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sábado, 17 de julio de 2021



                                                    

                                                               Decir adiós

La muerte ha sido nuestra compañera constante en este itinerario de vida; se presenta con distintas vestiduras, en los momentos más inesperados cuando se trata de accidentes o decesos repentinos o, en consecuencia, de periodos de enfermedad, cuyo aviso va penetrando a la conciencia o se espera para liberar del sufrimiento impuesto a la persona; pero en ninguno de los casos, es menos dolorosa o hay más aceptación por parte de los deudos a la hora de soltar y despedirse.

El 13 de julio del 2021, acompañamos con mucha tristeza y pesadumbre en el corazón, a la familia Javalera Garfio, por la irreparable pérdida de Mundo, hombre del pueblo en toda la magnitud que la palabra expresa; siempre al servicio de la gente,  se caracterizó por poseer varias facetas en su desempeño cotidiano; conocía y ejercía las labores del campo, el cultivo de la tierra,  el cuidado de los animales, soldador de oficio y cocinero por convicción; se encargaba de preparar alimentos en los distintos eventos organizados por el municipio, atendiendo a cientos de comensales, distinguiéndose por su carisma, atención y el ser portador de una sonrisa a flor de piel.

En los acontecimientos familiares, tanto de festejo como de duelos, se encargaba de atender la parte culinaria, haciéndonos sentir bienvenidos en su hogar y ofreciendo ese calor humano tan único en su ser y hacer.

Mundo deja cinco hijos, tres de un matrimonio anterior y dos hermosas jóvenes, que procreó en su enlace con Alma Rosa Garfio Olivas. Se distinguió por ser un hombre dulce y amable; cumpliendo cabalmente con su rol de hijo, hermano, esposo, padre y abuelo amoroso, atento a cubrir las necesidades de su familia, a expresar con palabras y hechos el amor tan profundo albergado hacia ellos.

La comunidad se encuentra consternada, ante su féretro llegaron personas de distinta esfera social, con el mismo dolor y desconsuelo dibujado en su rostro: el amigo, el jornalero, el mecánico, el ayudante de cocina, auxiliar de soldador, los peones, el presidente municipal entrante y saliente; todos y cada uno hicieron manifiesta la pena experimentada por su pronta y repentina partida.

Su familia, destrozada por su ausencia, manifiesta el agradecimiento por las muestras de afecto y amor recibidas; están conscientes de que nada puede reemplazar su pérdida, pero su alma se congratula al observar el cariño que Mundo sembró en los corazones de la comunidad.

Dicen que los ojos son ventanas del alma, nos quedamos con el recuerdo de su mirada diáfana, con esa sonrisa que le caracterizaba y con las memorias compartidas.

Descanse en paz. 

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