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viernes, 14 de junio de 2024

El abanico de seda









El abanico de seda

De entre un gran marco de posibles  títulos de libros disponibles, este mes seleccionamos “El abanico de seda” de la escritora Lisa See. Ella nace en París en 1955, vive en los Ángeles, California en el barrio de Chinatown. Es descendiente de familia china, motivo por el cual   se ha interesado vivamente por esa cultura. 

    El libro se publicó en el año 2005 y está ambientada en la China del siglo XIX, en el reinado del emperador Daoguang, donde imperaban las tradiciones rígidas, sobre todo al tratarse de la vida de las mujeres.  

    Aunque es una novela ficcional, está ampliamente documentada por la autora, quien se trasladó a ese espacio geográfico, recurriendo a fuentes primarias para obtener la información necesaria, con la finalidad de  dar  mayor veracidad a su historia, misma que enmarca muchas de las dificultades enfrentadas por las mujeres, el poco valor cultural, social y familiar que poseían, al ser despreciadas desde su nacimiento.
  
    Son varias las aristas que pueden encontrarse como núcleos principales dentro de la  novela,  el principal de estos, versa precisamente en esa inequidad de género, en la opresión, maltrato, el atentando contra los derechos humanos más elementales, la esclavitud a la que eran sujetas, pues eran ofrecidas al mejor postor, el servicio y obediencia que debían brindar a sus padres, a su suegra y si quedaban viudas a sus hijos varones.

    Estas prácticas culturales aunadas a la más atroz, como era el vendaje de pies,  visto como un rito necesario para llegar a ser seleccionada como esposa. Los matrimonios compuestos desde muy temprana edad, la soledad y aislamiento y una sociedad patriarcal donde las mujeres estaban sujetas a las expectativas de la familia, careciendo de derechos, solo teniendo obligaciones.

    Una historia desgarradora y emotiva, pletórica de símbolos literarios, dividida en tres capítulos: años de hija o primera infancia, años de cabello recogido—la preparación para el matrimonio—, años de arroz y sal —donde asumen  todas las obligaciones de la vida adulta—. 

    El vendado de los pies, una práctica que se llevó a cabo por mucho tiempo y que finaliza hasta 1912.  La autora narra con detalles muy específicos el  proceso del vendado en niñas de escasos seis o siete años de edad, donde las mismas madres se encargaban de vendar sus pies de tal manera, que los huesos se fueran fracturando y el pie tomara la forma de flor de loto,  con apenas siete centímetros de longitud, asegurando con esto, un mejor estatus social al concertar su matrimonio. 

    Esa tradición que la autora reflejó con una descripción escalofriante, permite conocer  el dolor y sacrificio a que eran sujetas, los muchos decesos que ocurrían por un mal vendado o infecciones no atendidas por un médico. 

    Desde una perspectiva distinta, puede entenderse que  esta mutilación, no solo  les impedía tener equilibrio, caminar y correr libremente,  sino que se debió más que nada a una estrategia económica y un componente machista desde el poder de la dinastía,  ya que  las obligaba a estar sentadas y trabajando con sus manos, tanto telares, como la confección de zapatos y redes de pesca.

    En cada una de las 345 páginas puede encontrarse la humildad, obediencia, miedo y castigos a los que eran sujetas y el cómo estas prácticas  se seguían perpetuando generacionalmente. 

    Por otro lado, se rescata la resiliencia y fortaleza, al encontrar las formas de hermandad y comunicación  secreta entre ellas. El uso del Nü shu como una forma de resistencia y empoderamiento femenino, simbolizando cómo las mujeres encontraron maneras de comunicarse y apoyarse mutuamente en un mundo opresivo, tejiendo lazos significativos que las ayudaban a soportar las adversidades.

 "Las mujeres no deben salir de sus cámaras interiores ni     siquiera mediante la imaginación".

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