Imagen tomada de la red
La
palabra que construye o destruye
El presenta artículo presenta un abordaje somero sobre el
poder que se le confiere a la palabra, ya sea en forma oral o escrita, no solo
como un sistema de comunicación, sino como la creación de realidades. Dimensionando la importancia del tema, se
considera necesario parafrasear parte del discurso emitido por la conferencista
Johana Alejandra Nivia, psicóloga y especialista en talento humano, procedente
de Colombia. Ella inicia su disertación explicando el origen del ser humano y
su evolución de necesidades. Subraya el rasgo característico de raciocinio, que
no solo impera en el hombre, sino que es una capacidad presente en menor
proporción en algunas especies animales, como son: los primates, elefantes y
delfines entre otros; destacando, que, a diferencia de éstos, el hombre ha
desarrollado el lenguaje y éste ha tenido un alto impacto por sus relaciones gregarias,
y que, a su vez, ha sido plataforma de empuje en el desarrollo de la ciencia y
la tecnología.
El lenguaje determina la arquitectura de nuestra mente, es
la capacidad de comunicación elaborada y compleja que permite expresar ideas,
emociones, pensamientos y sentimientos; ya que somos seres sociales que
necesitamos desarrollar vínculos para comunicarnos entre nosotros y seguir
creciendo en la capacidad cognitiva y creadora. La parte medular de su mensaje
y que, a su vez, me sirve como núcleo que da fundamento y razón a este escrito,
lo encontré en la parte donde menciona que el lenguaje es un transporte que
necesita un conductor, este conductor se denomina sensopercepción, que como su
nombre lo indica, hace uso de los sentidos: táctil, visual, auditivo, olfativo
y gustativo para percibir e interpretar el ambiente de comunicación. Entonces, puede
explicarse este proceso de la siguiente manera: cuando se emite un mensaje,
primero se capta, la información, se analiza, se procesa, evalúa y se
decodifica en nuestra realidad interna; luego estaremos en posibilidad de externarla
o trasmitirla a los demás. Pero a pesar de utilizar códigos comunes, el
significado que cada quien le otorga depende de su bagaje cultural y
experiencia.
Ese vínculo de comunicación, nos ha
permitido transitar en este devenir histórico; donde se contextualiza el
momento de acuerdo a esas realidades que se le confiere al mensaje.
Después de este preámbulo, podemos comprender que la
palabra tiene el poder de edificar o destruir de acuerdo a la percepción y
recepción, así como al tono y momento en que se emite. La palabra ha sido
utilizada como demagogia para convencer a las masas, para domesticar el
pensamiento, para compartir el conocimiento, para dialogar y consensuar, entre
otros muchos usos, pero también para generar conflictos.
Hoy en día, los mensajes viajan a una velocidad
vertiginosa a través de los medios sociales; una interpretación errónea de
alguno de los emisores puede llevar a trasmitir un mensaje fallido; y así, como
el teléfono descompuesto, este va llegando cada vez más distorsionado.
Antes de censurar a una persona o dar credibilidad a un
hecho, debemos hacerlo pasar por esos tres filtros mencionados en la fábula de
Sócrates: ¿Es verdad? ¿Existe bondad en ese comentario?, ¿Hay necesidad de que
yo me entere o conozca el caso?
Todos y cada uno somos responsables de lo que pensamos y
decimos, lo que algunas veces no dimensionamos es hasta donde afectan las
palabras acompañadas de acciones que atentan contra la dignidad de una persona.
Hermanados en una comunidad debemos cuidar esos filtros,
de analizar los mensajes desde diversas ópticas, porque ya lo decían los
relativistas: “Nada es verdad, nada es
mentira, todo depende del cristal con que se mira”.
Sin duda alguna estoy de acuerdo con lo citado por usted Dra. Sandoval; también el manejo de la inferencias con el fin de dominación y de encarrilar a las personas a lo que conviene al contexto histórico o geopolítico y como se maneja la llamada posverdad, cada día debemos estar alerta de como los medios ahora de forma tan veloz nos llenan de información que debemos contrastar para poder tener un vislumbre de realidad; y mucho que decir de la censura que solo pretende que una solo versión sea la que impere. Magnífico Texto gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar. Es así como los textos cobran vida.
Eliminar“La muerte y la vida están en poder de la lengua...”. Proverbios 18.21:
ResponderEliminarGracias por su valioso comentario.
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