Vientos
de esperanza
Profra.
Cuquita Sandoval Olivas
Una comunidad se conforma por personas que cohabitan un
espacio determinado compartiendo normas, costumbres, idioma, valores y otros
elementos comunes que permiten la interacción y convivencia.
Algo que nos identifica dentro de la universalidad, es
precisamente el origen y el fin de la vida.
Debido a la alta incidencia de suicidios que se han presentado
últimamente, me permito trastocar este delicado tema.
Chihuahua, el estado grande, primer lugar en estadísticas
de personas que decidieron poner fin a su existencia; nuestra comunidad, ha enfrentado
la recurrencia de esta problemática social, que deja a su paso una estela de dolor,
vulnerabilidad, lágrimas, tristeza, luto y duelo tanto a la familia y al
contexto en que se desarrolla, como las vidas y sueños truncos de quien lo
perpetua.
Vivimos en una sociedad inmersa en la comunicación e
información. Los grandes avances en la tecnología, nos permiten estar
informados al instante de los que acontece en nuestro entorno inmediato y
lejano. Los medios masivos de comunicación muestran en sus titulares: “Suicidio
de niño, de jovencita, señor, señora”, sin respetar rangos de edad o posición
social.
Enmedio del asombro, sorpresa, dolor y alarma que generan
estas noticias dentro de la comunidad; las autoridades municipales, educativas
y sociedad en general, buscan establecer acciones concretas que coadyuven a
identificar y prevenir tan lamentables sucesos para poder revertir esa
estadística que va en aumento en forma alarmante.
El DIF municipal se dio a la tarea de ofrecer un taller
gratuito denominado “Prevención al suicidio”, invitando a toda la comunidad
para aprender a detectar signos o síntomas que ayuden a identificar a personas
que están pasando por estrés traumático, depresión, malos tratos, a escuchar
esos gritos de ayuda silenciosa, que quedan ahogados en el eco de la
desesperanza.
La Tanatóloga, oriunda de nuestra localidad, Lic. Sofía
Muela, invitó al taller “Intervención al suicidio” y “Suicidio, siglo XXI”.
Los integrantes del Consejo Municipal de Educación y el
Cabildo de Mujeres se suman a estos esfuerzos, buscando el acercamiento en los
contextos educativos, con los padres de familia y con la comunidad en general.
En concordancia con los distintos niveles educativos, se empezaron
a gestionar conferencias, pláticas y talleres que permitan abrir puertas a la
detección y prevención, así como ventanas cuyos marcos traigan soplos y vientos de esperanza, a quienes se
encuentren atrapados en la desolación.
Desde hace unos años, los nuevos currículos de educación
trajeron a relucir un nuevo concepto: “Resiliencia”, que de acuerdo al
significado del diccionario de la Real Academia Española (RAE), la define como la
capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas y
adversas.
Este
término tiene su origen en el latín, “resilio” que significa volver atrás,
volver de un salto, resaltar, rebotar. De igual manera, se utiliza en física
para expresar la cualidad de los materiales a resistir la presión y su
capacidad de resistencia al choque.
Todas las
personas debemos ser gestores y promotores de la resiliencia, ya que, como seres
humanos, en algún momento de nuestra existencia, requerimos superar rupturas,
duelos, traumas, abusos, pérdidas, abandonos, enfermedad y episodios difíciles;
por lo que necesitamos desarrollar ese resorte moral que permita la
reconstrucción y sanación interna, levantar la frente y mirar hacia adelante
para encender y portar la antorcha que ilumina el futuro.
Debemos
convertirnos en diseñadores de factores protectores que puedan sobreponer a la
adversidad; dar más amor, empatía, tiempo y escucha activa a las personas con
las que tenemos la fortuna de cohabitar en un espacio determinado.
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