Carta a los Reyes Magos
Hgo del Parral, Chihuahua, 05 de enero del 2021
Queridos Reyes Magos:
Elegí esta fecha para escribirles, porque en unas horas estarán arribando a
muchísimos hogares, sí, debo decir que su visita no es simultánea e igualitaria,
su magia, aunque inmensa, no ha alcanzado a cubrir la totalidad al llevar esos
regalos que prodigaron a Jesús en su llegada al mundo.
Nací en 1963, en un pequeño pueblo, donde no era conocida su existencia, en
la comunidad no se esperaba esa fecha, quizá el sacerdote hizo alguna mención
bíblica de su llegada, pero no encontró significativad en nuestra conciencia
pueblerina.
Al paso de los años me convertí en madre y empecé a implementar la
tradición en mi hogar al dejar una bota de fieltro que amanecía con dulces y llenaba
de alegría los ojos y corazones de nuestros hijos. Como abuela, las botas se
fueron multiplicando y fue necesario insertar una fotografía de cada uno de los
nietos, para que llegaran el 6 de enero, llenos de alborozo a recoger sus
golosinas. De igual manera, la rosca de Reyes se convirtió en un referente
emblemático para recordar la fecha, compartiendo la algarabía de que cada uno
de los integrantes, esperara encontrar el mono que simboliza el niño Dios,
recibiendo con esto, las múltiples bendiciones de albergarlo en su vida y ser
merecedor de bendiciones especiales, a su vez, los afortunados, son las
personas designadas para adquirir los menesteres necesarios para la elaboración
de tamales que serán convidados en la mesa familiar el día de la Candelaria.
Ante esos antecedentes, quiero hacer patente algunas elucubraciones,
producto de la experiencia y uso de lentes que permiten visualizar más allá de
la cotidianidad y consumismo exacerbado que ha adquirido esta celebración.
Primeramente, les comparto que puedo distinguir los rasgos distintivos de
cada uno de ustedes y su representación
de la humanidad; el traje emblemático
que portan, es el mensaje implícito de que debemos vestirnos de gala para la
celebración de la vida, aún y cuando el viaje presente inconvenientes, portaremos orgullosos la vestimenta especial;
también percibo su fe y perseverancia al
seguir la estrella de Belén, porque eso es precisamente la fe, algo que no se
ve, pero se siente, se vive; admiro profundamente, los conocimientos
astronómicos que poseen para entender la inmensidad del firmamento, el cómo
nuestros ojos no deben de perder la
vista al cielo y esa brújula interna que debe guiarnos en la búsqueda de
nuestros propósitos.
Los regalos especiales que cada uno de ustedes seleccionó. Baltasar, Rey de
África, trajiste el oro, metal preciado que no pierde valor, cuyo brillo
resplandece, pero que es necesario encontrarlo en las entrañas de la tierra,
aprender a extraerlo, pulirlo y cuidarlo. El regalo más preciado que recibimos
al nacer es la vida y nos convertimos en Reyes de nuestra existencia;
gobernamos cuerpo, pensamientos y acciones; de nosotros depende el cuidado y
mantenimiento de esa mina y el uso adecuado del metal extraído.
Gaspar trajiste incienso, como símbolo del aroma especial y terapéutico que
proporciona equilibrio al organismo; espirales de humo que sirven de vehículo
para conectar el plano espiritual, intangible, invisible, pero que purifica el
alma, proporcionando vibras positivas que permiten a su vez, fluya la armonía.
Melchor, tu precioso regalo fue la “mirra”, la mitología dice que una joven
cometió incesto al estar enamorada de su padre y fue convertida en árbol, cuyas
lágrimas simbolizan la resina amarga, pero con aroma afrodisiaco y uso
terapéutico.
Se dice que este obsequio tiene relación con la corrupción del ser humano,
con el presagio de la traición que Jesús sufriría y le llevaría a la
crucifixión. Yo le encuentro relación con la dualidad de las cosas, que aún dentro
de la amargura, hay momentos sublimes, que hay lágrimas y risas, esperanzas y
desilusiones en el camino utópico de la vida.
Finalmente, quiero agradecerles por formar parte de mi vida, tradiciones y
costumbres que llenan de festividad y significado la existencia.
No olviden esparcir sus regalos por toda la humanidad, dejen que su
esplendor alcance a esas conciencias adormecidas, aletargadas por el odio y sed
de poder; cubran con su esencia el globo terráqueo y permitan que siga
floreciendo el amor y cultivo de ilusiones en todos los corazones.
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