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Posdata,
te sigo amando
Me propuse emprender una profunda introspección a mis
sentimientos; debí hurgar en los más recóndito de mi pensamiento, para rescatar
esas emociones que han alimentado ese ser y hacer en mi vida. Esta memoria, ha sido el almacén de tantas
vivencias, dando por sentado que soy merecedora de todos los bienes recibidos,
de las personas que he encontrado en mi camino y quienes día a día, nutren con
su fuerza y aliento a este corazón mío. Hoy, no quiero abordar los miedos e
Incertidumbres que habitan y arrugan mi alma; esos son fantasmas que busco
adormecer con notas musicales, las cuales, con su vibración, se filtran a
través de mis oídos y viajen por el interior de mi cuerpo, bañándolo de paz y
serenidad.
Otra forma de catarsis la he encontrado al interactuar en
espacios literarios virtuales, con personas que, al igual que yo, buscan
reconocer su propia identidad, plasmando en letras y versos su voz y sentir. La
literatura es un traje a la medida que se acomoda a las circunstancias de quien
la produce y de quien la adopta.
Alabanzas y oración han servido para acrecentar fe y
esperanza, levantando fortalezas en el quebranto del espíritu, endeble y dolido
por las circunstancias mundiales que nos aquejan.
Estoy consciente que en medio de las crisis se reconocen
y vislumbran otras oportunidades de aprendizaje; no sufrir por el mañana, ni añorar el pasado;
sino encaminar esfuerzos a reconocer el presente, el cual, aún con todas sus
vicisitudes, nos muestra que es lo único real que poseemos; que hemos vivido
aferrados a las cosas, personas y
rutinas, llenando espacios con interacción social; para finalmente comprender que en el silencio
se encuentra la verdadera meditación e introspección que permite emerger el valor de lo que somos así como el amor de las personas que nos rodean; llegamos
solos al mundo, sin más pertenencia que
la vestidura del cuerpo y un alma que es intangible físicamente, pero que está
en constante evolución, transición y crecimiento hasta el momento de
partir. Sin embargo, en el transitar por
el camino, es cuando tenemos la posibilidad de construirlo de la mejor manera;
porque aún en medio de la tempestad, hay ángeles a nuestro alrededor que limpian
senderos para hacer nuestro pasaje más liviano y placentero. Solo necesitamos
quitar ese velo que obscurece la visión, para que emerjan rostros de héroes en
la oscuridad.
Tengo varios ángeles terrenales que me impulsan a salir
adelante, pero hay uno en particular a quien deseo expresar mi más profundo
agradecimiento, admiración y amor. A mi esposo y compañero de vida, “Jorge
Pérez Flores”, quien siempre se ha distinguido por poseer un corazón noble y
enorme que alberga cariño y cuidados incondicionales para quienes le rodeamos.
En su sombra, nos resguardamos toda la familia, cual pozo que emana vida,
bebemos para nutrirnos de su espíritu protector, es fragancia que perfuma;
fuego, luz incandescente que alumbra, célula que se regenera en el amor y se
expande al interior de quienes gozamos de su presencia.
Gracias, por cada instante vivido a su lado, por
reconocer mi independencia y permitirme encontrar la luz y brillo en el caminar;
por ser un hijo más para mi madre; esposo, padre y abuelo admirable: quien me levanta cada vez que se quebranta mi
frágil voluntad; por ser el principal resorte impulsor de todos mis logros;
aplaudiendo mis victorias y no permitiendo que me amedrante ante los fracasos y
embates de la vida; quien ha tendido una capa protectora a mi alrededor, desde siempre,
pero que últimamente, cuando el Covid 19 hizo su aparición, ha reforzado
cuidados, precauciones, alimentación y hora destinada para ejercitarnos; busca música de mi agrado, cocina, me
consiente y es además, la única persona con la cual actualmente comparto ¡24
horas diarias!
Gracias por reencontrarle en mis silencios, cavilaciones,
miedos y alegrías. Por abrazarme en las noches para protegerme de las sombras
fantasmales del insomnio; de las pesadillas, producto del horror pandémico y de
la impotencia de la ciencia al no encontrar una cura que frene este avance
destructivo y mortal.
Gracias por ser ese complemento tan necesario en mi vida;
quien orquesta ritmos, silencios, armonía y melodía, hasta encontrar esa
sincronía perfecta que ilumina; gesta, da calor, sentido ilusiones y metas
compartidas.
Les invito a dirigir su mirada hacia esa persona cercana
en su entorno y exprésele su agradecimiento.
Posdata: La fuerza del amor reside en lo que doy y recibo
diariamente.
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