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jueves, 25 de febrero de 2021

Cumplirías 20




Viaja el pensamiento,
raudo y veloz como el viento
atrapando los recuerdos
aprisionando el momento

¿Cómo olvidar esos años?
que viviste a nuestro lado,
¡Fuiste una gracia divina!
¡fuiste un regalo preciado!

Tu corta estancia en la tierra
pasó como una esencia
estelas de amor regadas
añorando tu presencia

Desde el día que naciste
transformaste nuestra vida
era armonía y calor
de pronto se abrió una herida

El cáncer se presentó
invadiendo el organismo
adversos fueron dos años
de luchas y pesimismo

Como toda una guerrera
enfrentaste las batallas
la quimio y las radiaciones
derribaron las murallas

Quebrantaron tus defensas
reaparecían tumores
cada curación traía
oscuridad sin fulgores

Sin embargo, acrecentaron
tu espíritu, fe y aliento
demostrando valentía
evitabas el lamento

Ayudabas a otros niños
a seguir creyendo y luchando,
dándoles paz y sosiego
cuando el miedo estaba asechando.

En medio del sufrimiento
buscaste nuevos caminos
de enseñarnos que la vida
nos presenta desatinos.

Con sonrisa a flor de piel
los quebrantos embestías
en Jesús, en oración
y en los milagros, creías.

Viajamos por muchos lados
buscando tu sanación,
a través de ese tiempo
mucha gente se unió en oración.

Cuando la ciencia no alcanza
a dar respuesta inmediata
elevamos nuestros ojos
ante el Ser que ata y desata.

Al no hallar respuesta grata
de obtener la sanación,
pedíamos por tu descanso
con fe, alma y corazón.

Gritamos nuestras angustias
mostramos el desaliento,
no entendemos el porqué
del dolor y sufrimiento.

Ante toda esa dolencia
queremos respuestas prontas
No comprendemos las causas
De sufrir tales afrentas.

Cuando llegó el momento
de entregarte al creador
hubo enojo, desaliento
y un dolor abrumador

Ver tu pequeño cuerpo
encerrado en una caja
sin calor, con rigidez,
¡atrapada en la mortaja!

Madre tierra, te entregamos
a nuestra niña amada,
quedando sin su presencia
nuestra vida destrozada.

Han pasado ya diez años
desde esa fatídica fecha
¡cómo arde esa herida!,
¡sigue encendida la mecha!

Veinticinco de febrero
¡dos mil uno! de los años,
marcado en el calendario
al celebrar su cumpleaños

Veintinueve de diciembre
dos mil once, ¡inolvidable!,
en que partieras mi niña
dejando una herida incurable.

El tiempo ahí se detuvo
llegó a su línea finita,
esperamos que en el cielo
goces de paz infinita.

Nosotros, tu gran familia
en el corazón se añora
basta mencionar tu nombre
y ¡las lágrimas afloran!

Tu pequeña hermanita
persiste en recordarte,
tenía casi tres años
y teme un día olvidarte.

Tu hermano Jorge Daniel
solo se queda callado,
se guarda sus emociones
es sentimiento abrumado.

Tu madre aún no puede
dejar de llorarte un día,
pide verte en sus sueños
el acariciarte ansía.

Sabemos que es el fin
del humano en la tierra
alcanzar la vida alterna
es nuestra grande quimera.

Sin embargo, es la muerte,
totalmente inaceptable
Es separación final
¡sin respuestas!, ¡injustificable!

soñadora aventurera
que buscaba sin cesar,
unir en amor a todos
y la felicidad alcanzar.

Sólo nos quedan recuerdos
que buscan susurro al viento
memorias que vivirán
en corazón y pensamiento

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