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jueves, 18 de junio de 2020

Antología poética "El erotismo en el amor"

Poetas de España, Bolivia, Uruguay, Perú, Guatemala, México, Colombia, Venezuela, Portugal, Costa Rica, se dieron cita para externar sus versos en torno a la temática del erotismo del amor.
Veros cuidadosamente planteados. Es un género que, en lo particular, no me había atrevido a escribir. Quiero felicitar a todos los participantes, especialmente a los trabajos que me cautivaron: Suficiente, Espasmo de amor, Conexión de amor, La dama de rojo, Un cuerpo de poesía, Despertando tus sentidos, etc. Mi aportación se denomina: "Mareas agitadas" y está en la página 37








Día del padre


https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/dia-del-padre-5378028.html

MARÍA DEL REFUGIO SANDOVAL
 ANALISIS

JUEVES 18 DE JUNIO DE 2020
 Día del padre Antes de escribir un artículo, generalmente la atención se enfoca en fechas y acontecimientos recientes, que a la vez sirven de cauce que permite el fluir de las emociones, sentimientos y pensamientos, los cuales, al pasar por el filtro de las palabras, llegan a convertirse en mensajes que conllevan la intención de viajar hasta la conciencia del lector, quien finalmente les acomoda a sus esquemas y estructuras mentales y vivenciales, permitiendo o no, su acogimiento. 
Los debates en torno a la importancia minimizada que se otorga al evento internacional del día del padre están en boga, pudiendo ser varias las atenuantes y circunstancias culturales que lo han permitido a través del tiempo; pero la génesis de este artículo no es confrontar su relevancia con el día de la madre, como tampoco lo es, hablar del papá ausente, ni del que elude su responsabilidad o el que procrea un hijo por accidente en un encuentro amoroso. 
Quiero centrar la atención y reconocimiento en esos varones cuya figura fuerte y protectora son oasis en medio del desierto; como el capitán del barco que busca llevar a su tripulación a un puerto seguro; esa mano firme que guía y orienta; brazos que cobijan, voz que alienta, pilar inquebrantable, forjador de sueños y acompañante del camino. 
De ese padre que, aunque en algunos casos no sea el biológico, adopta con el corazón y se convierte en sendero de luz. 
De esos abuelos, quienes, en otra etapa de su vida, aceptan la crianza de los nietos, y retoman experiencias y responsabilidades con amor y dedicación. 
Mis hijos son afortunados, porque desde el momento de su concepción, han tenido siempre la sombra protectora de su progenitor; quién les ha enseñado desde pequeños que el trabajo dignifica, que los sueños se persiguen con determinación y perseverancia, que los castillos se construyen día a día con ilusiones, trabajo compartido y responsabilidad genuina y que la felicidad viene envuelta en cápsulas de instantes fugaces que debemos atrapar y saborear. 
Un padre que aprendió a hacer el cambio de pañales, les acunó en sus brazos, guió sus primeros pasos, aplaudió sus balbuceos e intentos de comunicación, no cedió ante sus rabietas y chantajes y les acompañó en sus noches de insomnio y malestar, aun cuando al otro día debía presentarse al trabajo a primera hora de la mañana. Un padre que les enseñó a deleitarse con los colores del amanecer; a observar los atardeceres, las maravillas de la naturaleza y sus múltiples manifestaciones; les inculcó el amor y respeto por sus semejantes; a cuidar y atender las mascotas; a sembrar la tierra y cosechar con agradecimiento sus frutos; a disfrutar la música, el deporte, las amistades; a llorar las pérdidas de las personas amadas; a sufrir, a caer arrodillado y a levantarse con nuevos bríos para enfrentar las pruebas del destino. 
Aprendieron de su ejemplo más que de sus palabras. Hombre con la investidura de los valores universales; recto, responsable, solidario; que ha sabido respetar y amar a la mujer que eligió como compañera de vida. Papá amoroso que les ha enseñado con su diario vivir, que la cima más importante se conquista con los pequeños éxitos diarios y que el amor es el cimiento más grande y poderoso cuya investidura prepara al individuo para enfrentar los obstáculos con entereza. 
 Mis tres hijos varones se convirtieron a su vez en padres a espejo y semejanza de su progenitor; son proveedores, amorosos, atentos y cuidadosos en el desarrollo y educación de sus hijos. 
 Vaya pues la felicitación y reconocimiento a todos y cada uno de ellos que son respaldo de la estructura familiar.

lunes, 8 de junio de 2020

martes, 2 de junio de 2020

Esperanza

Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día.



Antes de empezar un ejercicio introspectivo es necesario tomar un respiro, entrar en fase de quietud para escuchar las voces que están agazapadas en el interior de mi espíritu. Trasladar las emociones a palabras, requiere tomar la fotografía especial, con luces potentes que penetren y desentrañen esos sentimientos que se agolpan y arrugan el alma. Pandemia: entender el significado y trascendencia de ese concepto. Concientizarlo y reconocer la relación directa con enfermedad, dolor, pobreza y la muerte. Yo pensaba que era un problema de China, después observé horrorizada como trascendió fronteras y se trasladó a España, Italia mientras los puntos rojos, que mostraban los noticieros, se fueron expandiendo a la par que el miedo de mi interior. Claro que dolía y me preocupaba la situación, pero aún tenía la esperanza de que fuera detenido y derrotado por la ciencia. Desde entonces, nuevos huéspedes llegaron a habitar mi interior: miedos, desolaciones, desesperanza, incertidumbre y fantasmas invisibles de impotencia que han trastocado mi apetito, sueño y lastimado mis niveles glucémicos. Difícil de explicar con palabras porque se asocia a la peor pesadilla que me ha tocado vivir. Tengo más de cinco décadas en mi haber, por lo que la vida me ha planteado circunstancias difíciles, como enfrentar un cáncer muy agresivo en mi nieta de ocho años, presenciar su agonía y despedida. Dejar partir a mi madre y otros eventos locales, nacionales y mundiales que han acongojado mi corazón, como el hecho de la violencia, esa destrucción del hombre por el hambre de poder, migración desenfrenada y las calamidades que enfrenta esa gente en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Pero hoy, me siento completamente desolada. Mi confianza en la ciencia está tambaleante, trato de aferrarme como un náufrago a la fe, sabiendo de antemano que es algo que no puede tocarse, ni verse, solamente sentirse pero me encuentro totalmente desorientada al ver tanto dolor y desesperanza en nuestro planeta. Estoy haciendo mi parte, quedarme en casa, cuidarme y cuidar a los demás, orar y tener esperanza.
Uno de los poderes mágicos de la lectura es que proporciona una plataforma de análisis mental que permite crear puentes que interconectan con la realidad. Esta mañana al abrir mi Facebook encontré una frase: “Cuando el pescador no puede salir al mar, utiliza su tiempo reparando sus redes”. Me permití hacer una introspección profunda, porque de acuerdo a fundamentos psicológicos, debemos enfocar la atención en los eventos positivos, para buscar situaciones, causas y efectos con impacto tangible que trasciendan y lleguen a los confines del alma, permitiendo brotar luces de esperanza. Indudablemente estamos pasando por tiempos inimaginables; pudimos haber leído o escuchado de pandemias similares, pero dentro de nuestro egocentrismo y capa protectora, jamás avizoramos el vivirlas y experimentarlas de cerca; las predicciones y estimaciones estadísticas se han ido construyendo, conforme se han presentado y desarrollado los eventos en otros países; las referencias cambian y con el aumento de contagios crece la incertidumbre y desesperación. La naturaleza humana tiende a buscar explicaciones y culpabilidad de las situaciones que acontecen. Escucho en los medios masivos la cantidad de mensajes que denigran y culpan a diversos agentes por las dimensiones que esta pandemia ha alcanzado. Al inicio de la cuarentena, el miedo llegó a casa y se quedó como huésped sin invitación; de tal forma, que hemos aprendido a eludir su presencia, a escondernos cuando trata de atraparnos y de no permitirle que se apodere de pensamientos e ideas. ¿Cómo lo hemos hecho? Precisamente volviendo a la frase inicial, reparando nuestras redes para que cuando volvamos a la mar, nuestras herramientas internas y externas se hayan subsanado de tal forma que brinden la confianza y seguridad de volver a la mar. Reconozco que la lancha de cada pescador está equipada de distinta manera para enfrentar los vendavales del destino; algunos saldrán a la pesca sin más equipo que las ilusiones de tener un día próspero confiando en la benevolencia del clima y factores de riesgo; otros no tendrán la fortaleza necesaria para resistir el golpe del sol y la furia de las olas sucumbiendo en el trayecto; habrá quienes lleguen a puerto seguro sin más barreras o quien logre enfrentar y derribar los obstáculos propuestos. Aparentemente vamos solos en el camino, pero basta recordar que unas manos sembraron y cuidaron ese árbol que dio madera para la construcción de la lancha; artesanos que dieron forma y consistencia; que somos parte de un todo dentro de la inmensa familia que habita el universo. Entre salir a la mar y de arribada, nos encontramos en una pausa entre los capítulos de nuestra vida; dependemos de otros factores para nuestra supervivencia. Sin embargo, a la par, otras historias se desarrollan a lo largo, ancho, alto y profundo del lugar donde nos encontramos; solo que a nosotros no nos corresponde el vivir o contar sus historias, solo la nuestra, es de la única que tenemos plena y completa responsabilidad de rendir cuentas y tomar decisiones sobre acciones, emociones y pensamientos que generamos. Cada día, el sol prepara su aparición, al atardecer, languidece y agoniza desangrándose en el horizonte, tiñendo de rojo el crepúsculo. Tenemos la opción de deleitarnos con el espectáculo o lamentar el día transcurrido. Hay momentos que nos alcanza la miopía; ciegos ante la mirada de facetas brillantes en nuestro entorno familiar y afectivo, impidiendo la mirada sagaz de la vista panorámica y el abrazo de las bondades que el universo confabula y despliega a nuestro favor. Este mes de junio, algunas lanchas debieron zarpar a la mar, pero el peligro ¡no ha pasado! Siguen presentándose turbulencias que arrasan y destruyen. ¡Cuidémonos todos!