La
temporalidad
Hay un refrán que a la letra dice: “Cada día trae sus
propias tribulaciones”, entendido como un consejo para no estar preocupados por
el ayer o el mañana, debiendo concentrar nuestra energía un día a la vez, sin
embargo, estamos conscientes que somos polvo de estrellas, mismo que ha sido regado por el camino, y al transitar sobre
este, los pequeños fragmentos se han ido adhiriendo a nuestra esencia, porque cada paso
dado se va constituyendo por retazos del pasado, hilos que fueron tejiendo
nuestra historia de vida y han conformado la personalidad y carácter que
poseemos; además de tener la facultad de soñar con la utopía, siendo esta, la
que nos permite avanzar y crecer día a día.
Gracias a los historiadores, a los libros y a las
conversaciones que sostenemos con la gente que circunda a nuestro alrededor,
podemos darnos cuenta de los hechos del pasado, entender la trascendencia y
evolución para comprender y tener una perspectiva más amplia acerca de nuestro
presente. Antes de que se inventara la escritura, los conocimientos se
trasmitían generacionalmente; en la medida que se fue avanzando en el
desarrollo y comprensión de episteme (conocimiento o ciencia), se fue
ensanchando la visión y vislumbrando otros senderos; así lo explica
magistralmente Platón en la alegoría de “La Caverna” (380 a de C).
Los grandes cambios en la humanidad, se deben
precisamente a esa gente visionaria, que se atrevió a crear otras realidades, a
inventar, descubrir y atreverse a salir de su zona de confort para incursionar
en lo desconocido, basta mencionar al polímata
florentino Leonardo Da Vinci
(1452-1519), uno de los hombres más prolíferos de la historia, quien dejó
bocetos de artefactos totalmente desconocidos en su época, y que fueron plataforma
de arranque para su construcción posterior, como el helicóptero y el submarino; sus contribuciones fueron cimiento
al método científico, a la medicina, a la planificación urbana entre otros; se
le considera, un paradigma del renacimiento, hábil en todas las disciplinas y
áreas del conocimiento humano. Sus contribuciones marcaron el fin de la
superstición medieval.
Con esta breve explicación, nos damos cuenta de que la
temporalidad es fundamental en la vida del ser humano, estamos conscientes de
la fugacidad del tiempo por lo que buscamos interiorizar los eventos para
comprender la experiencia cotidiana de las personas en un tiempo y lugar
específico.
Para el alemán Albert Einstein, considerado como el
científico más importante del siglo XX, quien en 1905 sustenta la teoría de la
relatividad, como punto de partida de la física moderna, estos dos conceptos de
tiempo y espacio no existen por separado, ya que ambos conforman el tejido en
el que tienen lugar todos los sucesos físicos del universo.
Estamos conscientes de
que nos toca viajar en este vehículo del tiempo, cada uno de nosotros, tiene un
asiento específico y vamos transitando por diversos lugares, con paradas
eventuales dictadas por las circunstancias; algunas con soledad, sufrimiento y
carencias, otras pletóricas de felicidad y abundancia; otras con dudas e
incertidumbres, para enseguida encontrar la
certeza y confianza.
Las personas que nos acompañan en este viaje, son
pieza clave para la construcción de andamios seguros; cuidemos lo que somos,
decimos y hacemos, porque eso conforma nuestro entorno personal inmediato y
tiene influencia determinante en todos y todo lo que nos rodea.
Cierro con una cita anónima: “La memoria del corazón
elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, gracias a ese artificio,
logramos sobrellevar el pasado".
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