Buscar este blog

lunes, 3 de mayo de 2021

Fragmento del libro Balleza, tierra de soñadores


Fragmento del libro Balleza, tierra de soñadores

En medio de uno de los cerros se encuentra una cruz de madera, labrada y colocada desde tiempos remotos por quienes profesaban la religión católica, como un recordatorio de que un hombre había pagado por los pecados de todos los seres humanos.

3 de mayo, fecha  conmemorativa del día de la santa Cruz, gente  que lleva ese nombre, se preparaban física y mentalmente para iniciar la escalinata familiar desde la madrugada, por un camino escabroso, sorteando las dificultades propias, ese paseo además de cumplir con el deber moral religioso tenía un tinte educacional, se recolectaban hierbas medicinales, mostrando a las generaciones más pequeñas la distinción de flora y fauna existente, la caza de algún zorrillo para extraer y disecar su carne, por las propiedades y proteínas que se le atribuyen que purifican la sangre y ayudan a erradicar algunas enfermedades; la piel de víbora para molerla y hacer sal que posteriormente serviría para la sazón de alimentos.

El tinte social se debía a la satisfacción plena de llegar a la cima, por compartir con la familia y comunidad el alimento preparado, las historias, leyendas y noticias que en ese tiempo llegaban solamente por correo postal, o por algún osado viajero que pasaba. 

Al unísono, decían sus oraciones, plegarias y alabanzas, a la vez que mezclaban las últimas melodías que se escuchaban en los acordes de los músicos de viento que en la década de los 50 del siglo XX alegraban las festividades.

Al atardecer, iniciaba el descenso, felices por haber estado más cerca del cielo, el cumplimiento de penitencias que algunos feligreses se habían impuesto a sí mismos a cambio de la obtención de algún beneficio a la salud o agradecimiento. 

El esparcimiento también brindaba salud emocional al recrear la vista con las figuras geométricas perfectamente trazadas en la llanura; el pueblo y sus alrededores, mostrando su magnificencia y esplendor con los bellos colores y paisajes que brinda la naturaleza desde las alturas.

Las dificultades encontradas eran similares al ascenso; sólo que cargaban el cansancio, emociones y ajetreo del día, infantes dormidos en los brazos de sus progenitores o hermanos mayores y los estragos por las bebidas etílicas consumidas por algunos durante la celebración.

Aunado a lo anterior, el mes de mayo es donde las temperaturas alcanzan su mayor incremento y la flora en esos parajes es escasa y pequeña, no brinda protección para las inclemencias del sol, por lo que, al caer la tarde, podía observarse rostros rojizos por las horas expuestos a los rayos solares


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido a mi blog, no te retires sin dejar tus comentarios.