Escuchar, hablar, leer y escribir son cuatro macrohabilidades que reforzamos de manera constante desde nuestra sala de lectura, ya que constituyen parte esencial de los procesos de comunicación, tan únicos y exclusivos de nuestra especie. A través de ellas se articulan el pensamiento, el simbolismo, la cultura y el desarrollo integral de la persona; elementos que, a su vez, generan un impacto significativo en la vida comunitaria. Estamos convencidos de que cuando una comunidad se reúne en torno a los libros, sus páginas dejan de ser únicamente papel para transformarse en latidos compartidos, en puentes de diálogo y en semillas de conciencia colectiva.
Nuestra sala de lectura “Leyendo y Reconstruyendo” celebró este mes de diciembre un aniversario más del inicio de esta aventura literaria, con dos actividades magnas que dieron cuenta del camino recorrido y del compromiso asumido: nuestra participación escrita en la revista mensual Voces de papel y la emotiva lectura de las Epístolas navideñas.
En la primera, se rescatan y convergen diversos géneros narrativos —cuento, poesía, crónica y artículo de opinión— con el propósito de compartir con la comunidad las impresiones, procesos y vivencias experimentadas a lo largo de cinco años de trabajo ininterrumpido. Durante este tiempo, se han leído, analizado y reconstruido más de cuarenta libros, los cuales nos han permitido viajar por distintos continentes, épocas y contextos históricos, sociales y culturales propuestos por cada autor, ampliando nuestra mirada y fortaleciendo además, nuestro pensamiento crítico y sensible.
En la segunda actividad, se invitó al público a participar en la escritura de una carta, cargada de mensajes, afectos y remembranzas alusivas a la Navidad. El buzón navideño les brindó albergue y calidez a estas palabras íntimas y sinceras, mientras que el recinto cultural Palacio Alvarado fungió como escenario principal para que el eco de las voces escritas y leídas lograra cimbrar los corazones de los oyentes. Los remitentes y destinatarios de estas epístolas fueron diversos y entrañables: papá, mamá, hijos, amigos y Jesús de Nazareno; todo ello acompañado por el resplandor de un hermoso y significativo pino navideño y por las armoniosas notas musicales del licenciado Esteban Orlando Ávila, que envolvieron el ambiente de emotividad y recogimiento.
A la sinergia propia de esta época decembrina se sumaron la voluntad colectiva, la experiencia compartida y, sobre todo, el amor vertido en cada letra escrita, confirmando que la lectura y la palabra siguen siendo un acto profundamente humano, capaz de unir, reconstruir y dar sentido a la comunidad. Cada encuentro, cada lectura y cada ejercicio de escritura se ha convertido en un espacio de escucha, reflexión y afecto, donde la palabra no solo se pronuncia, sino que se honra y se comparte.
Infinitamente agradecida con el compromiso asumido por quienes integran y acompañan esta sala de lectura, porque cada reto propuesto ha encontrado resonancia, calidez y abrigo. Gracias por creer en la fuerza transformadora de los libros, por sostener este proyecto con entusiasmo y sensibilidad, y por demostrar que cuando se camina de la mano de la palabra, siempre es posible reconstruirnos juntos.
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