¿Verdad
o mentira?
Nada es origen, siempre se repite, se lee,
se escribe. No conocemos quien fue el primero en decir algo. Pero también es
necesario volver sobre esas antiguas intuiciones con una voz que las haga
propias.
Jorge Luis Borges.
Esta semana inicio con una frase acuñada
por los relativistas cognitivos: “Nada
es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”. Este
movimiento filosófico se centra en la afirmación de que un conocimiento es verídico
de acuerdo al contexto del cual emana, siendo además multifactorial, porque incide
tanto el lenguaje, como la cultura y los paradigmas de cierto periodo de
tiempo.
Distinguir lo que es verdadero de aquellas
falacias que comúnmente escuchamos y damos por sentado, requiere tener un acercamiento
al conocimiento en general, para luego irle desmenuzando y analizando en sus
partes.
Hay una alegoría que escribió Platón en el
año 380 a. de C. denominada “La Caverna”, menciona que el hombre habitaba en
cuevas que estaban cubiertas por la más completa oscuridad; sin embargo, la
fuerza de la costumbre, les había enseñado a cohabitar en ese espacio por temor
a salir de su zona de confort.
No obstante, siempre existe la excepción a
la norma, un habitante decide avanzar por el sendero, dejar lo conocido y
aventurarse a explorar nuevos conocimientos; primeramente, sigue unas rejillas
de luz que traspasaban las rocas, en la medida que los rayos del astro rey
alcanzaron sus retinas, sufrió una ceguera momentánea, pero luego pudo apreciar
la belleza del exterior y volvió extasiado a la cueva para contarles acerca de
su descubrimiento; la fuerza de su emoción no fue suficiente para persuadirlos
a abandonar ese espacio; unos cuantos lograron salir y enfrentar los retos que
ese nuevo mundo ofrecía.
En lo que respecta al dogma «pensamiento
que se tiene por cierto y no puede cuestionarse», se puede ejemplificar el
avance, impacto y trascendencia que ha tenido en el hombre. Hay quien hace gala
del poder, del conocimiento que instituye como verdadero y lo utiliza para
someter a los oprimidos.
Cada sistema es un punto a debatir,
llámese política, credo, economía, educación, entre otros, que se encuentran contenidos
en un paquete que lleva como nombre: globalización. Entendiéndose como un
proceso económico y tecnológico que abraza la cultura y la política en general;
generando una comunicación e interdependencia entre los países.
Hoy en día, la información es inmediata;
se encuentra a un clic, pasando por el filtro del análisis personal y
comunitario que apoya a la toma de decisiones y genera diversas perspectivas
contextuales.
Hay quienes cubren su cuerpo de bombas
explosivas y se lanzan en pos de una misión suicida que consideran su verdad;
otros, quienes se apartan del ruido y la sociedad y encuentran su verdad en el
silencio y la meditación; otros más, que hacen de la verborrea su principal
elemento para ganar adeptos y seguidores; quienes buscan la fundamentación
teórica y los procesos de la ciencia para dar por sentado verdades que están en
constante proceso de reconstrucción.
La tolerancia, empatía y otros valores
universales son necesarios; el vestuario del conocimiento y el telar de la
verdad, se ajustan a momentos específicos.
Vaya pues esta somera reflexión para
continuar en la búsqueda de esa verdad que nos rige, de esa luz que sea candil
en medio de la oscuridad; de esa paz, que solo se reconoce al haber
experimentado la intranquilidad.
Termino con el pensamiento de N Wiener: “No somos sino remolinos en un río de incesante
corriente, no somos materia perdurable sino pautas que se perduran a sí mismas…
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