Soy,
aprendo y comparto
El universo es infinito, así mismo es el aprendizaje.
Decía Sor Juana Inés de la Cruz: “Yo no estudio para saber más, sino para
ignorar menos”. De acuerdo a esa premisa, se entiende la importancia de la delimitación
de un campo de estudio y de la abstracción por categorías cuando se requiere
incursionar en un campo determinado. Siendo de esta manera como surgen las
especializaciones en las diversas ramas del conocimiento: ciencias físico,
matemático y de las ingenierías, ciencias biológicas, químicas y de la salud,
ciencias sociales, humanidades y de las artes.
El hombre en sus múltiples posibilidades de aprendizaje,
va incursionando en alguna rama específica, adquiriendo conocimiento que le
permite desempeñarse con éxito dentro de su vida personal, familiar y social;
si es que no logra finiquitar sus estudios que lo acrediten como profesionista,
tiene la posibilidad de aprender un oficio o carrera técnica, mismo que a la
vez que le brinda sustento económico y seguridad, se convierte en una carta de
presentación ante el contexto en que se desenvuelve.
Cualquier profesionista o persona, puede especializarse
en determinada rama o tarea, sucediendo algo similar en el mundo de los
deportes, las bellas artes, la política, religión, escritura, lectura y todas las demás cosas o
actividades que se hacen en la vida ordinaria; sin embargo, la historia nos ha
enseñado que el hecho de ser portador de más saberes o desarrollo de
habilidades, no garantiza la calidad ética y moral en su Ser y Hacer, solo por
nombrar algunos, se hace mención de grandes científicos que sirvieron al
genocidio generado por los Nazis en Alemania, de mentes ilustres que están al
servicio de la construcción de armas biológicas letales que pueden destruir el
mundo con solo apretar un botón; de quienes utilizan la inteligencia,
experiencia y sagacidad para convertirse en líderes que encabezan la violencia,
corrupción y destrucción del ser humano y de su hábitat,.
En contraparte, entre más conozco, más me asombro y
maravillo ante la mente y huella dejada de grandes genios de la humanidad, quienes,
en un contexto y época determinada, pudieron visualizar, comprender y
concretizar una idea, hasta ver la germinación de un proyecto, tal es el caso
de los filósofos, cuyas premisas siguen siendo punta de análisis y escrutinio,
de Jesús, profeta tan importante que a partir de su nacimiento empiezan a
contabilizarse los años en la línea del tiempo; los genios e inventores que fueron
punta de lanza a partir del Renacimiento: “Leonardo Da Vinci”, “Galileo
Galilei”, “Marie Curie”, “Thomas Edison”, “Benjamín Franklin”, la décima musa
“Sor Juana Inés de la Cruz”, “Alan Turin”, “Samuel Morse”, entre otros muchos
más, hombres y mujeres destacados en diversas ramas del conocimiento cuyas
contribuciones cambiaron el rumbo de la humanidad.
Del siglo pasado a la fecha, se han vivido grandes
cambios y expansión en el conocimiento, hoy en día, está al alcance de todos
gracias a la globalización, y detrás de esta, se encuentran las figuras que lo hicieron posible: “Steve Jobs” «fundador de “Apple”», Sergey
Brin y Larry Page, científicos del internet y de la informática, creadores del
buscador Google, “Bill Gates”, filántropo y humanista, considerado como una de
las mentes más brillantes de la humanidad.
Cierro citando al filósofo, politólogo y profesor
austriaco Karl Popper: Nuestro
conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es
necesariamente infinita.
Maestra María del Refugio Sandoval Olivas
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