Autobiografía
por Cuquis Sandoval Olivas
Atreverse a escribir autobiografía, es darse permiso
de encontrar otros universos y personajes que circundan alrededor de nuestra
vida; abre un campo de escrutinio lleno de posibilidades para reconocerse a sí
misma dentro de la otredad; tomar conciencia de aciertos, yerros, éxitos,
fracasos, sueños, realizaciones, metas y utopías.
El escribir sobre una, como sujeto inmerso dentro de
una sociedad, entraña el involucrarse e introducirse a la vida de otras
personas, porque dentro de las interacciones en que nos desenvolvemos,
generamos actitudes aprendidas, como reacciones de interpretar la vida; es por
esto, que nuestras historias siempre están entretejidas con retazos de vida de
muchas más.
Aún y cuando se quisiera imprimir un tinte objetivo al
valorar situaciones y acciones que han tenido repercusiones y efectos en la
vida personal y social, la subjetividad aflora a cada instante, inundando esos
anhelos, esperanzas, ilusiones y evocaciones de momentos que marcaron nuestro
caminar y fueron teñidos con colores de desesperanza, cuando algún pintor,
imprimió tintes especiales al lienzo donde se plasma la historia de nuestra
existencia.
Es necesario cerrar los ojos al exterior, para que
pueda abrirse la mirada del alma; que viajen los recuerdos y encuentren la
significatividad impresa en cada una de sus apariciones; como sinapsis que une
y reencuentra; como hilo que va tejiendo y uniendo memorias; para que afloren
los pensamientos y se transformen en palabras, en frases y finalmente hilvanen
el texto que nace al compás de los recuerdos.
En la medida que se va aprendiendo a utilizar los
lentes de género para sopesar las circunstancias que han permeado a través del
tiempo, se pueden encontrar las desigualdades sociales y emocionales que se
adquieren por nacimiento, por el solo hecho de ser mujer.
Al inmiscuirse a los estudios generados con esta
óptica, se reconoce el papel preponderante de grandes luchadoras sociales, que
con conciencia y conocimiento emprendieron su visión de ir en pos de un sueño;
de tal manera, que hoy en día, pueden vislumbrarse cambios y avances que en
algunas culturas y ámbitos se han alcanzado.
Hay situaciones que se presentan dentro de la
cotidianidad, que a fuerza de repetirse se perciben normales. Por lo que se
considera a menester, el realizar este ejercicio de escrutinio, primeramente,
para encontrarme a sí misma como individuo inmerso en una sociedad, reconocer
la feminidad, el impacto que tiene el actuar para luego, entender a las otras y
poder tender puentes de ayuda psicológica, emocional y moral.
De tal manera, que es preponderante, hacer este
ejercicio de transformar los pensamientos en letras, los recuerdos en narrativa
y rescatar fragmentos de existencia que fueron detonantes en la formación del
carácter y personalidad, donde se ven reflejados los valores familiares, el
impacto cultural del contexto y la arquitectura que hicimos con nuestro
porvenir, no sólo por las decisiones tomadas sino por las circunstancias y
oportunidades que se presentaron en un momento determinado.
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