pronto aparece como una primera persona (yo), o como un nosotros genérico, dando voz al colectivo de la comunidad. Entre los personajes principales, se encuentra el alter ego de la autora, se retrata en Julia, en Isabel y en Francisco Rosas. 

    Hay un juego circular en el tiempo, que va y viene, tiene personajes con características muy hiperbólicos, las connotaciones con la naturaleza, las descripciones de los lugares, con una cadencia de prosa que permite vivir, recorrer y reconocer a cada situación y personaje descrito. 

    Se visualiza el poder predominante del político, de los abusos y atropellos contra el pueblo, de las clases sociales, de la figura desdibujada de la mujer, del racismo preponderante, violencia, traición y especialmente, el yugo de los militares; la vida se estanca en el pueblo y sus calles, no hay crecimiento ni desarrollo, solo muerte y la furia del poder ejercido contra la población.

    Los invito a dar lectura a esta magna obra, concluyendo con una de sus frases:

“¿De dónde llegan las fechas y a dónde van? Viajan un año entero y con la precisión de una saeta se clavan en el día señalado, nos muestran un pasado, un presente en el espacio, nos deslumbran y se apagan”.

Maestra Cuquis Sandoval Olivas



 

viernes, 12 de enero de 2024

En su memoria








En su memoria

En este nuevo lienzo que lleva por nombre “enero” empezamos a plasmar fragmentos de historia, imágenes, hechos y memorias que van transitando a una velocidad vertiginosa por cada uno de sus minutos, horas y días, convirtiéndose rápidamente en tiempo pasado. Esos recuerdos se van haciendo difusos, algunos se fragmentan, otros se pierden, borrando su esencia y significado, sin embargo, al rescatarlos por medio de la palabra escrita, les permitimos la inmortalidad, porque esta, es una manera de hacer visible las emociones y sentimientos que transitan por los recónditos espacios de nuestra alma buscando llegar a otras miradas, tocar otros corazones, dejar huella imborrable que puede visitarse y recrearse una y otra vez. 
 
    Vaya este escrito para la familia de la señora Soledad Sotelo Solares, esposa, madre, abuela, amiga y compañera de la Benemérita y Centenaria Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo, quien supo sembrar un camino de afectos y amor, transitando por más de siete décadas en este plano terrenal, hasta llegar a esa línea finita del tiempo donde tuvo que desprenderse de su investidura física y volar de regreso a casa.  
    La muerte llegó instantánea, sin previo aviso, reclamando ese derecho universal de saberse nuestra dueña y haciéndonos saber que su inevitable presencia es un recordatorio de la fragilidad que poseemos los seres humanos. El dolor y duelo son imposibles de frenar, junto con las emociones desbordadas que dejan esas ausencias físicas. 
    A casi un mes de su partida, su figura y recuerdo sigue presente, podemos visualizar su rostro apacible, esa mirada clara y transparente que dejaba entrever la serenidad y calma de las aguas mansas que podían convertirse en torrente al  fluir sin parar, hasta desbordarse   de amor por su familia; de esas manos que tejían incansablemente  el manto protector que cobijara a los suyos, de palabras expresadas en acciones, de abrazos y momentos que solo son posibles aprisionar en el corazón de la memoria. 
    Su silla quedó vacía en muchos espacios, el hueco que deja su partida es imposible de llenar. Para nosotros, sus compañeros mutualistas, nos queda aprisionar el aroma de sus recuerdos, escuchar el eco de sus palabras acuñadas en las paredes de esa sociedad a la que sirvió por más de treinta y siete años, con fidelidad, entrega y compromiso; volver la mirada a esa rememoración de su vida, para encontrarla en el brillo y fulgor de los ojos de sus hijos y nietos queridos. 
    La muerte es una ventana que se abre y nos permite vislumbrar los pendientes que dejaron de hacerse, decirse y expresarse; porque damos por sentado que siempre habrá un mañana y postergamos para después acciones y palabras necesarias para mostrar nuestro afecto. Por tal motivo, vaya este sincero homenaje directo al corazón de su familia, este, lleva la intención de hacer patente nuestro agradecimiento al creador, por habernos permitido estar cerca de una persona como Cholita, porque su sola presencia, era un soplo de brisa cálida de afectos, derrochando   bondad y amor, además de que su personalidad era el fruto del reflejo, embestido de grandes cualidades que propiciaba sombra y calor.
    Reiterando nuestras condolencias, nos quedamos con esos recuerdos gratos de su persona en los distintos roles que la vimos desenvolverse en su trayecto de vida. 
Esta, quizá sea solo una pequeña página que trata de mostrar el grande aprecio profesado hacia su persona, por la siembra y cosecha tan fructífera que dejó en cada uno de nosotros. 

Descanse en paz, Cholita Sotelo Solares. 



viernes, 5 de enero de 2024

2024


                                                                    Imagen tomada de la red



Hay frases que parecen hechas, se escuchan, se repiten, se les resta o agregan palabras, pero siempre llevan la intención personal de quien las emite. Cada mes del calendario gregoriano trae consigo sus propias celebraciones y eventos específicos, mismos que al repetirse continuamente, los ha llevado a ser parte de la tradición y folclore de la comunidad.

    Cuando damos la despedida al año que termina, solemos hacer un recuento de acciones y sucesos, algunos llegaron como torrente de alegría y otros, marcaron nuestro entorno y dejaron cicatrices en cuerpo y alma; volvemos a repasar y releer  las páginas del libro vivido, trayendo a colación esos momentos gloriosos que ya son parte del pasado, pero que a la vez, sirven de plataforma para abrir nuestros brazos y corazón al año naciente, a sabiendas de  que llega como un lienzo en blanco, donde nosotros plasmaremos nuestra mejor trabajo, con pinceladas de  colores y tinta de esperanza para ir conformando cada una de los folios, cuya gloriosa obra consta de  365. 

    Hay quien lo visualiza y presenta como un viaje con un itinerario que termina el 31 de diciembre; cada mes, simboliza una nueva estación, pero en el camino, hay nuevos pasajeros que lo abordan y otros que llegan a su destino final; ante esta analogía, se nos invita a disfrutar el trayecto y las personas con las que tenemos la suerte de coincidir, porque no sabemos cuándo o cuál será nuestra próxima parada.

    Generalmente, estas reflexiones nos llevan a plasmar propósitos que tienen como fin, mejorar los hábitos, hacer cambios substanciales en el entorno inmediato y mediato, buscando sobre todo la armonía y reencuentro personal, para luego, permitir que el brillo de nuestro actuar, trascienda a los siguientes núcleos concéntricos que están girando constantemente en búsqueda de acomodo y significación.  

    Es imposible dejar las añoranzas de lado, rememorar a las personas que no están, lamentarnos por los sucesos políticos, sociales y económicos que acontecen en la humanidad, porque finalmente, somos parte de un todo, —y este, es más que la suma de sus partes—, esta unión nos lleva a conformar ese engrane cuyo perfecto funcionamiento impacta y trastoca en nuestro universo. 

    Volvemos a reforzar los compromisos de ser mejores, de aceptar lo que no podemos cambiar, porque como dice el proverbio: “No podemos detener muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor, pero sí, controlar la manera en que reaccionamos a estas”.  

    Nos reconocemos caminantes de senderos duales, donde lo mismo se encuentra la alegría como la tristeza, la fortaleza y fragilidad, hay lágrimas y risas, ilusiones y desesperanzas, caminos escabrosos o demasiado tranquilos, que puedan servir para detenernos a visualizar el horizonte, pero nunca claudicar en seguir avanzando.
 
    Por este medio, deseo expresar mis mejores deseos a todas las personas con las que tengo la suerte de coincidir, tanto en el ámbito personal, comunitario o virtual, porque mi ser y hacer se conforma de este compartimento. Gracias a los lectores de esta columna y al Sol de Parral por su publicación, a los grupos de Leyendo y Reconstruyendo, Sueños de Letras, Utopía Poética, Filial Chihuahua, a la benemérita y Centenaria Sociedad Mutualista, a los grupos de cachibol, a mis amistades nuevas y de antaño, a todos y cada uno, ¡Feliz año nuevo!

                                                           
                                                         Maestra Cuquis Sandoval Olivas

lunes, 1 de enero de 2024

Te he visitado en sueños






Antes de posar mis dedos sobre el teclado de la computadora, las ideas y pensamientos bullen en forma de torbellino, tratan de encontrar las palabras precisas que capten el mensaje envuelto en emociones y sentimientos de quien las comunica. Se hace necesario un devenir de ejercicios, calmar el alma, retomar y volver a empezar. En esos albores, recordé esta frase, no así su autoría, pero dado el tema a abordar, la cito como preámbulo: 

 

… La máquina del tiempo, que no deja de rotar sus ejes para que podamos avanzar en la rúa que la vida nos asignó al nacer, y que poco a poco la vamos sembrando de alegrías, triunfos, tristezas, derrotas…

 

    Se dice que el tiempo es relativo; sin embargo, deja sentir su presencia y su paso. Los seres humanos tenemos la tendencia de marcarlo en un calendario, asignándole días específicos a los eventos y circunstancias de distinta índole que van  trastocando nuestra vida.  Entre los más importantes se destacan los que marcan el inicio y el final de nuestra existencia. 

 

    Recurrimos a la memoria, tratando de rescatar el máximo de recuerdos, al diálogo, a la palabra escrita, para dejar huella imborrable que pueda ser transitada y leída por otras generaciones, tratando de postergar el olvido que seremos.  
     
    Un día como hoy, 29 de diciembre, el sol se ocultó en el firmamento, dejó de alumbrar y dar calor y color a ese soplo de vida que sostenía el pequeño cuerpo enfermo de Odetthe Griseld Martínez Pérez. Nubes oscuras, con un tinte grisáceo,  poblaron el horizonte, hasta desbordarse en torrentes de lágrimas; la tristeza y el dolor nublaron los corazones de la familia, y ella, se dispuso a emprender  ese viaje sin retorno. 

     

    Con ella vivimos un duelo anticipado por dos largos años, que nos llevó a reconocer los umbrales del dolor, a la pérdida de la salud, a clamar por la benevolencia de ese ser supremo, que al no darle la sanación, la quitara de tanto sufrimiento. El cáncer ganó la partida, aun con todos los soldados luchando en la batalla, no fue posible combatirlo y fue necesario entregarla y ayudarle a despedirse de este plano terrenal.

 

El reloj ha seguido su marcha inexorable, a veces avanzando a paso lento, otras, como si tuviera prisa; para ella, el tiempo se detuvo, congeló su imagen, se quedó estancada en su décimo cumpleaños, y aunque han transcurrido  doce años desde entonces, es imposible visualizarla de otra manera, solo el  pretérito imperfecto del verbo haber nos presenta un futuro posible que nunca llegó a concretizarse.

 

Hoy, celebramos su vida, volvemos a relatar su historia, a evocar los momentos en que fuimos bendecidas con su presencia, a mirar fotografías y rescatar esos recuerdos que son el vínculo permisivo para que siga viviendo en nuestro pensamiento y corazón.  

 

    Su ausencia es una herida punzante, que aunque parezca haber cicatrizado, suele abrirse al solo mencionar su nombre, sin embargo, hemos aprendido a través del tiempo, que escribir sobre su vida y muerte nos ayuda a verbalizar el duelo para liberarlo de nuestro interior; ya que estas descripciones discursivas nos ayudan a decodificar mensajes mediante la interpretación simbólica, convirtiéndose en  bálsamos atenuantes,  puentes que ayudan a salir de esas arenas movedizas de dolor, aflicción y coraje, porque al sabernos y reconocernos humanos, entendemos que la muerte es nuestra eterna acompañante y suele llegar en los momentos y formas más inesperadas.