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viernes, 14 de noviembre de 2025

Mis plegarias de vida



S

oy una persona que ha recorrido este sendero por más de seis décadas. El asombro ha sido una constante en mi existencia: me maravillo ante la naturaleza y sus múltiples manifestaciones, ante las respuestas de las personas con las que he tenido la suerte de coincidir, ante el amor infinito que emana —como fuente inagotable— en los distintos escenarios y personajes de esta obra llamada vida. Incluso cuando los conflictos y obstáculos se presentan con variadas investiduras, agradezco su presencia, pues han forjado el temple y la personalidad resiliente tan necesarios para sobrellevar las tristezas.

Me congratulo de conservar la salud mental y emocional que me permite incursionar en lo más recóndito de mis memorias, retornar a ellas con serenidad y volver a saborear las mieles de tantas personas y circunstancias que han formado parte de mi caminar. Cada recuerdo es una chispa que ilumina el presente y me impulsa a seguir trazando nuevos senderos.

Reconozco que cada día es un regalo adicional; un obsequio que me permite expandir horizontes, agudizar los sentidos y disfrutar las maravillas que me rodean, tanto visibles como invisibles. Soy consciente de que en lo cotidiano habita lo extraordinario, y que en cada gesto, encuentro o silencio se esconde una enseñanza.

Falta poco para finalizar el año 2025 y, al dirigir la mirada en retrospectiva, solo hallo agradecimiento almacenado en memoria y corazón: por tantas bendiciones recibidas, por los innumerables aprendizajes adquiridos y, sobre todo, por la gente que gira amorosamente a mi alrededor.

Amo y atesoro las oportunidades tomadas, el beneplácito recibido y los fragmentos de felicidad construidos día con día. Continúo andando con la certeza de que, mientras haya vida, siempre habrá motivos para celebrar, aprender y amar.

Pido al Altísimo vida y salud para seguir avanzando; sabiduría para continuar construyendo y compartiendo; prudencia para no lastimar con la palabra ni con la acción; empatía para reconocer a quien sufre y brindarle mi apoyo desinteresado. Aspiro a vestirme cada día con los valores universales que ennoblecen el espíritu, para ser más justa, más humana y más consciente del mundo que me rodea.

Deseo seguir aprendiendo y creciendo, tanto en el conocimiento como en el revestimiento de paz espiritual. Anhelo convertirme en luz y guía para mi familia, ser compañera incondicional de mi esposo, y ofrecer a quienes me rodean una presencia amorosa, firme y generosa que contribuya a su bienestar.

Que mi andar siga siendo un reflejo de gratitud, servicio y armonía; que la vida me permita seguir sembrando bondad allí donde mis pasos coincidan con otros corazones.

Alzo mis ojos y abro mis brazos, el alma y el corazón. Abrazo las actividades que tanto disfruto: leer, escribir, jugar cachibol, acudir al gimnasio, tomar café con las amigas, viajar y seguir avanzando hacia la utopía de los sueños y los ideales. Aspiro a escalar pequeños peldaños que me permitan dibujar una sonrisa en el rostro y emanar la gratitud que brota del espíritu, porque cada día me ofrece nuevas razones para celebrar, agradecer y ser mejor.

1 comentario:

  1. Espejos del alma, es una columna de análisis y reflexión que ofrece ventanas de textos impregnadas de emociones y sentimientos.

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