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viernes, 23 de febrero de 2024

Doña Genoveva Pacheco Jurado (1932-2024)

 

https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-genoveva-pacheco-jurado-1932-2024-11485773.html

Genoveva Pacheco Jurado (1932-2024)

Y cuando llega el punto final, es necesario invitar a las reminiscencias transformadas en puntos suspensivos que permitan fragmentar y desempolvar los recuerdos, para, de esa manera, reencontrar significados a las huellas del camino andado. Entonces, estos adquieren la magia de convertirse en paliativos, que ayudan a ir sustituyendo lágrimas por sonrisas, desesperación y desolación por agradecimiento, reconociendo el regalo de su larga y fructífera existencia, que dejó un legado de memorias, experiencias y ejemplos en las distintas facetas de mujer, esposa, madre, abuela, vecina y amiga. 

    El nombre y los apellidos nos brindan unicidad, pero principalmente, seremos recordados por la siembra que fuimos esparciendo, por las fragancias y esencias de nuestro ser y hacer, diseminadas en el contexto comunitario y familiar.

    Doña Geno, era una de  las pocas personas del ayer, quien podía dar vida al pasado, trayendo a colación historias de vida de personajes  y acontecimientos de distintos contextos,  con una lucidez y precisión increíble de su memoria; ella era una de esas mujeres que dieron vida a una numerosa familia, que dedicaron su juventud y energía a su crianza y educación; siendo amas de casa de tiempo completo, esposa, costurera, cocinera, enfermera del cuerpo y espíritu, remendando y sanando las heridas de las prendas de vestir y las dolencias del alma, saciando  el hambre y  sed  física y espiritual del crecimiento de su familia.

    En su vientre acunó a nueve hijos: Gustavo, Lidio, Blanca, María del Refugio, Manuel, Elvia, Javier, Carlos y Moraima Garfio Pacheco, todos profesionistas exitosos, que fueron diversificando la selección de sus profesiones para el servicio y atención de la sociedad, pero lo más importante, grandes seres humanos que han alcanzado y saboreado el éxito en sus carreras, y que siguen siendo personas  sencillas y de nobles sentimientos, reflejando los valores cimentados desde su infancia y el orgullo de pertenecer a la cuna ballezana. 

    De ese árbol genealógico se desprenden veinte nietos y once bisnietos, quienes tuvieron la dicha de conocer y disfrutar las atenciones de una abuela amorosa. 

    Desde que tengo memoria, ella estuvo presente en mis experiencias de vida, tanto de niñez, adolescencia, juventud, como de madurez, era una confidente con quien se podía hablar, sostener largas conversaciones y sentirse escuchada y comprendida; siempre con la sonrisa, la broma y la palabra oportuna en sus labios, alentando a salir avante ante las dificultades que se iban presentando. Su casa, con puertas abiertas para recibir visita, su mesa, para compartir los alimentos, su corazón, para repartir el amor que brotaba incansable, sus brazos, para encontrar refugio, calor y protección.

    Es difícil soltar esos enlaces que nos sostienen en el fluir y vaivén de la vida, su muerte, se llevó fragmentos y recuerdos, hilos que fueron tejiendo experiencias; dejando vacíos que nadie puede llenar, porque aun cuando ella estuviera lejos del pueblo, su casa era un recordatorio constante de la gracia y bendición de su ser, a sabiendas, de que tan pronto regresaba, podíamos volver gozar de su presencia.

    Las palabras, aun poseyendo infinitas combinaciones, no alcanzan la dimensión de atrapar esos sentimientos y emociones que se generan ante la pérdida de un ser querido, porque de alguna manera, cada una de las personas que la conocimos, volvemos a vivir nuestros propios duelos, a visualizar y sentir el dolor cuando se presenta la partida física de este plano terrenal. 

    Descanse en paz doña Geno. Balleza, su gente y el barrio del Chamizal, la recordaremos por siempre.  


Maestra Cuquis Sandoval Olivas


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