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jueves, 11 de abril de 2019

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  / MIÉRCOLES 10 DE ABRIL DE 2019

Roma




Sírvase este breve preámbulo introductorio para explicar algunos de los sentimientos y emociones vividas al estar observando la película, así como el análisis y diálogo posterior que invariablemente se presentó.
Filmada por el cineasta mexicano Alfonso Cuarón que obtuvo 10 nominaciones, de las cuales logró ganar tres premios. Filme en blanco y negro que retrata contextos sociales distintos, no por esto, exentos de sufrir similitud en los dramas familiares.
Primeramente como espectadora, pude vivenciar a un México de los años 60 , con algunos acontecimientos que cimbraron al mundo en todos los aspectos, tales como: el primer aterrizaje lunar acontecido en 1969 y que solamente algunas las familias de la gran metrópoli pudieron observar en la televisión, la cual se convirtió y propagó rápidamente como uno de los medios de comunicación, información y entretenimiento más importante; la manifestación estudiantil de 1971 y la matanza de Corpus Christi perpetuada por el grupo militar Los Halcones.
La protagonista, Yalitzia Aparicio, mujer con facciones indígenas que muestran orgullosamente su origen oaxaqueño; comparte estelar prestando servicio doméstico con otra chica coterránea, entre ellas se comunican en el dialecto “Mixteco”, lengua que Yalitzia desconocía y tuvo que memorizar para sus diálogos en la filmación de la película, nos recuerda que alrededor de 68 lenguas indígenas se hablan en México, de las cuales 48 van al declive en su uso, porque las nuevas generaciones han dejado de practicarlas.
Se muestra también una inequidad y violencia de género, la mujer que enfrenta el abandono de su marido y el duelo del divorcio; el trabajo extenuante de las empleadas domésticas que lo mismo atendían comida, ropa, limpieza y crianza de los hijos; el cortejo, enamoramiento y abandono; los problemas emocionales y sociales que enfrenta la mujer ante un embarazo no planeado y finalmente, el proceso del alumbramiento y el duelo y desesperanza al perder a un hijo.
Permite reconocer la inocencia y candor de los niños, el apego hacia la persona cuidadora, el amor profesado y gestado por la convivencia que lleva a la nana a arriesgar su vida por salvar y proteger a la pequeña cuando es arrasada por el mar.
Retrata también el papel tan importante de la abuela y su contribución en la educación y cuidado de los nietos.
El aprendizaje más grande que obtuve al ver y analizar esta película, es reconocer, agradecer y amar a todas esas mujeres que me han apoyado en los quehaceres del hogar y en el cuidado y bienestar de mi familia.
Muchas de ellas han sido parte de mi historia de vida, que al encargarse de los menesteres propios del hogar, me permiten dedicar mi tiempo al estudio, planeación de actividades, hobbies y entretenimiento.
Gracias Mely Valerio López, quien llegó a trabajar a mi casa siendo una jovencita de 15 años, a la par que iban llegando los nietos, la vimos convertirse en madre y padre a la vez, de dos pequeñas que llegaron a traer luz a su existencia.
Gracias Guillermina Valencia Barraza, mujer indígena de Guadalupe y Calvo, quien posee una figura diminuta y un corazón enorme, con una entereza y capacidad de trabajo que dan muestra de la resiliencia y resistencia desarrollado a través de los años. Llegó a Parral con tres hijos, sin casa ni trabajo y es hasta este momento, proveedora, bálsamo y balanza de la familia en general.
Vaya mi gratitud y respeto a todas ellas, que dejan casa e hijos propios para venir a ganar el sustento diario, dejando alma, corazón y aliento y una huella imborrable en nuestra existencia.