Gracias
Hoy en día, gracias a la virtualidad, tenemos la oportunidad de estar informados al momento, tanto de noticias sociales como políticas, culturales y personales, por lo que el bombardeo de información es una constante. Una de las notificaciones o avisos instantáneos, se encuentran a la vista en los muros de cada perfil, donde aparece quien de nuestros contactos está celebrando el día de su nacimiento. Ese detalle permite hacer un alto en la lectura de hojeada rápida y generalmente, uno se da un tiempo para leer, escribir y compartir mensajes con frases inspiradoras, deseando toda clase de parabienes al homenajeado.
Cuando en particular, se hace referencia a nuestro cumpleaños, valoramos intensamente esos detalles, la emoción inunda alma y corazón al reencontrar viejas amistades separadas por la distancia geográfica, familia ausente, gente de nuestro entorno mediato e inmediato, aunado a las personas con las que compartimos grupos por afinidad, que aún y cuando vivan en distintos países y que nunca hayamos tenido un contacto físico, el trato y convivencia constante, los hace sentir cercanos.
Detenemos la vista ante esas palabras que llegan como susurros del tiempo, que además tienen el poder de resignificar y atribuir significados al momento, ya que nos trasladan a otros contextos donde tuvimos la suerte de coincidir con el emisario.
Por este medio, hago patente mi agradecimiento a todas las personas que dedicaron su tiempo, para enviar una felicitación en texto, video, llamadas, mensajes y múltiples regalos físicos y espirituales que acrecientan mi autoestima y confianza para seguir sembrando amistad y amor.
Gracias es una palabra que se queda corta, y más aún, cuando solo utilizamos un Emoji de “me gusta” o “me encanta”, como respuesta inmediata, pero cuando ese agradecimiento se reviste de palabras, estas van danzando armónicamente al ritmo de las teclas del computador formando frases, luego párrafos, que encierran un mensaje, cuyo contenido pretende entablar una comunicación más asertiva, para expresar y hacer patente el impacto y huella profunda dejada en mi ser.
Cada día es una nueva oportunidad de dar gracias, primeramente, a Dios por el regalo de la vida, a mi hermosa familia, amistades, vecinos, grupos literarios y cada una de las personas con las que tengo la suerte de coincidir y convivir en este maravilloso espacio terrenal.
Cada felicitación, mensaje y pensamiento recibido, han sido como un rayo de luz que ilumina mi sendero y alumbra mi alma. Sus palabras que han llegado a mí, vestidas de alegría y buenos deseos, son como flores que embellecen el jardín de mi existencia.
Cada una de sus voces ha tejido un manto de amor y amistad que me envuelve en un abrazo cálido y eterno. Siento en lo más profundo de mi ser la fortuna de tenerlos a mi lado, compartiendo este viaje maravilloso que es la vida. Sus felicitaciones no solo han marcado este día especial, sino que han dejado una huella imborrable en mi corazón.
He completado el sexagésimo primero aniversario de vida, me apresto a iniciar un nuevo recorrido, sintiéndome plena, satisfecha y agradecida por el camino recorrido.
Maestra Cuquis Sandoval Olivas
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