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sábado, 28 de diciembre de 2024

La envidia y el éxito






                                                      Imágenes copiadas de la red. 

                                    La envidia y el éxito
Por Cuquis Sandoval Olivas

    El bosque era el lugar ideal donde sus habitantes podían coexistir, compartir y aprender unos de otros, encontrando en la naturaleza su mayor aliada. Esta era capaz de proporcionar alimento, cobijo y una escuela abierta al aprendizaje. Sin embargo, no todo era ideal; también cohabitaban los antagónicos, aquellos que se empeñaban en mostrar el lado oscuro, buscando opacar la luz y llenar de sombras los pensamientos y acciones de los demás.

    Esta constante lucha de poderes, de alguna manera, favorecía a ambos bandos. Por un lado, estaban los valores universales, esos que habían sorteado toda clase de obstáculos y seguían vigentes a pesar del tiempo. Saber que existían los contravalores mantenía a los habitantes en alerta, lo que les permitía ser más precavidos y reflexionar sobre sus acciones. Además, los llevaba a escucharse unos a otros para retroalimentarse y a buscar el ansiado equilibrio que tanta paz les proporcionaba.

    Por otro lado, para los contrarios, no había momentos de sosiego ni oportunidad de entrar en una zona de confort. Su misión era, precisamente, desestabilizar, idear estrategias que cambiaran el rumbo original, sembrando sueños efímeros, quimeras, desazón e inconformidad.
Recientemente, se había efectuado una asamblea general donde, por mayoría de votos, se coronó al Éxito como el valor del mes. Este caminó entre la concurrencia, llegó hasta el estrado e inclinó su cabeza para recibir ese símbolo de grandeza. Fue invitado a pronunciar su discurso de agradecimiento y dijo:

    —Compañeros, agradezco con el alma esta distinción y puedo decirles que el camino no ha sido fácil. He encontrado las espinas de las rosas mientras cumplía los objetivos trazados para alcanzar la meta. Sin embargo, al llegar ahí, me he dado cuenta de que solo es una puerta, un símbolo de transición hacia nuevas oportunidades. Ese arco permite la entrada triunfal a una bifurcación de caminos que me invitan a seguir avanzando y enfrentar nuevos retos.

    Sus palabras fueron ovacionadas entre gritos y aplausos que mostraban el júbilo de la concurrencia. Estaban tan abstraídos en su contento que no percibieron que, agazapada en un rincón, estaba la Envidia. Ese sentimiento de tristeza o pesar por el bien ajeno había dibujado en su rostro un rictus de amargura e inconformidad. Sus ojos destellaban ira e impotencia mientras su pensamiento volaba con velocidad inaudita, buscando mil maneras para que el Éxito fracasara en su encomienda.
La Envidia nunca estaba conforme. Desconocía la sensación que brinda la felicidad. Si veía a un pájaro volar, deseaba sus alas; del colibrí, sus colores; del búho, su sabiduría; del águila, su visión; de la liebre, su rapidez; del ciervo, su velocidad; de la tortuga, su paciencia; del sol, su fuerza; de la luna, su belleza; de Éxito, su corona y el reconocimiento de sus compañeros. La lista de atributos que deseaba era interminable.

    Fue en ese momento cuando decidió que nadie podía ganarle. Debía empezar a trabajar en sí misma con más ahínco para sobresalir en todo lo que emprendiera.

    La Prudencia, al percatarse de su presencia, notó que la sombra que emanaba crecía rápidamente, tratando de apoderarse de la conciencia de los demás. Entonces emitió una alerta, tomó el micrófono y dijo:

    —Recuerden que existe la ambivalencia. Reconocemos ambos lados por su proyección. No permitan que las sombras superen a las luces. Debemos seguir unidos porque es la mejor forma de prevalecer, transformar los impulsos en sueños alcanzables y estar abiertos para aprender de los demás.

    Este texto muestra a la Envidia como una emoción perjudicial, pero que, al mismo tiempo, puede convertirse en una fuerza motivadora para el constante mejoramiento personal.

viernes, 20 de diciembre de 2024

Navidad, un viaje a través de los sentidos
















               Navidad, un viaje a través de los sentidos

    Desde que tengo memoria, la época navideña ha ocupado un lugar especial en mi entorno, no solo por las tradiciones, ritos y símbolos que le dan sentido, sino también por el calor y la unión familiar que proyectan una luz hacia nuestro interior, iluminando incluso los rincones más escondidos. En ese espacio, los recuerdos vinculados a momentos y personas cobran vida, emergiendo con emociones a menudo contrastantes: amor, felicidad, tristeza, añoranza por quienes ya no están, por la pérdida de la salud y la alegría de vivir. 

    A pesar de las dualidades que nos presenta la existencia misma, valoramos este tiempo y las experiencias que nos rodean de estímulos positivos.

    Nuestra vida, es esencialmente sensorial, responde a los estímulos, y durante la Navidad los sentidos se intensifican. Este periodo invita a la introspección, a reflexionar sobre el tiempo vivido y a proyectarnos hacia el futuro. Se despierta el placer de dar y recibir, como una forma de conectarnos con el mundo que nos rodea.

    La vista se deleita con escenarios iluminados por intensas luces de colores que evocan emociones y recuerdos. A ello se suman los elementos creados por el ser humano y la publicidad, diseñados para enriquecer el panorama visual, aunque los detalles naturales, como los pinos o las ramas desnudas que enfrentan el invierno con sobriedad, tienen un encanto único al prepararse para la próxima estación.

    El oído se llena de las melodías de los villancicos, que despiertan sentimientos de calidez, alegría y gratitud. La música, como lenguaje universal, crea recuerdos que se entrelazan con nuestras emociones. Por su parte, el olfato capta fragancias propias de esta época: el aroma del clima frío, la humedad, y los olores de bebidas y alimentos que despiertan memorias profundamente arraigadas, transportándonos a momentos y lugares significativos.

    El sentido del tacto se activa en cada detalle: el calor de una bebida, el contacto de una mano amiga, un abrazo sincero, o la suavidad de una manta que cobija nuestros sueños. También está presente en gestos cotidianos, como pasar las páginas de un libro o sentir el agua tibia durante un baño relajante.
El gusto, por su parte, se enriquece con sabores propios de la temporada. Los platillos navideños, desde el tradicional recalentado hasta las recetas familiares, despiertan nuestras papilas gustativas, vinculando estos sabores con momentos únicos y entrañables.

    La unión de los sentidos nos permite experimentar esta temporada de manera plena, un tiempo para fortalecer lazos emocionales y afectivos, consolidar el pasado con el presente y proyectarnos hacia un futuro más esperanzador. Es un periodo que, aunque nos recuerda los obstáculos y desafíos de la vida, también nos invita a comenzar de nuevo, a escribir un capítulo renovado lleno de posibilidades.

    Esta época nos invita a cultivar valores universales como la gratitud por los dones recibidos, la magia de cada amanecer y el regalo de la vida misma. El amor, motor y fuerza de nuestras acciones, nos inspira a tender puentes de empatía y apoyo mutuo frente a los desafíos.

    Recibamos este último mes del año como un momento para reflexionar sobre los logros y experiencias acumuladas. Adornemos no solo nuestro entorno con luces y decoraciones, sino también con el brillo de nuestras acciones hacia los demás. Que la magia de esta temporada envuelva al mundo con paz, perseverancia y la búsqueda constante del bienestar colectivo. Seamos portadores de esta luz y compartámosla con las nuevas generaciones.

    Que esta Navidad sea un tiempo de reflexión y gratitud, un momento para redescubrir nuestras raíces y fortalecer los lazos que nos unen. Celebremos el milagro de la vida, compartiendo luz y esperanza con quienes nos rodean.

     Brindemos por nuevos comienzos y proyectemos acciones que dejen huella más allá del tiempo. ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

viernes, 6 de diciembre de 2024

Más allá del magisterio. Talento y solidaridad en la D-IV-2





















    Un centro educativo no solo es un espacio de trabajo, sino que es un lugar de interacción y convivencia entre pares. Cuando los maestros concluimos nuestro tiempo de servicio dentro del magisterio, podemos sentirnos excluidos y aislados, sin un techo que cobije nuestros sueños. Las delegaciones de jubilados y pensionados, brindan la posibilidad de que al salir de la docencia, haya una puerta de entrada a la comunidad, porque es una nueva etapa de conexión y aprendizaje,  donde aún   hay mucho que aprender y enseñar, así como la riqueza invaluable de compartir nuestras experiencias y conocimientos con los demás. En este espacio no existen jerarquías de puestos y funciones; en su lugar, prevalece el sentido de identidad, pertenencia y solidaridad.

    La delegación D-IV-2 cuenta con una mesa directiva, encabezada por un representante sindical elegido democráticamente. Cabe destacar el magnífico trabajo realizado, así como la cooperación y esfuerzo que cada uno de sus miembros imprime, porque no solo donan su valioso tiempo, sino que son gestores,  promotores, informantes, y organizadores de varios eventos a lo largo del año. 

    Además de las reuniones informativas mensuales, hay talleres en los que cada agremiado participa por convicción y gusto. Cada uno de estos,  tiene un responsable que, de manera voluntaria, comparte sus habilidades y competencias con quienes desean integrarse activamente al grupo. Entre las actividades más destacadas se encuentran los talleres de cocina, pintura, lectura, tejido, hilados y tejidos, juegos de mesa, música de cuerdas, Parral Andino, cachibol, manualidades, de jabonería artesanal, baile de salón. Cada una de estas actividades son puentes dinámicos que  permiten crear, convivir y fortalecer los lazos sociales.

    La Delegación D-IV-2 de nuestra ciudad, junto con otras catorce delegaciones del estado de Chihuahua, se organiza anualmente para convocar a muestras deportivas, culturales, gastronómicas y artísticas. Este año tuvimos la fortuna de acudir a la ciudad de Casas Grandes con cerca de setenta agremiados.

    Un evento de esta magnitud conlleva una gran responsabilidad, así como planificación y organización meticulosa. Es suma de voluntades que destaca el trabajo colaborativo para ofrecer lo mejor. Estos eventos se convierten en espacios de reencuentros, diálogos, armonía y sana convivencia.
Cada taller participante muestra dinamismo, profesionalismo y compromiso, haciendo visible el esfuerzo realizado a lo largo del año. Los aplausos, las muestras de asombro y el reconocimiento verbal del público llenan de satisfacción a los participantes. Las palabras cálidas reconfortan el ánimo y, sobre todo, prevalecen valores universales como el respeto, la solidaridad y la empatía.

    Los ánimos se encienden en las canchas deportivas durante los encuentros de cachibol, con gritos, porras y frases de aliento. Las notas musicales llenan el aire, cautivando a los asistentes con la interpretación vocal y melódica de los artistas. Los instrumentos aportan cohesión, ritmo y cadencia, mientras que los bailarines exhiben destreza y pasión en sus presentaciones. Las muestras gastronómicas llevan el sabor y aroma de cada región. La pintura y las artes plásticas también tienen su protagonismo, ofreciendo al público un deleite visual que refleja creatividad y dedicación. 

    Estos encuentros no solo celebran el talento y esfuerzo de los agremiados, sino que también fomentan un espíritu de comunidad que trasciende las generaciones. La Delegación D-IV-2 sigue siendo un ejemplo de organización, compromiso y alegría en la etapa de jubilación.