Buscar este blog

viernes, 26 de abril de 2024

Maestro Hugo Esparza Ogaz

 



https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-maestro-11820142.html


La palabra “Maestro”, proviene del latín “Magister”, significa, que quien antepone ese título a su nombre, ha desarrollado y adquirido la destreza de enseñar. Este breve escrito va dedicado para el maestro Hugo Esparza Ogaz, actualmente es un docente jubilado en educación primaria, nivel donde se desempeñó impartiendo la disciplina de educación Física. 

    Además de ser una persona que ha destacado con su participación en varios deportes, aun después de haber cumplido su ciclo de trabajo, sigue prodigando esas experiencias adquiridas en su formación y ejercitación docente, con un despliegue de estrategias didácticas dignas de reconocer. 

    Desde hace un tiempo, cada semana ha apoyado en el entrenamiento a los equipos de cachibol femenil y varonil, llevando escrito en un pequeño papel, planeación y guía de la secuencia de ejercicios a seguir, explicando en cada uno de estos, el porqué de la importancia de su ejecución y los beneficios obtenidos al implementarlos dentro de la cancha de juego. 

    Hay un refrán que dice: “Nadie da lo que no tiene”, siendo así, como hemos sido testigos de ese desprendimiento y entrega de saberes y experiencias, entrelazadas con el desempeño mostrado. Dentro de sus muchas virtudes, se encuentra un gran comunicador, que por medio de la palabra que recae en la acción, invita y convence sobre la importancia del autoconocimiento, la aceptación y el estar conscientes de las posibilidades que tenemos para crecer y mejorar nuestra competitividad deportiva, unida principalmente, por esos valores internos que han de desplegarse hasta llegar a la otredad. 

    Durante estos encuentros semanales, he tenido la oportunidad de observar y ser destinataria de su entrenamiento, observando con beneplácito a un maestro dinámico, con amplia capacidad para la adaptación y organización de actividades, que, aun trabajando con personas mayores de cincuenta años, utiliza acertadamente actividades lúdicas, promoviendo la conciencia y expresión corporal, técnicas y estrategias deportivas, enfatizando en los consejos de vida, para recrear y motivar nuestro ser y hacer.  

    El maestro en cuestión, acentúa, sobremanera, que la unicidad se fortalece con la otredad, con esa colaboración y conjunción de lo que somos y sabemos hacer cuando apuntalamos nuestra mirada hacia un mismo objetivo. Premisa aseverada por Aristóteles y después retomado por la escuela de la Gestalt, que dice: “el todo es más que la suma de sus partes”. Afirmación que nos lleva a comprender la importancia de la combinación de cada uno de los elementos que integramos un equipo. 

    Esas lecciones me hicieron reflexionar sobre el valor de la función docente, su influencia directa sobre el aprendiz, reconociendo que cuando una persona ama su profesión, sigue con la antorcha encendida, aunque ya haya concluido un ciclo laboral, permitiendo que ese resplandor, muestre y guíe hacia otros senderos posibles. 

    Me encuentro sumamente agradecida, por la coincidencia de tiempos y espacios con personas que llegan a ser parte de nuestra vida; aún y cuando no sean por periodos prolongados y continuos, llegan a dejar una huella sembrada en corazón y pensamiento.

    Gracias, maestro Hugo, por sus palabras de aliento, por ayudarnos a descubrir y desarrollar nuestras habilidades y a superar las limitaciones que la edad y tiempo han dejado en salud y cuerpo. 

    Gracias mil a nuestro entrenador Juan Carlos Ibarra García, quien atinadamente dirige y coordina al equipo femenil de Mineras, a todas las integrantes y a los varones que acuden a nuestros entrenamientos, contribuyendo con las prácticas y ejercitación del deporte. 


Maestra Cuquis Sandoval olivas




Revista digital "El creacionista". "Mi niña interior" páginas de la 86 a la 90

viernes, 19 de abril de 2024

Mal de escuela

                                                          Imagen extraída de la red

https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-mal-de-escuela-11782308.html

Hace unos días me encontré un fragmento extraído del libro “Mal de escuela” (2007) del escritor francés Daniel Pennac (1944), cuyo texto estaba acompañado de una ilustración de Lisa Aisato, imagen por demás dramática, —un niño cargando una bolsa gigante, que debía arrastrar, pues, era demasiado el peso para sus pequeños hombros—. Al momento de analizarla con más detenimiento, se puede dar cuenta de que no solo se refiere a la carga física de material de libros, cuadernos y utensilios requeridos en la institución, sino que trae consigo la tristeza, incertidumbre, mirada, espalda inclinada y una serie de emociones, con las que recorre su trayecto hacia el espacio educativo, donde, además, ha de enfrentar otra serie de cargas académicas y horarias, de problemáticas inherentes, como el acoso, la indiferencia, las disputas entre pares y muchas más que se generan dentro y fuera del horario escolar. 
    
    A diecisiete años de su publicación y en un contexto totalmente diferente, son muchas las semejanzas que siguen imperando en la actualidad, el mal de escuela, es un retrato que observamos con frecuencia, tanto desde el interior de las instituciones, como del exterior: niños desmotivados por asistir y aprender.

    Esto me llevó a dar lectura completa al texto, encontrando una riqueza de pedagogía —paidos, tratado del niño—, remitiendo mi pensamiento a las muchas horas que dedicamos los docentes en nuestra etapa de formación, actualización y profesionalización, para aprender a conocer las distintas etapas por las que atraviesa el alumnado, sus principales características,  la didáctica y estrategias de enseñanza, entre otros, finalizando nuestra carrera, con una tesis o tesina, que engloba problemáticas observadas en el contexto escolar, su priorización, triangulación de observación, teoría y práctica, para finalmente, terminar con la puesta de propuestas didácticas que apuntalan a hacer de la escuela y el salón de clases, un mejor espacio, donde se priorice la educación socioemocional del alumnado. 

    Del 2007 a la fecha, hemos transitado por varias reformas educativas: (2011, 2017, 2023), mismas que parten de un supuesto imaginario de dar respuestas emergentes para disminuir el rezago y acrecentar la calidad de la educación. 
Volviendo al inicio de esta disertación, retomo una de las frases de este autor —quien además es docente—: “Basta un profesor — ¡uno solo! —para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás. Es, al menos, el recuerdo que conservo del señor Bal. Era nuestro profesor de matemáticas en bachillerato”.

    Las elucubraciones de la memoria, los muchos recuerdos de tantos alumnos que pasaron por las aulas, nos hacen preguntarnos si hicimos lo necesario para contribuir en su etapa formativa. 

    Me permití escribir estas someras reflexiones, porque desempeñé varias funciones dentro de la educación, fui maestra de muchas generaciones, además de formadora de docentes en la Escuela Normal Superior Profr. José E. Medrano. Pasé la antorcha a mis hijos, quienes hoy en día, se encuentran dentro de ese ámbito. 
    
    Estoy plenamente consciente de que la educación es una encomienda que tenemos toda la sociedad en general, debemos concatenar esfuerzos para tener niños felices, que disfruten la etapa por la que están atravesando, para que el  asombro y necesidad de aprendizaje, sea una constante en sus vidas. 
Por último, presento este fragmento: 

Los profesores que me salvaron -y que hicieron de mí un profesor- no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era urgente. Se zambulleron. No lograron atraparme. Se zambulleron de nuevo, día tras día, más y más...Y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, nos repescaron. Les debemos la vida.

Maestra Cuquis Sandoval Olivas


 

domingo, 14 de abril de 2024

Eclipse 2024


I
Imágenes tomada de la red

 https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-eclipse-2024-11745061.html


El 11 de julio de 1991, hace  treinta y tres años, apareció un eclipse en el firmamento, sin duda alguna, fue total o parcial en algunas franjas geográficas de nuestro país, sin embargo,  en ese tiempo los medios masivos de comunicación carecían de  la celeridad, expansión y alcance que tienen hoy en día, porque aunque trato de hurgar en mi memoria, no logro rescatar  recuerdos de ese evento.

    El 8 de abril del 2024, fue anunciado con mucha antelación, hubo difusión y explicaciones muy didácticas e ilustrativas que generaron  el interés por conocer e investigar  sobre su trayectoria, estando a la expectativa para ser testigos de ese espectacular momento.  

    La información circuló de diversas formas, la más rápida, pero no más veraz, fue la trasmitida de boca en boca,  algunas personas confirieron el lado romántico y religioso  de la leyenda: momento especial de alineación perfecta,  propiciado por Dios, como un regalo que permite  concretizar el encuentro amoroso entre el astro rey y el satélite lunar; otras,  esperaban con miedo y  desconcierto, incluso hubo quienes mostraron incredulidad, pero entre las emociones más predominantes, sobresalió el asombro, por un lado, al reconocer los avances de la ciencia y la tecnología, así como su capacidad al observar la esfera celeste, por otro, la magnanimidad del universo y sus manifestaciones visibles. 

    Desde hace años, hemos designado la semana de Pascua  para compartir vacaciones con nuestros nietos, por lo que estábamos alojados en Mazatlán Sinaloa, llamando nuestra atención sobremanera, la gran cantidad de extranjeros que circulaba por las calles. Fuimos al aeropuerto a llevar un familiar, pudiendo constatar la aglomeración de turistas que venían a hospedarse, entre ellos, se encontraban científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) precisamente para disfrutar y estudiar este espectacular evento. 

    Empezamos a seguir las noticias con interés manifiesto, dándonos cuenta de que este hermoso puerto de México, estaba en los ojos del mundo, ya que fue elegido por la NASA, como el mejor punto geográfico para instalarse y documentar tan magnífico fenómeno astrológico cuya ruta estaba designada con exactitud cronometrada, en tiempo y forma. 

    Los hoteles a pie de playa, balcones y distintos espacios abiertos, se aprestaron a brindar el mejor escenario posible a la vista de los emocionados espectadores.
    En nuestro caso, elegimos parar en un mirador muy cerca del puerto. Con lentes especiales en mano, la emoción anudando al estómago y compartiendo  el espacio físico con cientos de turistas, presenciamos esa despliegue y alineación perfecta de inicio a fin, hasta que la oscuridad cubrió por completo el horizonte. 

    Fueron momentos breves pero sumamente intensos, compartiendo con nuestros nietos ese regalo excepcional. Somos una pareja sexagenaria, esperamos tener larga vida y gozar de la oportunidad de volver a disfrutar este fenómeno sinigual.  

Maestra Cuquis Sandoval Olivas

viernes, 5 de abril de 2024

Vacaciones







                        Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día

El final del viaje no es el destino, sino los contratiempos y recuerdos que se crean en el camino». 
Penelope Riley
El calendario Gregoriano marca doce meses con una duración muy similar en cada uno de estos, englobando las cuatro estaciones del año, con las características propias de clima y celebraciones específicas, tanto a nivel local, nacional, internacional o mundial.
    Siendo así, como en lo concerniente al sistema educativo mexicano, que el calendario marca tres recesos vacacionales durante el ciclo escolar, tanto para los trabajadores de la educación, como para todo el alumnado. 
Quien está inserto en el mundo laboral, por ley se le asignan estos periodos de descanso, donde es posible hacer un alto en las actividades cotidianas, visitar a familiares y amistades que residen en otro espacio o simplemente, disfrutar del placer al no tener un horario específico que atender. 

    Estos respiros abren la puerta a otros canales de percepción, los sentidos se expanden al disponer de más tiempo para admirar y gozar los beneficios de la naturaleza, de preparar y disfrutar los platillos culinarios propios de la temporada, dormir y descansar por periodos más prolongados, entre otras muchas actividades que se realizan con beneplácito, sirviendo además como atenuantes para bajar el estado de alerta, ansiedad y los niveles de estrés acumulado, y que se convierten en un bálsamo para sanar las emociones.  

    Cada familia visualiza y aprovecha estos tiempos, de acuerdo a sus posibilidades, coincidiendo en la buenaventura al utilizarlos en su gran mayoría, para reforzar los vínculos de afecto, consolidar los canales de amor, comunicación y convivencia entre su entorno personal e inmediato. 

    Quien no tiene la posibilidad económica para viajar fuera de su lugar de residencia, puede hacer otras tantas actividades que finalmente, sirven para atender los propósitos fundamentales: descansar, renovar energías y reforzar los eslabones del amor. 

    Indudablemente los cambios son parte inherente de nuestro paso por la vida. Mi niñez transcurrió por los años sesenta, no había la posibilidad de viajar a la playa o a otros lugares turísticos, pero en vacaciones, recibíamos en casa a familiares, o en su defecto, podíamos pasar días en casa de tíos, conviviendo al máximo con los primos, hacíamos excursiones al río, caminatas al cerro, contiendas deportivas, entre otras muchas más actividades que dejaron una huella imborrable en mi memoria. 

    Hoy en día, siguen estando disponibles esas opciones para compartir y convivir en familia: leer y comentar un libro, ver una película, hacer una fogata en el patio, contar cuentos y leyendas, recrear las historias familiares con el apoyo de los álbumes fotográficos, juegos de mesa, pijamadas, entre otras actividades diversas que llevan a construir recuerdos que duran de por vida.    

    El mejor regalo que podemos dar a la familia, es precisamente, nuestro tiempo, cuidado, amor y atención. 
    Termino con una frase de David Brenner: 
“No es la cantidad de tiempo que pasas en un lugar lo que lo hace memorable, es la forma en que pasas el tiempo”. 


Maestra Cuquis Sandoval Olivas