#Todos somos Colombia
Recientemente leí el libro “El olvido que seremos”,
(2005) testimonio logrado por la magistral pluma del escritor colombiano Héctor
Abad Fasciolince. El título lo toma de
un poema de Jorge Luis Borges que dice: “Ya somos el olvido que
seremos/el polvo elemental que nos ignora/y que fue el rojo Adán y que es
ahora/todos los hombres y que no veremos/ya somos en la tumba de dos fechas/del
principio y el término la caja/…”
Este libro es carta, testimonio, ensayo y biografía, contiene
relatos desgarradores de los acontecimientos violentos que se han suscitado en
Colombia desde el siglo pasado. Consta de 42 capítulos y ha sido traducido a
nueve idiomas, siendo uno de los libros más leídos en Iberoamérica.
El eje temático versa sobre un hijo que hace hasta lo imposible por
rescatar la memoria de su padre asesinado, del olvido que todos llegaremos a
ser; el protagonista principal es el
mismo escritor, quien relata la vida de su progenitor, un médico y activista
colombiano, Héctor Abad Gómez, quien puso su vida y conocimiento al servicio de la igualdad social y de los derechos humanos de la población; luchó
porque los colombianos conocieran
mejores formas de vida, exigió al gobierno el agua potable, a los habitantes les concientizó sobre la importancia de estar en contextos limpios, a sembrar y cultivar frutas y
hortalizas; pues él comentaba que los problemas de enfermedades se
solucionarían si el estómago tuviera alimento y el gobierno hiciera su parte al
brindar las condiciones básicas de subsistencia. Como médico, su vida
transcurrió en medio de luchas sociales, en ser testigo de levantamientos y
desapariciones, en levantar la voz en espacios públicos y en escribir los
hechos y sucesos que estaban lastimando a la nación; denunciando a los
ejecutores y perpetuadores de la violencia
Como padre, sembró una semilla de amor en el corazón de
sus cinco hijas y el único varón, quien es el autor del libro. Explicita en
varios capítulos, ese vínculo especial que tejieron; las conversaciones que les
acompañaban en sobremesa, en espacios cerrados y al aire libre, siempre
sintiendo el apego y mano protectora personal sobre sus hombros.
Un padre que se preocupó por el alimento del intelecto,
permitiendo que abordaran una dosis alta de lecturas, textos de distintos
géneros, que posteriormente estaban en la mesa de diálogo; escucharan música
instrumental, fueran conocedores del arte y tuvieran la libertad de palabra y
acción.
El autor fue educado en medio de dos caminos bifurcados,
por una parte, dentro de la doctrina católica, en una extrema política e
ideológica, donde florecían las discusiones teológicas, la oración, la asistencia
cotidiana al templo; por otra parte, un padre, científico que todo se
cuestionaba, y estaba en contra de los simbolismos y ritos que se promovían
dentro de la fe; era marxista en la economía y un pensador liberal de la
política.
A lo largo del texto puede rescatarse esta lucha
ideológica del autor. Describe al hombre idealista, al médico al servicio de
las causas justas y al padre vencido por el dolor y la impotencia de no
encontrar cura para el cáncer que invadió a su hermosa hija. “Cuando
la enfermedad y la muerte nos revelan el estado de contingencia que somos,
acudimos, en vano, a cualquier metafísica para esquivar ese irremediable
destino” (pág. 164).
Un
libro que condensa el dolor e impotencia ante la violencia que crece como una
maraña que va trastocando hogares, pueblos y países; cuya única arma de defensa
es la palabra, páginas impregnadas de memorias, sangre y mucho amor.
Esta breve reseña, lleva la intención de servir como
preámbulo de conciencia, reflexión y análisis a los recientes acontecimientos de
Colombia. Un pueblo que se levanta contra la injusticia y que es sometido y
lastimado por la fuerza militar. Hoy, todos somos Colombia y mostramos apoyo y
solidaridad ante nuestros hermanos.
Sin duda alguna una reseña excelente de EL OLVIDO QUE SEREMOS. Tuve la oportunidad de leerlo y me conmueve la forma amorosa de educar de un padre y una familia que si bien se mueve entre los circulos sociales ptivilegiados de Colombia, no es ajena al dolor y pobreza que aquejan a la gran mayoria de la poblacion. Escrito desde el amor de un niño hasta la madurez de un hombre que había sido mimado por ser el único entre todas las mujeres de su casa. Felicidades una vez más Cuquita por tu acertada manera de dejar huella con la palabra escrita!
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