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viernes, 1 de marzo de 2024

Una estrella se apagó en el firmamento










Como ballezana, me congratulo de conocer a la gente de la región y el haber tenido la suerte de convivir y compartir con la gran mayoría de las familias, que coincidimos en tiempo y espacio. 
    Este escrito hace referencia a la vida de la señora Doña Silveria Villalobos Medina, quien nació el 28 de agosto de 1930 y falleció recientemente el 16 de febrero del 2024.
    Contrajo matrimonio con el señor Humberto Sandoval Jáquez (†), procreando cuatro hijos: Pura, Aurora, Hugo (†) y Mario. 
    Madre ejemplar que dedicó su vida al cuidado y crianza de su familia, desempeñándose, a la vez, en varios oficios con brillantez, diligencia y entusiasmo.  Recuerdo que tenía un puesto colocado al frente de su casa, donde se vendían dulces, refrescos, regalos, entre otras mercancías, bastaba con gritar su nombre y salía presta a atender a la clientela. 
    Posteriormente, acude a mi memoria su figura diligente, dedicándose a preparar los platillos para las distintas festividades de la región. Ella y su familia conformaban un gran equipo de trabajo. Siempre atenta a complacer a los clientes que acudían en busca de la deliciosa gastronomía que preparaba, dando gusto a los sentidos de los comensales. 
    Fue pionera en la militancia del Partido Acción Nacional (PAN) en Balleza, desde 1955, siendo veinte años después, en (1975), cuando su hijo, Hugo Neftalí Sandoval Villalobos (†), lo instituye legalmente. 
    Seguidamente ella recibe el cargo como presidenta del partido, concretizando algunas obras importantes. Su trayectoria la llevó a recibir un gran homenaje en vida por parte del comité estatal del PAN en el año 2022, cuando ella ya contaba con noventa y dos años de edad y más de sesenta como militante. Fue acompañada por familiares, amistades y simpatizantes del partido, quienes manifestaron su orgullo y satisfacción por ese reconocimiento en vida, a una de las primeras mujeres ballezanas que se distinguió dentro del ámbito político. 
    Como madre, sufrió una de las más terribles adversidades, al acompañar a su hijo, Hugo Neftalí, durante un largo proceso de una enfermedad agobiante que, finalmente, lo llevó a la tumba en el año 2013. Ese triste suceso marcó un antes y un después en el resplandor de su mirada, sin embargo, logró salir adelante y continuar con sus actividades habituales. Poseía una entereza admirable para su edad, seguía al frente del cuidado de las tierras de su propiedad, de su producción, así como de los animales.
    Si alguna persona quería saber sobre algún suceso del pasado, bastaba con propiciar un encuentro con ella, porque doña Silveria poseía una memoria y lucidez increíble, citaba fechas, nombres y hechos, con precisión y seguridad.
    Fue la última sobreviviente de sus hermanos, por lo que sobrinos, primos y otras descendencias del árbol genealógico, se refugiaban en su amoroso regazo y consejo familiar.
    Indudablemente, el pueblo está consternado por su partida final, era común encontrarla en la iglesia, en el panteón o en las tiendas de la localidad; cualquier pretexto era bueno para entablar un diálogo con ella, porque era una gran conocedora del arte de conversar y socializar. 
    Vaya esta breve semblanza de su vida para enaltecer su recuerdo y hacer presente nuestro más sentido pésame a sus hijos y nietos. Porque cuando una madre fallece, es cuando finalmente se desprende ese cordón umbilical que nos ligó a ella desde la concepción y pasamos a experimentar la más terrible orfandad y soledad.  
    Descanse en paz. 

Maestra Cuquis Sandoval Olivas


 

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