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sábado, 23 de marzo de 2024
viernes, 22 de marzo de 2024
Retratos de Septentrión
viernes, 15 de marzo de 2024
Regalo adicional
sábado, 9 de marzo de 2024
Un libro que se cierra
Catarina Beltrán Villalobos (1929-2024), mejor conocida por los habitantes de Balleza y sus alrededores por el diminutivo, expresado con respeto y cariño: “Cata”. Una mujer que dedicó su vida al servicio de su familia, compuesta por tres hermanos, —dos de ellos ya fallecidos— y sus queridos sobrinos: Rosy, Cale, Fany y Paco, con quienes compartió crianza y educación, formación, amor y ternura que una madre suele brindar.
Esta semilla se plantó en tierra fertil y sigue rindiendo frutos, siendo ellos —principalmente Rosy— quienes se han hecho cargo de la atención y cuidado de sus tías, hasta entregar a dos de ellas al creador. Acciones que compensan y devuelven algo de lo mucho que recibieron durante su existencia.
Viene a mi mente, su figura presta al frente de la tienda de su propiedad, donde se vendía toda clase de artículos, desde legumbres, calzado, telas, mercería, ropa, regalos, entre otros más. De esos establecimientos que a simple vista no era tan inmenso, pero contenía todo lo necesario para satisfacer la demanda de sus clientes, quienes con dinero o portando un cartón de crédito, salían con el producto requerido.
De igual manera, era el único lugar donde se vendía una deliciosa nieve que ellas mismas preparaban, así como los dulces de leche, conocidos como jamoncillos, que sin duda alguna, representaban un producto típico de nuestra comunidad.
Cata y sus hermanas nunca contrajeron matrimonio, sin embargo, ella fue una matriarca, su cocina, santuario de amor y tradición, era el epicentro familiar, donde cada plato llevaba consigo el sabor único de su dedicación y cariño, con la sazón suficiente, para convertir los ingredientes simples en auténticos banquetes, dejando una invaluable lección, de que los alimentos no solo llenan el estómago, sino también el alma.
Evoco algunos de los momentos en los cuales visité su casa, aún prevalecen las aromas del recuerdo, el recrear mi vista con la pulcritud del espacio, un jardín, extremadamente cuidado, diligencia y anfitrionía tanto en el hogar como en el espacio de trabajo, pero principalmente, hago mención de ese servicio desinteresado que prestó a la iglesia durante el tiempo que su edad y salud le permitieron; cierro los ojos y abro el corazón, entonces puedo escuchar el hermoso timbre de su voz al dirigir las alabanzas y cantos especiales en cada conmemoración celebrada, su diligencia en la catequesis, en la preparación para recibir los sacramentos y su servicio diario al sacerdocio.
Memorias que se convirtieron en guía, en referente y fuente de inspiración para la comunidad ballezana. Su bondad desinteresada tocó las vidas de quienes tuvimos el privilegio de conocerla.
Fue una persona que enseñó lecciones valiosas con la sabiduría acumulada a lo largo de los años, mostrando una sonrisa presta, franca, palabra oportuna y un trato cordial cimentado en la práctica de los valores universales.
Como todo ser humano, a lo largo de su vida, enfrentó desafíos y tormentas borrascosas, sin embargo, su fe inquebrantable nunca flaqueo. Su existencia fue un ejemplo de fuerza inspiradora, enseñando a abrazar las circunstancias con valentía y a saber dimensionar la alegría en las pequeñas cosas que se encuentran en la cotidianidad.
Cada arruga que fue surcando su rostro, llevaba consigo las historias de una vida bien vivida, llena de experiencias, desafíos superados y momentos de felicidad compartida.
Sabemos que su influencia perdurará tanto en las personas que la conocimos como en el árbol genealógico familiar. Que su alma descanse en paz.
viernes, 1 de marzo de 2024
Una estrella se apagó en el firmamento
viernes, 23 de febrero de 2024
Doña Genoveva Pacheco Jurado (1932-2024)
Genoveva Pacheco Jurado (1932-2024)
Y cuando llega el punto final, es necesario invitar a las reminiscencias transformadas en puntos suspensivos que permitan fragmentar y desempolvar los recuerdos, para, de esa manera, reencontrar significados a las huellas del camino andado. Entonces, estos adquieren la magia de convertirse en paliativos, que ayudan a ir sustituyendo lágrimas por sonrisas, desesperación y desolación por agradecimiento, reconociendo el regalo de su larga y fructífera existencia, que dejó un legado de memorias, experiencias y ejemplos en las distintas facetas de mujer, esposa, madre, abuela, vecina y amiga.
El nombre y los apellidos nos brindan unicidad, pero principalmente, seremos recordados por la siembra que fuimos esparciendo, por las fragancias y esencias de nuestro ser y hacer, diseminadas en el contexto comunitario y familiar.
Doña Geno, era una de las pocas personas del ayer, quien podía dar vida al pasado, trayendo a colación historias de vida de personajes y acontecimientos de distintos contextos, con una lucidez y precisión increíble de su memoria; ella era una de esas mujeres que dieron vida a una numerosa familia, que dedicaron su juventud y energía a su crianza y educación; siendo amas de casa de tiempo completo, esposa, costurera, cocinera, enfermera del cuerpo y espíritu, remendando y sanando las heridas de las prendas de vestir y las dolencias del alma, saciando el hambre y sed física y espiritual del crecimiento de su familia.
En su vientre acunó a nueve hijos: Gustavo, Lidio, Blanca, María del Refugio, Manuel, Elvia, Javier, Carlos y Moraima Garfio Pacheco, todos profesionistas exitosos, que fueron diversificando la selección de sus profesiones para el servicio y atención de la sociedad, pero lo más importante, grandes seres humanos que han alcanzado y saboreado el éxito en sus carreras, y que siguen siendo personas sencillas y de nobles sentimientos, reflejando los valores cimentados desde su infancia y el orgullo de pertenecer a la cuna ballezana.
De ese árbol genealógico se desprenden veinte nietos y once bisnietos, quienes tuvieron la dicha de conocer y disfrutar las atenciones de una abuela amorosa.
Desde que tengo memoria, ella estuvo presente en mis experiencias de vida, tanto de niñez, adolescencia, juventud, como de madurez, era una confidente con quien se podía hablar, sostener largas conversaciones y sentirse escuchada y comprendida; siempre con la sonrisa, la broma y la palabra oportuna en sus labios, alentando a salir avante ante las dificultades que se iban presentando. Su casa, con puertas abiertas para recibir visita, su mesa, para compartir los alimentos, su corazón, para repartir el amor que brotaba incansable, sus brazos, para encontrar refugio, calor y protección.
Es difícil soltar esos enlaces que nos sostienen en el fluir y vaivén de la vida, su muerte, se llevó fragmentos y recuerdos, hilos que fueron tejiendo experiencias; dejando vacíos que nadie puede llenar, porque aun cuando ella estuviera lejos del pueblo, su casa era un recordatorio constante de la gracia y bendición de su ser, a sabiendas, de que tan pronto regresaba, podíamos volver gozar de su presencia.
Las palabras, aun poseyendo infinitas combinaciones, no alcanzan la dimensión de atrapar esos sentimientos y emociones que se generan ante la pérdida de un ser querido, porque de alguna manera, cada una de las personas que la conocimos, volvemos a vivir nuestros propios duelos, a visualizar y sentir el dolor cuando se presenta la partida física de este plano terrenal.
Descanse en paz doña Geno. Balleza, su gente y el barrio del Chamizal, la recordaremos por siempre.
Maestra Cuquis Sandoval Olivas
jueves, 22 de febrero de 2024
domingo, 18 de febrero de 2024
Antología internacional de microcuentos "Las aves" Mi participación en la páginas 55 y 56
sábado, 17 de febrero de 2024
El Quijote y su impacto en la lectura
https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/espejos-de-vida-el-quijote-y-su-impacto-11452026.html
El Quijote y su impacto
“No puede impedirse el viento, pero hay que saber construir caminos”
Miguel de Cervantes Saavedra
“México, es un país con pocos lectores”, rezan los encabezados y titulares de diversas fuentes de información, fundando sus aseveraciones con base a algunas fuentes fidedignas, como al análisis de las estadísticas generadas, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que presenta los resultados del Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2023.
Una de las principales causas descritas, hace referencia a que niños y jóvenes no se desenvuelven en casa en un entorno lector, como tampoco asisten a las bibliotecas escolares o municipales, sin embargo, también se manifiesta que, a pesar de la influencia de los medios virtuales, sigue estando a la cabeza en la preferencia del público, el formato del libro en físico.
A finales de la última década del siglo pasado, México entra a la evaluación educativa a nivel internacional, arrojando datos muy precarios en cuanto a la competencia lectora, a la matemática y a la relacionada con las ciencias, concluyendo, que la falta del hábito lector, es uno de los factores que inciden en la poca comprensión de los textos.
Ese foco tonal fue el detonante en cuanto a la creación de diversas estrategias que apuntalan a subsanar esta área de mejora, tales como el dotar de libros a las escuelas y aulas, un programa de implementación y seguimiento, capacitación y formación personal educativo, a bibliotecarios, la puesta en marcha del Programa Nacional de Lectura (PNL) entre otras, y por supuesto, la estrategia estatal “Don Quijote nos invita a leer”.
Este año cumple su vigésimo sexto aniversario, ha sufrido algunas modificaciones en cuanto a la forma, no así al fondo, cuya meta es promover y acercar la lectura a la comunidad educativa, sin perder de vista los objetivos primordiales que buscan mejorar la competencia lectora, la cual consiste no solo en leer más libros, sino en desarrollar el pensamiento analítico, la capacidad de discernir, resumir y argumentar un texto determinado y alcanzar objetivos propuestos con anterioridad.
Como individuo, desarrollé ese gusto y pasión por encontrar la magia de los libros desde muy temprana edad, posteriormente durante mi formación profesional, ya dentro del campo laboral, debí cursar talleres y diplomados que fortalecieran y brindaran las bases didácticas para enseñar y construir andamios para posesionarse del hábito lector. Hoy en día, sigo estudiando y maravillándome ante los umbrales del conocimiento y las distintas ventanas y perspectivas del mundo que ofrecen los libros.
Desde el nacimiento del programa estatal Don Quijote nos invita a leer he participado de diversas formas, ayudando a los jóvenes a seleccionar lecturas, a escribir sus fichas bibliográficas, participando como maestra, integrante del colectivo escolar, madre y abuela; obteniendo algunos premios, pero, sobre todo, he cultivado grandes satisfacciones.
Ya jubilada, no me he desligado de la vida escolar, participo con gusto como jurado calificador en varios niveles educativos, maravillándome ante la creación de cuentos, la imaginación y creatividad desbordante de niños, jóvenes y adultos, así como en la participación en voces, que hacen gala de la riqueza y matiz de los recursos fonéticos para leer, invitar y convencer a los otros de practicar y hacer propia, esta pasión lectora.
Maestra Cuquis Sandoval Olivas
martes, 13 de febrero de 2024
viernes, 9 de febrero de 2024
Entre versos y reafirmaciones
viernes, 2 de febrero de 2024
Matices del amor
viernes, 26 de enero de 2024
¿Qué es poesía?
viernes, 19 de enero de 2024
Los recuerdos del porvenir
viernes, 12 de enero de 2024
En su memoria
viernes, 5 de enero de 2024
2024
lunes, 1 de enero de 2024
Te he visitado en sueños
Antes de posar mis dedos sobre el teclado de la computadora, las ideas y pensamientos bullen en forma de torbellino, tratan de encontrar las palabras precisas que capten el mensaje envuelto en emociones y sentimientos de quien las comunica. Se hace necesario un devenir de ejercicios, calmar el alma, retomar y volver a empezar. En esos albores, recordé esta frase, no así su autoría, pero dado el tema a abordar, la cito como preámbulo:
… La máquina del tiempo, que no deja de rotar sus ejes para que podamos avanzar en la rúa que la vida nos asignó al nacer, y que poco a poco la vamos sembrando de alegrías, triunfos, tristezas, derrotas…
Se dice que el tiempo es relativo; sin embargo, deja sentir su presencia y su paso. Los seres humanos tenemos la tendencia de marcarlo en un calendario, asignándole días específicos a los eventos y circunstancias de distinta índole que van trastocando nuestra vida. Entre los más importantes se destacan los que marcan el inicio y el final de nuestra existencia.
Recurrimos a la memoria, tratando de rescatar el máximo de recuerdos, al diálogo, a la palabra escrita, para dejar huella imborrable que pueda ser transitada y leída por otras generaciones, tratando de postergar el olvido que seremos.
Un día como hoy, 29 de diciembre, el sol se ocultó en el firmamento, dejó de alumbrar y dar calor y color a ese soplo de vida que sostenía el pequeño cuerpo enfermo de Odetthe Griseld Martínez Pérez. Nubes oscuras, con un tinte grisáceo, poblaron el horizonte, hasta desbordarse en torrentes de lágrimas; la tristeza y el dolor nublaron los corazones de la familia, y ella, se dispuso a emprender ese viaje sin retorno.
Con ella vivimos un duelo anticipado por dos largos años, que nos llevó a reconocer los umbrales del dolor, a la pérdida de la salud, a clamar por la benevolencia de ese ser supremo, que al no darle la sanación, la quitara de tanto sufrimiento. El cáncer ganó la partida, aun con todos los soldados luchando en la batalla, no fue posible combatirlo y fue necesario entregarla y ayudarle a despedirse de este plano terrenal.
El reloj ha seguido su marcha inexorable, a veces avanzando a paso lento, otras, como si tuviera prisa; para ella, el tiempo se detuvo, congeló su imagen, se quedó estancada en su décimo cumpleaños, y aunque han transcurrido doce años desde entonces, es imposible visualizarla de otra manera, solo el pretérito imperfecto del verbo haber nos presenta un futuro posible que nunca llegó a concretizarse.
Hoy, celebramos su vida, volvemos a relatar su historia, a evocar los momentos en que fuimos bendecidas con su presencia, a mirar fotografías y rescatar esos recuerdos que son el vínculo permisivo para que siga viviendo en nuestro pensamiento y corazón.
Su ausencia es una herida punzante, que aunque parezca haber cicatrizado, suele abrirse al solo mencionar su nombre, sin embargo, hemos aprendido a través del tiempo, que escribir sobre su vida y muerte nos ayuda a verbalizar el duelo para liberarlo de nuestro interior; ya que estas descripciones discursivas nos ayudan a decodificar mensajes mediante la interpretación simbólica, convirtiéndose en bálsamos atenuantes, puentes que ayudan a salir de esas arenas movedizas de dolor, aflicción y coraje, porque al sabernos y reconocernos humanos, entendemos que la muerte es nuestra eterna acompañante y suele llegar en los momentos y formas más inesperadas.
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Hoy como ayer, agradezco la oportunidad de un nuevo día. https://www.elsoldeparral.com.mx/analisis/homenaje-postumo-5618009.html Si das c...
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