Al cerrar un ciclo, es
invariable experimentar una mezcla de sensaciones impregnadas de recuerdos, de
imágenes, de situaciones vividas, de personas que nos acompañaron y de quienes
ya no están en esta esfera terrenal; de logros tropiezos, enfermedades, retos y
alegrías; porque precisamente, esos son los ingredientes que conforman la
mezcla de los días, que se van sumando uno a uno, hasta llegar a esta navidad
del 2022.
En esas remanencias, hay
asomos de luz, fulgores de conciencia que a veces van perdiendo su intensidad y
brillo hasta llevar a la melancolía y hacernos partícipes al experimentar la
soledad. Entonces, se esconde la alegría, dando cabida a que aparezcan los
suspiros que brotan desde el fondo del alma, a las lágrimas que corren como un
río sin caudal, tratando de lavar penas. Hay recuerdos que duelen y lastiman,
y, queriendo cambiar los hechos, las circunstancias y el curso del pasado,
damos entrada al “si hubiera hecho esto en vez de”.
Se siente el frío de
ausencias, se observan casas, habitaciones, sillas huérfanas, retratos
alumbrados por una vela, familias separadas, y muchas otras dolencias que nos
presenta la vida. Afortunadamente, esta no es estática, no es pintura que se
plasma y se queda en el papel o mural; la vida es constante movimiento,
presenta cambios en sensaciones, emociones, pensamientos y acciones, fluyendo
sin cesar.
También hay recuerdos que
dibujan sonrisas en el rostro, que brindan un marco de referencia al cuerpo sinigual,
los ojos adquieren un nuevo resplandor y brillo; se adopta una nueva posición
gestual; se abren los brazos para abrazar la vida, permitiendo que la energía
corra sin parar; es cuando se precisa hablar sobre esas memorias, compartirlas
y permitir que otros las puedan conocer, gozar y amar.
Son muchas las emociones que
experimentamos en esta época de navidad, quisiéramos tener la magia necesaria
para curar al mundo de tanta calamidad; erradicar la violencia, las guerras y
que todos portáramos la bandera de la paz. Que cada ser humano en este planeta,
tuviera lo necesario, como es la seguridad que brinda la casa y la
alimentación; que no hubiera anciano, niño o enfermo adoleciendo del abrazo y
cuidado; y conservar cada día el espíritu de la navidad.
Revivir en cada uno de
nosotros esos momentos únicos e inolvidables que llegaron envueltos con satín y
moño de felicidad; aprendiendo a disfrutar cada instante, aportando nuestra
cuota al adoptar los valores, pregonarlos y ser promotores y difusores del gozo
de Ser y Estar.
Reconociendo esta mezcla del
pasado y del presente, como edificadores de muros inquebrantables que han
forjado y dado templanza a nuestro carácter y personalidad. Que los embates y batallas de los que hemos
salido triunfantes, sean medallas e insignias portadas con orgullo, que sirvan
como estandarte, para recordarnos que la humidad, es uno de los muchos tesoros,
ofrecidos por el nacimiento, como significado verdadero de la navidad.
Mis letras son aladas y
volarán a los confines de la tierra, confiando que permanezcan hasta la
posteridad. Hoy y siempre les deseo: Salud, amor, paz, resiliencia y
prosperidad, no solo en estas fechas, sino por siempre. Resumiendo mis deseos
en dos palabras: “feliz navidad”
Maestra María del Refugio
Sandoval Olivas
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