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Me congratulo de conservar la salud mental y emocional que me permite incursionar en lo más recóndito de mis memorias, retornar a ellas con serenidad y volver a saborear las mieles de tantas personas y circunstancias que han formado parte de mi caminar. Cada recuerdo es una chispa que ilumina el presente y me impulsa a seguir trazando nuevos senderos.
Reconozco que cada día es un regalo adicional; un obsequio que me permite expandir horizontes, agudizar los sentidos y disfrutar las maravillas que me rodean, tanto visibles como invisibles. Soy consciente de que en lo cotidiano habita lo extraordinario, y que en cada gesto, encuentro o silencio se esconde una enseñanza.
Falta poco para finalizar el año 2025 y, al dirigir la mirada en retrospectiva, solo hallo agradecimiento almacenado en memoria y corazón: por tantas bendiciones recibidas, por los innumerables aprendizajes adquiridos y, sobre todo, por la gente que gira amorosamente a mi alrededor.
Amo y atesoro las oportunidades tomadas, el beneplácito recibido y los fragmentos de felicidad construidos día con día. Continúo andando con la certeza de que, mientras haya vida, siempre habrá motivos para celebrar, aprender y amar.
Pido al Altísimo vida y salud para seguir avanzando; sabiduría para continuar construyendo y compartiendo; prudencia para no lastimar con la palabra ni con la acción; empatía para reconocer a quien sufre y brindarle mi apoyo desinteresado. Aspiro a vestirme cada día con los valores universales que ennoblecen el espíritu, para ser más justa, más humana y más consciente del mundo que me rodea.
Deseo seguir aprendiendo y creciendo, tanto en el conocimiento como en el revestimiento de paz espiritual. Anhelo convertirme en luz y guía para mi familia, ser compañera incondicional de mi esposo, y ofrecer a quienes me rodean una presencia amorosa, firme y generosa que contribuya a su bienestar.
Que mi andar siga siendo un reflejo de gratitud, servicio y armonía; que la vida me permita seguir sembrando bondad allí donde mis pasos coincidan con otros corazones.
Alzo mis ojos y abro mis brazos, el alma y el corazón. Abrazo las actividades que tanto disfruto: leer, escribir, jugar cachibol, acudir al gimnasio, tomar café con las amigas, viajar y seguir avanzando hacia la utopía de los sueños y los ideales. Aspiro a escalar pequeños peldaños que me permitan dibujar una sonrisa en el rostro y emanar la gratitud que brota del espíritu, porque cada día me ofrece nuevas razones para celebrar, agradecer y ser mejor.













