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miércoles, 15 de abril de 2020

Pandemia




Pandemia
A fuerza de repetición
en todos los canales masivos
de comunicación
la información…
golpea como la cascada
al tocar el agua en reposo
cual tormenta, cuyos ¡truenos relampagueantes!
atraviesan el cielo
de individualidades, familias, comunidades, países.
Viento que golpea incontrolable
se expande, ¡cruza fronteras!
sin licencias ni permisos especiales.
Esperanzas desvanecidas
que ejércitos, armamentos, políticos, influentísimo
y vanidad del hombre invencible y conquistador
frene o amortigüe su paso.
Cuando llega a mi conciencia
empiezo a vislumbrar
impacto, trascendencia y alcance.
Nuestro mundo danza tan rápidamente
se ha acostumbrado a la vorágine del tiempo
a correr tras el reloj
a conquistar cimas,
alcanzar utopías.
Hoy se exige tomar un respiro
aislamiento, soledad, introspección
¡No a la socialización!
¡No más abrazos, besos o estrechar manos!
¡No acunar niños en el regazo!
¡No sostener la mano del enfermo, del anciano!
¡No al contacto real!
que permite escuchar la sincronía de latidos
y trasmisión de calor
¡Desconfianza!
¡Miedo!
¡incertidumbre!
estadísticas escalofriantes
datos fríos
que muestran la pequeñez de la humanidad
ante esta pandemia
que se corona como reina del mundo
trayendo consigo
¡enfermedad!, ¡miseria!, ¡dolor! ¡muerte!
Científicos desesperados
economía en declive
desconcierto
vacilación, tambaleo.
¡Espera!
¡Aún es tiempo!
hemos vencido otras catástrofes
concentrando energía, fuerza y optimismo
atendiendo indicaciones
urdiendo estrategias para vencer al enemigo.
Son momentos:
de quietud, reflexión, para sí mismo
aprender a mirar, abrazar y besar con el corazón
conectar almas,
unir nuestras voces
tender puente
¡que la mirada acaricie!
¡el espíritu abrace!
desbordar ternura y amor
cuidándose a sí mismo
y a su alrededor.





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