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viernes, 28 de julio de 2023

Sin destino


                                                                https://youtu.be/5SyPvlk33QU


Hidalgo del Parral, Chihuahua, 27 de julio del 2023

Estimado señor Imre Kertézc: 


    El contenido de esta misiva no llegará a sus manos, a menos que el soplo de la brisa lo lleve hasta la eternidad, lugar donde reposa su espíritu desde el año 2016, pese a todos los pronósticos y obstáculos enfrentados, tuvo una larga vida de ochenta y siete años, hasta que la enfermedad del Parkinson fue un factor determinante para frenar su calidad de vida y acabar con su existencia. 
    Son distintos motivos los que me inducen a escribir estas letras, el primero, se debe a la reciente lectura del libro de su autoría “Sin destino”, que posteriormente, reafirmé al observar la película en la cual usted tuvo a bien ser el guionista, lleva el mismo nombre, aunque también es traducida como: “Campos de esperanza” data del año 2005. 
    Son algunos los libros que he leído respecto al holocausto, todos y cada uno de estos, me llevan a un estado de negación, de incredulidad, me inducen a preguntarme ¿cómo es posible que el alma humana albergue en su interior, demonios que adormecen las conciencias y aletargan las emociones y sentimientos al destruir a sus semejantes? 
    Por otra parte, en la medida que avanzaba en las páginas del libro, pude constatar su resiliencia, quizá el destino le llevó a tomar decisiones rápidas y oportunas, como el alterar su edad al ser cuestionado, que su mentira fuera aceptada como verdad, y con eso, salvarse de la muerte, porque en ese campo de concentración, niños, mujeres y viejos eran ejecutados o cremados de inmediato.  
Es una historia cruda y desgarradora que muestra la degradación del ser humano, tanto de quien violentó los derechos inalienables como del violentado. Nos lleva a reconocer la xenofobia, discriminación, el odio étnico, identidad y pertenencia; de los conatos de poder que deciden sobre el destino, vida y muerte de los demás, el poder de la movilización de masas y la alienación y desesperanza de los desposeídos; pero también es un ejemplo de supervivencia y adaptación en condiciones extremas, tanto climáticas como las de subsistencia, al carecer de las necesidades básicas de vivienda y alimentación.
    A través de su historia vivimos una época, un contexto histórico, una construcción de la identidad colectiva; sufrimos, lloramos, vimos el mundo, desde la mirada de un adolescente, que parecía inmune al sufrimiento, cuyas lágrimas se escondieron tras la máscara de indiferencia, ocultando sus emociones y aprendiendo a   sobrevivir en tiempos de tragedia y adversidad. 
    El estilo de su obra es frío y objetivo, pero con un profundo toque filosófico. Narración en primera persona que va en una línea del tiempo, desde su vida familiar ordinaria y cotidiana, hasta la desaparición de todo lo conocido. Está llena de simbología, la representación de la estrella amarilla adherida a sus ropas, el pase o pasaporte, los trenes, el humo de los hornos, el comportamiento de los países aliados, quienes colaboraron directamente, para que se cometiera el peor genocidio de la historia.
    Gracias por darse tiempo para escribir este texto, que ha sido traducido a muchísimos idiomas y ha viajado a diversos continentes tras haber sido el estandarte que le permitió ser acreedor al galardón del premio Nobel de literatura en el 2002.
    En la medida que este conglomerado de páginas fue siendo develado, hubo un diálogo entre autor – lector, una génesis que nos remitió a su mundo, a sus experiencias. Y ese es el poder más grande de la cultura escrita, trasciende contextos, épocas y se convierte en un referente histórico. 
    Me despido, prometiendo leer sus otras obras y compartir su contenido. 
Atentamente

Maestra Cuquis Sandoval Olivas

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