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Regalo inesperado
E |
l agradecer y ser receptores de agradecimiento nos hace
sentirnos especiales, y con esto, se experimentan instantes de felicidad. De igual manera, cuando aprendemos a dar; sin
hacer referencia solamente a una ayuda económica, sino a brindar nuestro
tiempo, a dedicar espacios para apoyar y crecer con otros, a escuchar, a
sonreír, a convivir, visitar al enfermo, dar a quien necesite ese abrazo o
apapacho en un momento determinado, a compartir lo que sabemos, entre otras
muchas maneras que existen de dar un poco de sí mismo a los demás.
Ambas sensaciones al dar y recibir son placenteras y
necesarias para fortalecer el sentido de pertenencia y autoestima. En mi vida
profesional, tuve el compromiso moral de entregar mi tiempo y esfuerzo para dedicar
a la profesionalización, capacitación, buscar información, planear y diseñar
estrategias que apoyaran la función desempeñada dentro del ámbito educativo.
Generalmente, las recompensas eran recibidas a diario, ya fuera con un saludo,
un abrazo o una muestra de afecto; después de jubilada, algo que me llena de
satisfacción es ser reconocida y saludada con afecto por los ex alumnos,
quienes, a pesar de los años transcurridos, recuerdan mi persona y algunos
momentos especiales que vivimos en las instituciones escolares.
El reencuentro con compañeros de trabajo, permite revivir
recuerdos, logros y retos que nos tocó transitar, en tiempos y espacios
determinados. Cada día, recibimos el regalo de un nuevo día, el poder hablar
con las personas que amamos, hacer las actividades cotidianas, conocer nuevas
personas e ir implementando algunos nuevos hábitos. Hace aproximadamente un año, fui convidada a
participar como Mediadora voluntaria de Salas de Lectura; he tenido que tomar
talleres y capacitaciones en línea, organizar reuniones y eventos, y las
recompensas que he obtenido son infinitas.
Uno de los programas que estamos implementando lleva por
nombre “Bardos en Bardas”, el cual consiste en localizar paredes donde se
puedan dibujar mensajes e imágenes alusivas al fomento lector; tuvimos a bien
invitar a la Escuela Normal Experimental a participar en dicho evento, previo
trabajo nuestro. Conocedora de la calidad de esta escuela formadora, sabía de
antemano que me llevaría una grata emoción al observar su trabajo creado en una
de las bardas de la Escuela Primaria María de la Cruz Reyes, ubicada en la
calle Colón, en esta localidad. Cuál
sería mi sorpresa al encontrar mi imagen y nombre plasmado en el muro, como un
reconocimiento por mi caminar dentro de las letras. Iniciativa que surge de parte
del grupo de 1º C y dibujado por el alumno Manuel Adrián Aparicio
Bautista. A un lado, se encuentra la
imagen del poeta Carlos Montemayor, captada por el Alumno Gustavo Manuel Díaz
Salazar y enseguida la de la joven poeta parralense Diana Rocío Duarte, diseñada
por la alumna Cynthia Esmeralda Gutiérrez Herrera. Este mural queda en medio de
otros dos, dando muestra fehaciente de la coordinación y trabajo de alumnos y
maestros.
Este escrito, lleva la intención de agradecer a la
institución, a su directora, la Doctora Cecilia Aldaz, a los maestros Selena
Maynez Flores, Fco. Javier Martínez Granados y Carlos Miguen Nájera Acosta, por
coordinar y dirigir los grupos de 1º A, B y C de primaria. Y por supuesto, a
todos y cada uno de estos chicos que hicieron posible la creación de este
proyecto.
Gracias a la Maestra Luz María Aguirre Rodríguez, por ser
quien me invitó a pertenecer a estas salas. Gracias a todas las Mediadoras
Voluntarias que se han sumado a este viaje maravilloso de compartir la lectura,
a quienes conforman esos círculos lectores, a las escuelas que nos abren sus
puertas…Gracias mil.
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