Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día.
Contradicción
Mi confianza en la humanidad, se ha difuminado a
través del tiempo;
desvelando la visión de la ignorancia, veo agonizar la
esperanza,
lentes de la realidad muestran crueles visiones de
imágenes dantescas
y por más que me pregunto no llegan respuestas o
explicación tangible.
Si nacimos en un mundo tan hermoso con un cuerpo y
mente perfectible,
¿Por qué función y misión de cada profesión y
ocupación ha cambiado?
del político,
comerciante,
amigo,
médico,
usurero
taxista,
carnicero,
conductor,
farmacéutico,
reportero.
Diría la madre Teresa, “si no vive para servir, no
sirve para vivir”.
Llegan a mí, soplos de crueldad que se han vestido de
satín,
se han envuelto en regalos suntuosos para prepararse
para el gran festín.
Nación contra nación,
hombre contra hombre,
hombre contra el animal,
hombre contra su entorno natural.
Visualizo el poder como una jauría de fauces
hambrientas,
con garras que se expanden para alcanzar, atrapar y
lastimar;
que esbozan en su rostro, la sonrisa falsa y
enigmática de la Mona Lisa
la cual se percibe de todos los ángulos, sin conocer
su alcance
¿Cómo confiar en esa fruta perfecta, de tesitura
blanda?
¿En esa carne jugosa en el platillo que es un manjar a
la vista?
Si en su núcleo se esconde la ambición del hombre
que ha cambiado y alterado su función metabólica
¿A dónde ha ido esa agua cristalina, pura, limpia y
segura?
¿Por qué han desaparecido manglares y bosques en
nombre del progreso?
¿Por qué en la esfera celeste se visualizan nubarrones
de humo y contaminación?
¿Qué hemos hecho de nuestro planeta? ¿Nuestros
ecosistemas?
¿Por qué las guerras, los muros, las fronteras, narcotráfico
y hambruna?
Hombre pisoteando al hombre con una sed de poder,
arrebatar y arremeter contra el débil;
escalar a costa del dolor y sangre que ha regado los
mares y continentes.
Tengo desconfianza del pastor que comercia con la fe,
con la esperanza,
del maestro que educa en la mentira, con
desconocimiento de didáctica,
el que hace de su práctica una fuente rutinaria para el tiempo,
aletargando conciencias, matando creatividades e
iniciativas propias.
De la democracia que se convierte en falacia, engaño y
traición,
presidentes diputados y senadores que decretan leyes
escarneciendo al pueblo,
usando la fuerza de la palabra como una demagogia para
engañar
vendiendo favores, relaciones y recursos públicos como
peldaño para escalar
el hambre del poder, está presente en cada momento de
la historia;
dinero, fuerza resplandeciente que ha guiado y es
motor de arranque.
Planear, sabotear, pisar y hundir a la humanidad para
subir,
emerger como la espuma y dejar una estela
resplandeciente
de engaño, traición, corrupción, daño y desesperanza.
Miro al comerciante que se enriquece a costa del
encarecimiento,
al patrón que explota la mano de obra con un sueldo
mísero;
médico que olvida su juramento socrático lucrando con
la enfermedad;
ingenieros y arquitectos que entregan obras
pusilánimes;
quienes se dedican a matar, raptar, vender o traficar
con sus congéneres.
De pronto, amanece y los rayos del sol penetran por
mis retinas,
puedo observar el verde resplandeciente de las
laderas,
saborear el aroma dulzón del aire, de la brisa
matinal,
inhalar y exhalar para limpiar y purificar pulmones,
escuchar el canto armonioso del agua cristalina,
observo al hombre que fija su mirada en el horizonte,
al niño que juega tranquilo esperando con certeza un
día feliz,
a la mujer que camina salerosa, que es musa de
inspiración y prosa,
al joven que sueña en el amor, en el futuro, y le
sonríe al presente
y aunque lleguen tempestades, jamás baja su frente,
al anciano que es guiado en su cansado paso y no
adolece de un abrazo,
al enfermo que es cuidado en su lecho sin anidar
rencores en su pecho,
al bebé que es amamantado con cariño, amado, como
debería de estar todo niño,
al trabajador que prepara mente y cuerpo para para
realizar sus faenas
y siempre vuelve a casa contento y con sus manos
llenas,
a la gente que alaba a Dios con palabra y acción,
dando de comer al hambriento
compartiendo de sus bienes con quien menos tiene,
al vecino, al amigo, a quien saluda y ofrece una
sonrisa,
quien respeta la vida cuidando al hombre, animales y
naturaleza,
quien tiende la mano para levantar al caído,
quien cura con esmero y anima al herido.
Escucho el croar de ranas y sapos que quedó atrapado
en el agua,
incluso la cascada deja escuchar su melodioso canto,
siguen fluyendo las corrientes, esparciendo rocío;
miro al poeta, al artista, al músico y compositor,
y entonces me digo: ¡No todo está perdido!
Aromas,
visiones,
sensaciones
Asoman a mi alma, taladran mis sentidos;
penetran hasta el más recóndito lugar,
Ahí, donde se fusiona la vida
Donde nace la esperanza
Donde fluye la alegría
Y entonces me repito
¡Aún hay esperanza!
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