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Antología
“Deja que todo el mundo te cuente lo que
pasó”
Autores:
200 personas de cinco continentes
Editorial:
Lo que no existe, Madrid, España
Primera
edición Junio del 2020
232
páginas
Reseñadora:
María del Refugio Sandoval Olivas
Mercedes
Pescador, gestora, directora y coordinadora de este proyecto, invita a través
de las redes sociales a que la población de la aldea global exprese su sentir
ante la pandemia actual, por medio de las letras.
200 escritos
fueron seleccionados para conformar esta obra histórica y literaria, con la
autenticidad de distintas voces procedentes de contextos, profesiones y edades disímbolos,
que constituyen la riqueza colectiva del pensamiento y emociones vertidos y
diseminados a través de sus páginas y los siete capítulos que la conforman.
En sus primeras
páginas, Mercedes Pescador hace una sentida introducción denominándola “Escritos desde el corazón”, donde
menciona la radiografía emocional que el lector encontrará en cada uno de los
testimonios vertidos.
El primer capítulo
lleva por nombre: “Miedo”, mostrando
el trabajo riguroso y selección cuidadosa a la hora de leer y buscar hilos
conductores de semejanza para presentar un trabajo categorizado.
“…Ese es nuestro reto: soñar con despertar
de esta pesadilla renovados, con valorar lo que tenemos, ser conscientes de
nuestra fragilidad para rodearla de un muro de hormigón armado…p.11[i]
Con este mensaje se invita a abrir un preámbulo
positivista y se avizora la esperanza que debe prevalecer como común
denominador en los habitantes del globo terráqueo.
Testimonios de sobrevivientes que narran el horror
vivido en el transcurso de la invasión a sus organismos, retratando con su
relato, los momentos álgidos, dolorosos e inciertos de la enfermedad.
“…mis prioridades habían sido otras…: la
cantidad de oxígeno necesaria para respirar, la fiebre, la saturación de
oxígeno en sangre, las constantes vitales que parecían una auténtica montaña
rusa… Me han acompañado, también, la soledad y el miedo. P. 12[ii]
Hay quienes escriben desde la desesperación de no
poder estar al lado de sus padres contagiados, el peso de la distancia, la
lucha entre la prudencia y el deseo de sostener esas manos cansadas y enfermas;
de la incertidumbre y terror al conocer las personas infectadas pensando que
ese virus minúsculo e invisible pudiera albergarse en tu cuerpo.
Otros utilizando la magia de las palabras y la
riqueza de la expresión literaria, usaron el género del microcuento, exaltando
y enfatizando los momentos actuales de incertidumbre.
Se encuentra
en sus páginas el testimonio de un autista, quien manifiesta su sentir, dentro
de la unicidad que le caracteriza.
De igual manera, se puede rescatar el momento
político, social y económico que cada país está pasando al momento en que la
pandemia llegó a los umbrales de su contexto, añadiendo más pobreza, enfermedad,
desconcierto, atención deficiente y carencia de equipamiento y medicamento en
muchos de los casos.
Marchas sociales, robos, violencia, incredulidad,
pasmosa realidad ante el espectáculo dantesco de personas muertas tiradas por las calles de
Ecuador.
“…Había un enemigo invisible y letal que
atravesaba silencioso montañas y océanos. No venía a hacerse cargo de ninguna
lucha social, no estaba a favor ni en contra de colores políticos. Venía a por
nosotros… Se sentía cómodo atacando a los más viejos, ya lo venía haciendo
desde otros continentes con buenos resultados. P.26[iii]
Se rescatan sentimientos ambivalentes en todos los
rincones del planeta, desazón por las cuestiones económicas que golpean y
desestabilizan aún a las economías más sólidas; las reacciones inconscientes y
carentes de cuidado y respeto de muchas personas, que se han dedicado a lucrar con
las necesidades de los demás; la fragilidad de pertenecer a un país que toma
decisiones políticas débiles que atañen y golpean a toda la población.
“…algunos carecen incluso de pan, hay
quienes perdieron su trabajo y, con este, un salario para el sustento de sus
familias; otros carecen de techo o de patria, como nuestros hermanos
centroamericanos que, en las fronteras, han hecho de ríos y puentes su hogar.
Para quien tiene alguna enfermedad crónica degenerativa, el terror es
constante, y aun las personas completamente sanas están librando una guerra
interna con los fantasmas del miedo. P. 143[iv]
Se narra la soledad imperante de la muerte, de
quienes quedan en duelo, ya que el virus
es compañero indirecto de este tramo, el aislamiento no ha permitido
tomar la mano del moribundo y acompañarlo en su último respiro o morada.
Doscientas historias de vidas entrelazadas por el
lazo terrorífico del Covid 19. Voces que emergen de la bruma y dejan oír sus
ecos y lamentaciones, así como sus esperanzas y lecciones aprendidas.
Hay palabras comunes, expresadas con distinta
profundidad, pero que emergen del miedo, de la sensación de abatimiento y
desesperanza.
Vaya pues mi reconocimiento para quien tuvo a bien
impulsar y dar seguimiento puntual a esta idea de atrapar el momento y dejarlo
impreso en la palabra escrita.
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