¿Por qué escribir?
Es una de las varias opciones de preguntas e indagaciones que sirve para dar pie a este escrito, porque a la hora de enfocar la atención sobre una temática en particular, es necesario reordenar las ideas, jerarquizarlas e ir buscando las palabras precisas que logren la codificación y descodificación de la información, la concatenación, coherencia y cohesión; que cada vocablo vaya apareciendo a la vista, como pinceladas que dan forma y color al lienzo en blanco; como gotas de lluvia que van cayendo en una cavidad que las sostiene y almacena hasta ser parte de un todo, que se ofrece al lector, como un aliciente para saciar su sed.
Antes de que estas letras vayan formando frases, párrafos y un texto en su conjunto, es menester haber incursionado en la lectura, en aquellas aportaciones que la otredad ofrece, donde el escritor alimenta su intelecto con base a los conocimientos, percepción y puntos de vista, así como la experiencia que se ha plasmado sobre el eje rector temático en que versa su participación.
De esta manera, se van conformando categorías, que conjuntan puntos de convergencia comunes, brindando espacios de diálogo y comunicación entre sus pares. Hay quienes escriben para informar, para entretener, para educar, para soñar; de esta manera, el verbo va adquiriendo distinta investidura y responsabilidades con el uso de la palabra; convirtiéndose en vehículos portadores de mensajes, que se presentan de forma física o virtual ante sus receptores.
Hoy en día, son pocas las personas que escriben en cuaderno utilizando lápiz o pluma, las herramientas han cambiado, los teléfonos celulares han sustituido a la comunicación tradicional; las notas, agendas, recordatorios, correos, felicitaciones, entre otros, se van formando en la línea del pasado, no así su uso y frecuencia con los que se emiten.
Una de las grandes ventajas que ofrece la virtualidad, es la posibilidad infinita de redes multidisciplinarias y la prontitud de su acceso. Permite navegar en varios espacios a la vez, profundizar en sus contenidos o abordarlos someramente, atender la imagen, el sonido, investigar conceptos, redacción, entre otros; entonces, estas dos macro habilidades de leer y escribir se desarrollan a la par, cuando se escribe sobre la interpretación dada, se cimentan las ideas y conceptos en la mente; se puede tener el computador encendido con varias pestañas abiertas, siempre y cuando tengan un punto focal en común para no desviar la atención, lo que va llevando al escritor actual, a ir masterizando su experiencia con las letras a la vez que va desarrollando su capacidad de atención y aprendizaje, porque el conmutar tareas comunes, permite ir descubriendo y asimilando nuevos conceptos que se van adhiriendo a los anteriores.
Tiempo atrás, muchos escritos quedaban en carpetas o cuadernos amarillentos en algún rincón del hogar, algunos de estos, fueron rescatados o simplemente, quedaron en el olvido. Hoy por hoy, es posible la inmediatez y conservación de los textos.
Volviendo a la pregunta inicial, considero a la escritura como un elemento principal de mi existencia, puedo acudir a esta, al transitar por los distintos estados de ánimo; volcar en una hoja en blanco el gusto, placer o tristeza; por dejar huellas de letras por el camino transitado; por satisfacer esa necesidad inagotable de conocimiento y comunicación, por compartir mis pensamientos, dudas, vacilaciones, esperanzas e ilusiones.
Cito un fragmento de la contraportada de mi libro “Una rosa sin espinas”: “Escribo para no morir…”
Maestra Cuquis Sandoval Olivas
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