Mayo
“El tiempo se mide por la intensidad con que se vive”.
Cada mes es especial, con sus propias celebraciones, las cuales transcurren con
el fulgor e intensidad que cada cultura, familia y persona les imprime.
Este mes es excepcionalmente importante para su
servidora, porque desde que tengo uso de razón, una serie de acontecimientos
familiares le han permitido brillar con tanta intensidad que el fulgor de sus
rayos, sigue iluminando el camino, el cual ha sido transitado con las alegrías
y sinsabores que acompañan el trayecto del ser humano.
Primeramente, la ilusión de celebrar el día destinado a
la madre, júbilo compartido como hija y progenitora, con la gracia otorgada de
albergar y dar vida; seguidamente, por la hermosa profesión de ser maestra,
misma que fue acunada desde los sueños y juegos de infancia; hasta convertirse
en una realidad, debiendo ser alimentada por el constante estudio, dedicación y
profesionalismo que esta exige. Así
mismo, me permitió conocer gente maravillosa que enseña con el corazón y son
maestros de vida que van esparciendo la semilla del conocimiento y dejando
profunda huella en su caminar.
Dios bendijo mi camino con cinco hijos, todos y cada uno
de ellos, son especiales; desde su concepción han prolongado nuestra existencia,
formando cadenas y tejidos de amor; al desarrollar su propia individualidad, hasta
llegar el momento que debieron desplegar
sus alas para emprender su vuelo; dos de ellos llegaron a este mundo en el mes
en curso; a mi madre; bendición y amor eterno
a su recuerdo y figura, le celebramos año tras año su existencia el día 28, compartiendo
fecha y festejo con mi cuñado; finalmente, mi
llegada fue coronada por el signo de géminis, naciendo un 29 de mayo.
Somos una familia de tradiciones, las cuales se han ido
tejiendo al repetir acciones y festividades familiares constantemente; estas
nos permiten agradecer al creador, configurar puentes de comunicación, seguir
uniendo retazos del recuerdo, esperando que el fruto del amor se abone en
tierra firme en las nuevas generaciones, al formar parte de la entramada y
construcción de historias de vida.
Los cambios son inherentes en el devenir del tiempo,
puede ser la misma gente, ejerciendo hechos y acciones similares y repetitivos
como los festejos; pero el tinte de la diferencia es natural. La vida misma va
llevando por diversos caminos; lugares vacíos que jamás volverán a ser ocupados
a no ser que por la fragancia del recuerdo; otros han emigrado y no pueden
compartir físicamente la algarabía y reunión familiar; definitivamente, el
desarrollo personal es un cambio en sí mismo; y estos meses en particular,
hemos tenido que aprender a desapegarnos y desprendernos de hábitos, costumbres
y celebraciones que hemos construido a lo largo de nuestra existencia.
Indudablemente, el aprendizaje está latente en cada
ámbito y espacio que concurrimos; el tiempo ha tomado otra dimensión; podemos
recurrir a la observación, introspección y detenimiento en cosas,
circunstancias, relaciones personales, familiares y sociales que antes habían
pasado desapercibidas o simplemente se daban por sentado.
La imagen de los gobernantes tiene otra investidura; han
resurgido héroes, como los del sector salud y otras dependencias, que luchan en
el campo de batalla, no porque carezcan de miedo, sino porque prevalece su
ética y servicio.
Aprendimos que, dentro de nuestra individualidad,
formamos parte de la conciencia social y colectiva, donde “el todo, es más que
la suma de sus partes”. Nuestros sentidos se han expandido, encontrando nuevos
aromas, sabores, texturas, aprendiendo a escuchar e interpretar el silencio y
agradecer por la oportunidad de un nuevo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido a mi blog, no te retires sin dejar tus comentarios.