Decir adiós
La muerte ha sido nuestra compañera constante en este
itinerario de vida; se presenta con distintas vestiduras, en los momentos más
inesperados cuando se trata de accidentes o decesos repentinos o, en
consecuencia, de periodos de enfermedad, cuyo aviso va penetrando a la
conciencia o se espera para liberar del sufrimiento impuesto a la persona; pero
en ninguno de los casos, es menos dolorosa o hay más aceptación por parte de
los deudos a la hora de soltar y despedirse.
El 13 de julio del 2021, acompañamos con mucha tristeza y
pesadumbre en el corazón, a la familia Javalera Garfio, por la irreparable pérdida
de Mundo, hombre del pueblo en toda la magnitud que la palabra
expresa; siempre al servicio de la gente, se caracterizó por poseer varias facetas en su
desempeño cotidiano; conocía y ejercía las labores del campo, el cultivo de la
tierra, el cuidado de los animales,
soldador de oficio y cocinero por convicción; se encargaba de preparar
alimentos en los distintos eventos organizados por el municipio, atendiendo a
cientos de comensales, distinguiéndose por su carisma, atención y el ser
portador de una sonrisa a flor de piel.
En los acontecimientos familiares, tanto de festejo como
de duelos, se encargaba de atender la parte culinaria, haciéndonos sentir
bienvenidos en su hogar y ofreciendo ese calor humano tan único en su ser y
hacer.
Mundo deja cinco hijos, tres de un matrimonio anterior y
dos hermosas jóvenes, que procreó en su enlace con Alma Rosa Garfio Olivas. Se
distinguió por ser un hombre dulce y amable; cumpliendo cabalmente con su rol
de hijo, hermano, esposo, padre y abuelo amoroso, atento a cubrir las
necesidades de su familia, a expresar con palabras y hechos el amor tan
profundo albergado hacia ellos.
La comunidad se encuentra consternada, ante su féretro llegaron
personas de distinta esfera social, con el mismo dolor y desconsuelo dibujado
en su rostro: el amigo, el jornalero, el mecánico, el ayudante de cocina,
auxiliar de soldador, los peones, el presidente municipal entrante y saliente;
todos y cada uno hicieron manifiesta la pena experimentada por su pronta y
repentina partida.
Su familia, destrozada por su ausencia, manifiesta el
agradecimiento por las muestras de afecto y amor recibidas; están conscientes
de que nada puede reemplazar su pérdida, pero su alma se congratula al observar
el cariño que Mundo sembró en los corazones de la comunidad.
Dicen que los ojos son ventanas del alma, nos quedamos
con el recuerdo de su mirada diáfana, con esa sonrisa que le caracterizaba y con
las memorias compartidas.
Descanse en paz.
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