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jueves, 19 de diciembre de 2019

Custodia del corazón



Maestra Cuquita Sandoval Olivas


Aunque es un título parecido al libro que el Papa Francisco regaló a sus feligreses en Cuaresma, este escrito pretende rescatar vivencias y emociones personales y significativas, que se han ido acumulando en la memoria y que hoy danzan frenéticas al compás del espíritu navideño que ronda por doquier; buscando anidar en el corazón de las personas, las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. De tal forma, que es necesario encontrar las palabras, requeridas, localizar los recursos literarios, enlazar pensamientos, ideas y recuerdos, para llegar a cautivar la atención, de quien brinda unos momentos de su tiempo a esta lectura.
 Cada que llegamos al doceavo y último mes del año, solemos realizar una introspección de acciones, lugares y gente con la que hemos tenido la fortuna de coincidir en este maravilloso viaje que es la vida; detenemos el paso y miramos a través de un retrovisor a esas personas y su impacto y trascendencia en nuestra existencia.
Reafirmamos la fe, conscientes+ de que es algo intangible, pero que debe ejercitarse por medio de palabra y acción. A este respecto, deseo compartir, que recientemente visitamos la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México; fue una experiencia única, se percibía en el ambiente, esa luz espiritual que conforta al afligido y da esperanza al oprimido; miles de viajeros hacían su llegada, algunos orando, otros expresando su fe con alabanzas, danzas ancestrales y enunciando de diversas formas su agradecimiento   por los dones recibidos. 
También recordamos con nostalgia y añoranza a quienes ocuparon un lugar preferencial en nuestro entorno y, que desafortunadamente, han dejado ese espacio vacío de su presencia física; por lo cual, se hace necesario compilar los recuerdos y custodiarlos muy dentro de sí, de tal manera, que su fragancia siga impregnando y acompañando nuestro diario vivir. 
Buscamos el fortalecer y revalorar los lazos familiares, visitando, haciendo una llamada, enviando un mensaje, llevando un presente, y sobre todo, expresando lo importancia que tienen en nuestra vida.
Ratificamos nuestro afecto a amistades y compañeros de trabajo, dejando en el olvido los desacuerdos y desavenencias, para anidar en custodia los hechos y buenos momentos pasados a su lado.
Convidamos y compartimos la sal y el pan, no solo con las personas que están a nuestro alrededor, sino con el más necesitado.
Dentro de todas esos haceres, considero menester el expresar nuestros deseos en estas fiestas decembrinas, para que se vayan anidando en custodia y puedan fortalecer alma y espíritu, de quien los otorga y los recibe.
Al reconocernos como seres imperfectos, sabemos que los errores se cometen con acciones y palabras que hieren y lastiman; por lo que es necesario aprender a pedir perdón y a perdonar; a pensar antes de hablar y de actuar; a caminar en esa búsqueda de luz que otorga el conocimiento, de tal forma que   nuestros desaciertos se vayan transformando en virtudes.
Dejar huella imborrable por el sendero transitado, sembrar acciones que tengan frutos imperecederos y encontrar esa fuente inagotable que se desborda dando y recibiendo amor.
Enunciar de manera afectiva y asertiva nuestras emociones y sentimientos; no escatimando en abrazar y demostrar el cariño y gratitud que sentimos.
Cultivar hábitos sanos que nos permitan tener mejor salud física, mental y espiritual.
Rodearnos con gente positiva y transformarnos nosotros mismos, de tal forma, que nuestra presencia, irradie luz, optimismo, esperanza, tranquilidad, armonía y bienestar.
Ser empático, solidario, altruista, centrados en el presente, que sepamos agradecer diariamente lo que somos, recibimos, poseemos y compartimos. 
Dice el poema “Sembrando” de Marco Salvador Blanco: “…Hay que vivir sembrando, siempre sembrando”  
Finalmente, quiero dejar sentada mi gratitud, afecto y mejores deseos para todos los lectores del Sol de Parral, familia, amigos, vecinos, equipo de cachibol, Sociedad Mutualista, “las chicas del café”, compañeros de jubilados y pensionados y todas las personas con las que he tenido la dicha de convivir.  ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

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