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viernes, 4 de junio de 2021

Hablemos de política

https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-hablemos-de-politica-6798139.html

Una de las acepciones etimológicas de la palabra política proviene de ciudad, por lo que se explica como el “arte propio de los ciudadanos” y el “arte de vivir en sociedad”. Aristóteles definió al hombre como un animal político, porque es capaz de crear y organizar la vida de las ciudades y el actuar de las sociedades.

Platón, escribe en el año 370 a.C. 10 libros sobre la República, explicita en cada uno de estos, cómo sería el estado justo, ideal y ético, así como las características de sus gobernantes; en sus disertaciones hace uso de alegorías y mitos, como el de los metales, donde las clases sociales quedan de manifiesto: oro para los gobernantes, plata para los guardianes y bronce para quienes producen los bienes: artesanos, comerciantes y jornaleros «resto de la población». Desde ese entonces la palabra «democracia» está en boga, incluso en el libro IX, se dice que el hombre tirano surge del hombre democrático.

El siguiente personaje seleccionado para ahondar sobre el tema es Maquiavelo, nacido en Florencia en el año de 1469, durante su infancia y juventud fue testigo presencial de cómo se aplicaba el poder y las consecuencias derivadas, posteriormente ocupó un cargo de gobierno en política exterior y asuntos militares; la educación recibida y experiencias personales en el mundo político, contribuyeron a la formación de su pensamiento. Es hasta después de su muerte que se publica su libro “El príncipe” (1532), «prohibido por la iglesia y que sale a la luz con el movimiento de la Ilustración».

Este preámbulo introductorio lleva la intención de hacer un saltó en la memoria selectiva para llegar a la reflexión del momento actual.

Las sociedades se han conformado con base a luchas sangrientas impulsadas por la pasión y los ideales; las conquistas de los derechos y la estipulación del ser y hacer ha quedado de manifiesto en la Constitución Mexicana. La historia se encarga de mostrarnos los hechos objetivos que han predominado para llegar y sostenerse en el poder, basta recordar a Don Porfirio Díaz y sus 33 años como presidente.

Indudablemente, la ambivalencia de la vida siempre presenta ambas caras de la moneda: lo bueno y lo malo. El surgimiento del primer partido que nace en 1929, saliendo triunfante en las elecciones por 71 años consecutivos, hasta la entrada del nuevo siglo y milenio que pierde ante un partido de alternancia.

En ese devenir histórico, los mexicanos hemos visto desfilar una serie de gobernantes de índole nacional, estatal y municipal, centrando las esperanzas en la toma de decisiones que aludan a esos valores instituidos desde la visión filosófica platónica: prudencia, valor, templanza y justicia y los cuales hemos visto crecer en letra más no en acciones contundentes en pro de una mejor sociedad. 

Este escrito conlleva la intención de que quien lo lea, pueda hacer una introspección sobre los procesos políticos actuales; que, a la hora de emitir el voto, sea hecho con la convicción y certeza de estar eligiendo no a un partido, sino a la persona que mejor pueda representar los intereses colectivos; no fragmentar familias y amistades por tener una opinión distinta; no caer en el juego de creer todo lo que escucha y ser trasmisores de desprestigio.

Me despido trayendo a colación una frase de Maquiavelo: “Hay que ser cauto en el creer y en el obrar y proceder con moderación, prudencia y humanidad, de modo que la excesiva confianza no lo haga a uno incauto y la excesiva desconfianza no lo haga insoportable”.

 

 

 

 

 

 

 

 


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