La fuerza de las palabras
A lo largo del tiempo, hemos escuchado frases que se
quedan fluctuando en el inconsciente de la memoria, y que, en momentos
específicos, emergen, brotan cual manantial en búsqueda de cauce; es ahí, donde
el raciocinio, reflexión y escrutinio del pensamiento, las debe hacer pasar por
una revisión especial; a este respecto, se hace mención sobre el texto de los
tres filtros: la verdad, la bondad y lo necesario; donde el sabio monje invita
a su interlocutor a hacer pasar sus
comentarios por estos filtros para reconocer su pertinencia.
Escuchar, hablar, leer y escribir, son las macro
habilidades que desarrollamos de acuerdo a nuestro contexto inmediato y
mediato; cada una de estas, se encuentra en constante reconstrucción y tiene un
enlace directo con el desarrollo del pensamiento y por ende del lenguaje; en la
medida que aprendemos a escuchar, se expande
la capacidad de argumentar,
opinar y razonar sobre una temática específica; de igual manera, la lectura y escritura; son ventanas al mundo
exterior que permiten estar en constante reconstrucción de los esquemas
mentales, su uso constante propicia insertar nuevos códigos y el desarrollo de
las competencias necesarias para interactuar en un mundo que está en constante
cambio.
Las palabras son el vehículo del pensamiento, pero
también el espejo del alma de quien las pronuncia; su capacidad creadora es
infinita, sus múltiples combinaciones han dado lugar a la retención de las
huellas del pasado; han mostrado personajes, contextos y sus historias; han
dibujado sueños y horizontes tejiendo el futuro; nos han permitido adentrarnos
y reconocer los distintos géneros literarios, pero más que todo, son parte de
nuestro diario vivir, reflejan lo que somos, sentimos y vivimos como individuo
y como participante de una colectividad.
Las palabras se encuentran por doquier, las escuchamos en
la radio, en la televisión, en los aparatos electrónicos por medio de mensajes de
distinta índole; bullen incansables en nuestra memoria, son trasmisoras de
emociones, sentimientos y circunstancias que nos aquejan; sirven para
conocernos, aprender y contribuir en el andamiaje inacabado del ser humano.
Palabras que por sí solas, pueden aparentar debilidad y
poco impacto, pero en la medida que van agrupándose en frases, oraciones y
párrafos, van llenando espacios en blanco, dejando impresa su huella,
significado y trascendencia.
Palabras que cual pájaro, despliegan sus alas y vuelan
por el firmamento.
Les invito a utilizar sus palabras, a vestirlas de gala y
llevarlas al desfile del lenguaje y la comunicación; a expresar nuestro sentir,
engalanando el discurso; a disfrutar el momento con la armonía y
acompañamiento.
Usemos las palabras conocidas, estrenemos nuevas, hagamos
una excursión a la Real Academia Española e invitemos nuevas palabras a formar
parte de nuestro vocabulario.
Termino
con una frase escuchada en el devenir del tiempo y que hoy le concedo el honor
de ser invitada especial: “no abras los labios si no estás seguro de que lo que
vas a decir es más hermoso que el silencio”.
siempre voy a ser su fan, tiene una manera de escribir fenomenal, que sobrepasa todo entendimiento Dios la bendiga siempre mujer virtuosa
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