/ MIÉRCOLES 4 DE DICIEMBRE DE 2019
Hay
locuciones que a fuerza de la repetición
se adoptan en la cotidianidad sin llegar a escudriñar su significado a
profundidad. La frase, “La lectura es un
tesoro”, la he reiterado en mis diálogos y discursos incesantemente, tanto en los distintos espacios educativos como en
el ámbito personal y familiar, quizá como muletillas , que apoyen a la
reafirmación de mis convicciones respecto al hábito lector, y empiezo a buscar justificantes de
convencimiento y persuasión, que lleven a interiorizar el concepto, para que
pueda emerger y aflorar en acciones
contundentes.
Es
un tesoro, porque guarda en la cofradía de sus páginas, riquezas invaluables de
experiencias, producto de la historia, imaginación, conocimiento, realidades y
fantasías que se compaginan para llevar al lector a mundos distintos,
proporcionando cultura, esparcimiento y riqueza intelectual, que al adoptarse, se convierten en compañeros inseparables de
vida.
Me
gusta pensar en la analogía de la lectura como un festín de banquetes, donde hay una gran diversidad de
platillos que pueden dar gusto a los más exigentes paladares y sentidos, solo
hay que permitirse en engolosamiento de recrear la vista, el olfato, el tacto,
escuchar las voces de los autores y el sonido de las palabras, degustar cada
frase, en pequeños mordiscos, dejando que la mezcla de sabores vaya siendo procesados lentamente por las papilas gustativas, hasta saciar el
apetito del momento; alimento que en unas
horas será digerido y volverá a manifestarse
en necesidad imperiosa de ser
satisfecha.
A
través de la lectura se favorece la creatividad, se enriquece el vocabulario,
se potencia la expresión oral y escrita y se desarrolla la comprensión; de tal
forma que al volver la vista sobre un mismo texto, se encuentra una gran
riqueza de significados, que pudieron pasar desapercibidos en la primera
aproximación.
Vaya
pues estas primera cuartilla para
insertar el tema en cuestión, reseñar una obra de talla mundial, como es “El
principito” que ha sido traducida a más de 250 idiomas y que ha prevalecido la
magnitud y profundidad de su mensaje, no es una tarea fácil, por lo que me
permito solamente utilizar y parafrasear algunas de sus frases más contundentes, desde
mi óptica y perspectiva.
Llamó
mi atención el hecho de que en el programa televisivo “La voz kids”, el
cantante Asturiano “Melendi” regla a los niños seleccionados en su equipo este
libro, previa recomendación que deben leerlo y apropiarse de todas las
enseñanzas que extraerán de sus páginas.
Invariablemente
me remití al texto, volviendo a releer
la biografía y contexto del autor, porque dicen los expertos que para
interiorizar a una lectura, se debe conocer tanto al creador como al entorno
del momento, para empezar a sacar conjeturas y apreciaciones conforme se va
avanzando. Antoine de Saint Exupéry,
escritor y piloto francés, quien acostumbrado a ver desde las alturas la
pequeñez del hombre ante la inmensidad del universo; retrata por medio de
metáforas y analogías el actuar de este. Se dice que esta creación nace cuando
se perdió en el desierto de Sahara. Habla de planetas pequeñísimos, como el de
su procedencia, donde solo tres cosas poseía y era inmensamente feliz: Una rosa
que solo poseía cuatro espinas para
defenderse, tres volcanes y la dicha proporcionada al contemplar las puestas de sol.
Cada
uno de los planetas visitados le dio la oportunidad de conocer a su único
habitante, a con los cuales pudo interactuar por medio de las preguntas insistentes que
formulaba, las sabias respuestas brindadas aunadas a las conjeturas que
aprendió a discernir, como:
“Es
mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues
juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio”....“Los vanidosos sólo oyen
las alabanzas” …“Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre
se imaginan que ocupan mucho sitio. Se creen importantes”…“…Los hombres carecen
de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice...”“ Lo compran
todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los
hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!...“Sólo con el
corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”
—Los
hombres de tu tierra —dijo el principito— cultivan cinco mil rosas en un jardín
y no encuentran lo que buscan. —No lo encuentran nunca —le respondí. —Y sin
embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de
agua...
—Pero
los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.
Y
finalmente cuando el principito fallece, el escritor deja entrever el duelo por
la pérdida de su hermano, que en su
vuelo a las estrellas se despoja de su
cuerpo terrenal:
¿Comprendes?
Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Y
así de esa manera, cada personaje aporta calidad y calidez al texto; El
vanidoso, el rey, la flor, el farolero, el bebedor, el hombre de negocios, el cordero, el habilidoso y astuto zorro.
Dentro
del marco decembrino, solemos hacer una parada en nuestra vida ajetreada,
empezamos a revisar y evaluar nuestras
acciones, logros y metas alcanzadas, para llevarnos a la reformulación de las
nuevas. Les invito a regalarse y regalar la lectura de este texto.
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